10. Bailemos

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Mi boca cayó al suelo al ver lo grande que esto era. Camine mirando cada foto con lentitud seguida de un Jimin. Mire la foto de una bailarina que tenía un rostro familiar, mire a Jimin y volví a mirar la foto para darme de cuenta que estos dos eran como dos gotas de agua. Camine más alfrente y ahí estaba Jimin de Niño junto a la mujer de la foto anterior.

—eras muy tierno—comente divertida—

—era?—comentó indignado y un poco dramático—pues si...

—esto es increíble...—seguimos caminando pero me detuve al ver una foto de la mujer que me daba clases de baile—quien es ella?—pregunté curiosa sabiendo quien era—

—es nuestra maestra, Julia Moon—afirmó a mis pensamientos—es nuestra mayor, le dio clases a mi madre y a mi...es una muy buena mujer—asentí de acuerdo—ven..—tomo mi mano y comenzó a correr—

—yah Park Jimin!—grite divertida mientras era arrastrada por este—

Nos adentramos a una sala de baile rodeada de espejos grandísimos, a una esquina estaban las zapatillas y vestidos de bailarinas muy bien acomodadas.

—te gusta?—asentí— ven busquemos si hay alguna zapatilla de tu tamaño—volví y asentí y lo seguí—ten estas...—me extendió un pal de zapatillas rosadas mientras el se ponía las del que ya estaban en un cajón con su nombre—

Comencé a amarrarlas pero las manos de Jimin me detuvieron y las comenzó a amarrar por mi. Mire sus acción con determinación viendo cada una de sus fracciones. Acaso este chico no podía ser más perfecto?! Espera que?.

—si te las dejas sueltas puedes lastimarte ...—termino y me miro sonriente. Se puso de pie y me extendió la mano para ayudarme a ponerme de pie—

La acepté. Este no tardo en correr por toda la habitación dando saltos y vueltecitas como todo un Dios del baile. Este puso música de su móvil y se acercó a mi extendiéndome su mano.

—bailemos...—sonreí sin dudar en aceptar su mano y bailar junto a él—

Narra omnisciente

Mientras los dos soles bailaban bajo la oscura luna, liberaban sus almas en algo que a ambos les apasionaba. Dándose cuenta que tanto amaban hacer eso y más cuando era juntos. Eran dos piezas de rompe cabeza que encajaban a la perfección, tan perfectas en el mundo de cada uno. Jimin ya como todo un profesional bailaba junto a la frágil bailarina viendo que era bastante buena bailando, incluso tan buena como el. La tomo de sus caderas subiéndola al aire para volverla a abajar lentamente como un bailes donde dos gotas de aguas bailaban bajando a la tierra firme.

Ninguno de los dos se había fijado en la tercera persona que los observaba con atención reconociendo que era el hijo de su jefa y la hija del presidente Kim. Sorprendiéndole que esta finalmente fuera libre sonrió orgullosa. Ella prácticamente vio crecer a Yangmi. Viéndola crecer como una mujer sabia y firme, fuerte de alma y espíritu. Seguramente había logrado su plan de ser libre como una vez le había comentado. Los escucho reírse mientras Jimin le daba vueltas a la chica que tenía un balance bastante fijo. Finalmente su baile de liberta terminó en Jimin sosteniéndola por su estómago mientras ella subía a media su pierna estando de puntitas y ambos haciendo la misma pose de manos.

 Finalmente su baile de liberta terminó en Jimin sosteniéndola por su estómago mientras ella subía a media su pierna estando de puntitas y ambos haciendo la misma pose de manos

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Los aplausos de la señora Moon interrumpieron a los apasionados chicos. Yangmi se sorprendió al verla ahí y Jimin le dio una reverencia. La señora Moon le guiñó un ojo a yangmi para que se despreocupara ya que sabía su secreto y seguramente si Jimin la tenía aquí era porque el no lo conocía. Jimin golpeó leve el muslo de yangmi para que le diera una reverencia a la señora Moon. Se inclinó ante la mujer quien rio un poco divertida del señor park y su forma tan rara de tratar a la señorita.

—Jimin como as crecido...—se acercó a ambos acariciando las mejillas de Jimin—cómo está tu madre?

—esta bien señora Moon gracias por preguntar—esta asintió y sus ojos se dirigieron a la nerviosa yangmi—e-ellas es mi amiga Yangmi...

—es bonita...—yangmi sonrio—la tratas bien Jimin?—Jimin se ruborizó y rio leve tratando de esconderlo—

—cuando regresaste de tu viaje?—pregunto desviándose del tema—

—hace dos dias, tenía ganas de verte y como conozco que todas las noches vienes aquí antes de ir a tu casa vine y me encontré con esta bella sorpresa—miro a yangmi quien se sonrojo al igual—

Jimin venía todas las noches a bailar? Lo poco que conocía de Jimin había aprendido en que el baile lo ayudaba a mantenerse estable y fuera de problemas, eso había sido lo que les había comentado una noche.

—te quedarás en Daegu?—la señora asintió—

—tu madre me a pedido hacer un proyecto y no tuve que buscar mucho a mis bailarines...—yangmi se extraño y Jimin sorprendió mirando a Yang—son perfectos...

—s-señora Moon con todo el respeto, yo ya no bailo—comentó triste viendo como la señora entendía sus razones—

—pero si los acabo de ver bailar, vamos soy una maestra y reconozco cuando hay un espíritu queriendo dar lo mejor de sí mismo—miro a Jimin quien iso una extraña mueca de dolor conociendo como la señora Moon conocía su vida—vamos, solo será una vez, si no te gusta puedes dejarlo...—sonrío de lado sabiendo y conociendo tan bien a la señorita Kim que sabia que ella no se quitaría después de haber empezado algo—

—vamos Yang, nos hemos divertido ahí...podemos volver a hacerlo...

—bien...—esta sonrio resignada y Jimin dio un saltito de alegria mientras que la señora sonreía —

Volvió a guiñarle mientras que Jimin movía su trasero como un demente alegre y ambas mujeres reían de ver las tonterías de Jimin. Jimin corrió de vuelta a Yang y la volvió a halar al centro para bailar junto a ella. Esta no dudo en seguirle los movimientos raros a Jimin para juntarlos con movimientos profesionales dándole sin querer ideas a la señor Moon quien conocía a ambas almas.

Más que la propia madre de Jimin conocía al chico extrovertido, conocía el que era un chico alegre que le encantaba bailar y hacer lo contrario a seguir las reglas, ese chico que siempre sonreía y le veía lo positivo a la vida pero también conocía cada pesadilla de aquel sol. Sabia que el chico bailaba para no llorar, para no llorar a su padre que los había dejado solos después de aquella accidente, para no llorar a aquellas mujeres que jugaron con su alma y sentimientos. Conocía a aquel chico fuerte como el chico más débil con un caparazón fuerte que lo había construido el solo ya que su madre nunca estuvo después de que su padre la abandonara y los dejara a ambos como si nada, al menos eso era lo que halagaba la mujer pero Jimin tenía otra historia vivida en carne y hueso. Sabia y conocía a la perfección que Jimin no era el chico para esa chica llena de luz, Jimin era un niño caprichoso que adoraba hacer el mismo daño que su madre le había creado, sabia que era un chico bueno, pero no con intensiones de no lastimarte en el proceso.

También conocía a la pequeña kim, aquella chica que siempre vivió encarcelada, guardada y protegida del mundo exterior, conocía esa chica que quería recorrer el mundo completo con su brillante sonrisa dejándoles ver a todos que ella había podido sobre salir sin ayuda, callándole la boca a aquel hombre que le creo y dejándole saber que ella era más fuerte que sus tres hermanos juntos. Conocía miedos y pesadillas de ambos y para serse honesta a sí misma temía por la pequeña ya que aquel príncipe azul que ella estaba viendo como su sol era más obscuro que la misma noche pero debía dejarla aprender, ella ya era una mujer y debía experimentar lo que era sentirse rota y dolida para volverse a levantar, aunque en la manera que la miraba el chico no era una manera con malicia era de temerse, ya que Jimin jamás había traído a una chica al estudio ni mucho menos las había presentado como amigas.

Al menos a la señora Moon con todo el descaro y honestidad le decía que solo era algo pasajero pero algo muy dentro de ella le decía que la chica iba a ver a Jimin de diferente manera y nada terminaría bien.

Mi Secretaria Kim [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora