¿Qué te llevarías a una isla desierta? ¿Y a un campamento de verano?
Exactamente esto era lo que pasaba por la mente de Samantha, quien estaba terminando la maleta que se llevaría a su momento favorito del verano; Raúl, en cambio, tenía la maleta cerrada desde hace dos días, él siempre prepara las cosas con tiempo así que ahora podía permitirse vaguear en su cama, no me malinterpretéis, no es la persona más responsable del grupo, Daniela, ella si, tiene una lista sobre listas de cosas, lleva planeando estas dos semanas y media durante un mes y eso, que al ser monitores ya estaba todo organizado. Al igual que Raúl, Laura estaba en su cama atenta a las historias de instagram, haciendo como que no oye a su madre insistirle en que acabe las maletas, veía una y otra y otra foto, su dedo golpeando la pantalla nos permite ver a las dos protagonistas de esta historia.
Marta, la chica de pelo negro que duda si quiera si será madre, esperando con ansia el día de mañana donde estará a cargo de un grupo de niños, evitando que mueran ahogados o incluso algo peor, que lloren mucho. Nuestra chica con poca paciencia y extrañas ganas también estaba conectada a esta red social y eso que su favorita es twitter, si no fuera por que está viendo fotos del verano pasado estaría quejándose de las horas que quedan por salir de su casa. Encuentra una foto junto a Alicia, ambas están abrazadas, compartiendo la toalla en el borde de la piscina, recuerda muy bien que fingió olvidar la suya para poder compartir, se la ve sonreir con los brazos en alto haciendo el gesto de paz, mirando a nuestra pequeña Alicia quien intenta tapar la mayor parte de cuerpo posible de su querida amiga. Marta levanta la mirada al espejo de su cuarto, se sorprende a sí misma sonriendo sin razón mientras pasaba la amplia cantidad de fotos que tenían juntas de cada verano, decide subir esa foto en la piscina y etiquetarla, con un corazón y algo más, esperando que ella esté tan entusiasmada por volver a reunirse.
Ya es el séptimo verano que este grupo de amigos se reúnen en el mismo campamento, pero este año sería especial, todos han cumplido veinte años, el máximo impuesto para asistir así que, gracias a la idea de los hermanos del grupo, David y Daniela, han decidido alistarse como monitores y no perder la costumbre de juntarse. Miguel, el mayor ya es su segundo año de monitor.
Si seguimos navegando por las historias que cada uno pasa en su móvil, vemos a los dos últimos chicos de grupo, están juntos, como prácticamente cada día, se juntan a fumar y ver las nubes pasar, total, es verano, no tienen nada mejor que hacer.
— ¿Y estas listo para verla mañana? Llevais dos semanas sin veros, ni si quiera te ha contestado a los mensajes hermano, superala. — Javier sabía a quién se refería su mejor amigo, pero le molestaba que pensará que no había superado esa relación, está más que olvidada según él. Enfadado le quita el porro de la mano, era su turno. — Venga tío, no hace falta que me mates con la mirada. Yo solo digo que no quiero malos rollos.
— No sé qué malos rollos crees que va a haber, somos amigos y ya, Alicia no era para tanto.
— ¿No era para tanto una relación de más de dos años? Permíteme dudarlo. Y tío, Alicia si es para tanto. — Alejandro era un chico muy dulce con un mejor amigo muy tonto, vecinos y amigos desde los tres años, eran familia. — Ha sido la chica que mejor te ha tratado y tu demasiado imbécil para verlo. Llevas tres meses lloriqueando por las esquinas que quieres recuperarla y ahora que vamos a estar cada noche en una fogata a la luz de las estrellas juntos no se te pasa nada por la cabeza a parte de "Alicia no era para tanto" — El gesto de comillas con las manos refuerza sus palabras. — De verdad que no te entiendo.
La relación de Javier y Alicia era completamente idílica a ojos del resto, la parejaza de la que toda la universidad hablaba, abrazados en el césped a la hora del receso, Javier un caballero que la recogía de la academia de artes y la llevaba a cenar fuera; Alicia la chica que estaba en cada partido de fútbol con la camiseta del equipo de su novio, gritando y coreando los cánticos de ánimo junto su mejor amiga, fotos de citas románticas llenaban sus perfiles, patinando, de barbacoa, viajes a cadiz juntos conviviendo durante días, viajes y fiestas, ni una mala palabra el uno del otro, todo era perfecto. Cada instante de esos siete años conociéndola, dos y medio de relación se le estaban pasado por la cabeza afectada por la hierba que consumía. Se tiró a la cama en busca de un cojín para lanzar al chico sentado en el suelo que le había hecho recordar.
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Nuestro lugar
Teen FictionBueno, como se lo cotillas que sois, no os autoengañeis, os dejo una conversación con mi amiga sobre cómo surgió todo esto, espero que la disfrutéis y que os animéis a leerla. ¿Qué te llevarías a una isla desierta? ¿Y a un campamento de verano? [30...