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Siete días.

Todo el equipo de béisbol de Seido ─y básicamente toda la escuela también─ había tenido una semana entera de descanso, eran vacaciones después de todo. Los integrantes se fueron cada uno por su lado, nadie se quedó en el dormitorio en esa ocasión y, después de una semana, todos regresaron con ánimos renovados y una sensación de frescura caía sobre la preparatoria entera.

El lunes se reanudó el entrenamiento, todos se sentían relajados y sueltos, el rendimiento del equipo había aumentado. Pero, había algo curioso que el equipo entero había notado; Sawamura estaba más alto. Curioso, ¿No? En una semana notaron al pitcher estrella un poco más alto que antes.

Tras el entrenamiento de la tarde, previo a la hora de la cena, la mayoría del equipo se encontraba en el comedor todos reunidos alrededor de algo. Había música también, todos estaban entretenidos con la escena. En el centro se encontraba un malhumorado castaño que intentaba guiar en un vals a uno de sus mejores amigos, Haruichi.

"No, estira tu cuello y mira hacia la izquierda." "Arquea la espalda." "Estira las piernas." "Saca un poco de trasero." "¡No tiembles!"

Eijun comenzaba a sentirse frustrado por la imposibilidad de su mejor amigo por seguir su liderazgo. Oh, ¿No lo había comentado? Había estado tomando clases de baile competitivo durante toda su semana en Nagano. Fue la idea de Wakana, que estaba demasiado inmersa en ese mundo desde que lo descubrió por casualidad y él fue arrastrado en ello. En su primera clase reconoció que era un deporte difícil y le gustó, tanto que practicó duramente y por largas horas los géneros más conocidos y sus mejores pasos. ¡Pero ahora se sentía frustrado! Su querida Wakana conocía la postura y era sencillo liderarla, era la compañera perfecta. ¡Pero Haruichi era complicado! Era más duro que un árbol.

─ Aah. ─El castaño suspiró, cansado. ─ Es muy difícil, Haruichi. ─

─ Yo podría tomar su lugar. ─

Fue Furuya el que intervino a tono tranquilo y levantando su diestra. Había estado observando desde un largo rato. Dejó la botella que llevaba en su mano libre en una de las mesas y se hizo paso entre sus compañeros para ver de frente a su rival del montículo. Este se veía sorprendido, igual que todos en el lugar.

─ ¿Sabes bailar? ─

─ Desde pequeño. ─

─ Entonces ven. Yo seré el líder. ─

El pelinegro asintió y se acercó a Sawamura al mismo tiempo que una melodía perfecta para el vals sonaba desde el teléfono de este. Se colocó en posición y su ahora líder se acopló a él. Ambos hicieron una demostración de los pasos básicos antes de pasar a una breve variación que había armado junto a su compañera en Nagano. Eijun se sentía un poco incómodo, su compañero era demasiado alto para él y se le dificultaba manejarlo correctamente, éste podía notarlo porque su postura aflojaba cada tanto, pero regresaba a la normalidad enseguida. Nadie más podía notar ese pequeño detalle, todos veía que bailaban bien.

Miyuki, que había pasado un rato hablando con el entrenador, se acercó a ver qué tanto revuelo había en la cocina. Jamás se imaginó encontrar a Furuya y Sawamura bailando, tampoco se imaginó ver a sus amigos tan emocionados viendo aquello. El cátcher se colocó en primera fila mientras bebía una lata de café.

La pista terminó y comenzó de vuelta.

─ Ahora yo voy a liderar. ─

Furuya, sin dejarle al otro objetar, cambió la posición a gran velocidad. El castaño de manera casi inmediata se adaptó a la postura del compañero y se pegó a él. Eijun se sintió completamente dominado por el liderazgo de Satoru, sin poder evitarlo se dejó llevar manteniendo una expresión serena. Le seguía los pasos a la perfección, podía saber qué haría el otro, se trataba de esa extraña conexión telepática de pareja y, aunque no le gustaba su posición actual, le había gustado esa sensación de conexión y tan buena coordinación. Podría acostumbrarse a ello.

LA CURVATURA DE TU ESPALDA (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora