¿AMOR... O SOLEDAD?

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¿Y si te equivocaste al elegir?

Siento el roce de las sábanas contra mi piel cuando él se estira para apagar el despertador, no hago ningún movimiento esperando que crea que sigo dormida, ahora hago eso todos los días, solía ser la primer en despertar y dale
pequeños besos para despertarlo, era muy tierno verlo fingir seguir dormido para que yo no dejará de hacerlo.

Es extraño pensar en esa época, los días de luna de miel terminaron hace tanto, me entristece que ni siquiera noté el momento en que las cosas cambiaron, todo fue lento, momento sutiles, un abrazo menos, despedidas apresuradas, palabras cariñosas casi olvidadas y ese deseo por verlo llegar del trabajo definitivamente se ha ido, me pregunto si él también piensa en estas cosas, ¿se a dado cuenta que cada día nos volvemos extraños el uno para el otro? ¿le importará si quiera esto?

Lo siento moverse lentamente y cubrirme nuevamente con las sábanas, entonces me golpeó mentalmente, este hombre aún se preocupa por mí, el problema soy yo, no se lo que me pasa, he dejado de ver lo buena que es mi vida para pensar solamente en lo que habría podido ser.

Soy yo la que cambio, no al revés, él es un buen chico; Pero entonces ¿por qué
me alejo? ¿Por qué lo evito cada vez que quiere abrazarme y pongo excusas por las noches para que no se me acerque? Pensándolo bien mejor, ya ni siquiera lo intenta, hace poco que ni siquiera he tenido que fingir nada porque sencillamente él ya ni se me acerca.

Ahora está vestido y listo para salir, va a la puerta pero regresa, lo siento
observarme, se lo que está pensando, hace once años jamás lo habría dejado ir,
habría saltado sobre él, de daría muchos besos y él tendría que arrancarme
como un perezoso de un árbol para llegar a tiempo al trabajo, lo siento acercarse
más y me tenso al sentir su aliento contra mi mejilla, pero antes de tocar mi piel
suspira y se aleja.

Me relajo un poco pero al mismo tiempo me desilusiona, quiero ese beso y a la vez no, quiero sus abrazos y palabras lindas pero a la vez no, llevamos casi diez años de matrimonio y dos más de estar juntos, desde que nos conocimos hubo una chispa, un... algo, no puedo explicar pero me sentí atraída al instante, jamás nos separamos y siempre fui muy feliz, adoro mi departamento, es exactamente como quise que fuera, nos mudamos juntos unos meses antes de la boda y elegimos juntos cada detalle. Él trabajo con su padre, tiene una constructora y yo trabajo como asistente en una empresa telefónica, nos va bien, no tenemos mucho pero nunca nos ha faltado nada. Jamás hemos hablado de hijos, éramos muy jóvenes al casarnos y fue tan rápido todo que no recuerdo hablar del futuro, sólo nos importaba el presente.

Tal vez ese sea el problema, hicimos todo a temprana edad, fue tan rápido que
ahora estamos estancados, elegimos la vida que queríamos vivir cuándo aún nos faltaba tanto por descubrir, por hacer, por conocer.

Abro muy ligeramente los ojos y lo veo aún en la puerta observándome, no
muestra ningún sentimiento, sólo esta ahí, suspira ligeramente con los brazos cruzados. Vuelvo a cerrar los ojos.

-Estoy cansado Dani - dice Gabriel. - No tienes que fingir que duermes, ya ni
siquiera tenemos que dormir en la misma cama - ligeramente vuelvo a abrir los ojos, ahora no me esta viendo, mira por la ventana, con la vista un poco
perdida.

Sigo en silencio, su insinuación de no estar más juntos me ha asustado tanto.
No, no, no, no Gabriel estamos bien, sólo... Sólo necesito resolver lo que pasa
en mi cabeza, no es por ti, te quiero.

-Por una vez, ¿podrías por favor hablar directamente? - su voz suena cansada,
como si le costará sacar las palabras -. No se lo que te pasa pero aquí hay dos -
puedo escuchar su respiración más agitada. - Deja de pensar sólo en ti,
¡reacciona de una vez! - grita la última parte y da un paso atrás para retirarse.

Una lágrima entra en mis labios, no se en que momento comencé a llorar.

Abro los ojos pero ya no puedo verlo porque las lágrimas me nublan la vista, no puedo decir nada más que negar con la cabeza en señal de que no quiero seguir escuchando.

-¿Es mi culpa?- pregunta y su voz es tan baja que apenas distingo sus palabras.

Niego nuevamente - No lo sé, tal vez soy yo, algo debe estar mal conmigo, yo... no entiendo lo que me pasa, tampoco se si hay algo que pueda arreglarme.
Necesito tiempo.

Gabriel da tres pasos y se detiene junto a mi - No sé si pueda darte más tiempo
- se inclina sobre mi, apoyándose sobre una mano. - No sé si esto vale la pena, no sé si todavía te quiero, tal vez..
Pongo una mano sobre sus labios, pienso en decirle que no puede dejarme, que
yo se que él me quiere, que yo... Entonces soy consciente de como su cercanía
no me provoca nada, mi corazón no va más rápido, mis labios no quieren ser
besados por los suyos, sus ojos no me ven con ternura, ahora sólo hay indiferencia y probablemente él ve lo mismo que yo porque lo siento relajarse un poco mientras cierra los ojos. Mi mano recorre lentamente su rostro.

Hablo lento en un susurro-. ¿Por qué me elegiste a mi? - noto su confusión.

-¿Qué?

-¿Por qué estamos juntos? - espero unos segundos. - Creo que hace mucho que
los dos cambiamos - él inclina su rostro en mi mano.

-Aún te amo.

Se lo creo pero aún así le respondo:- Pero no de la misma manera. - agacha su cabeza y suelta el aire.

-Pero tampoco te quiero perder...

-Yo tampoco quiero perderte - respondo triste. - Me da miedo.

-¿Entonces cuál crees que sea la razón por la que seguimos juntos? - me ve a
los ojos al hacer está pregunta, ambos sabemos que este podría ser el momento más importante de nuestro matrimonio.

Pienso antes de hablar - Cariño, miedo, esperanza de que este momento pase y
todo sea como antes - contesto. - Pero...- guardo silencio, él espera hasta que está seguro de que no hablaré más.

-Pero...

-Tal vez...- cierro los ojos al hablar. - esto nunca vuelva a ser como era antes.

Él asiente. - Creo que estamos juntos porque tenemos miedo a la soledad, pero no podemos seguir así -. Esta vez no oculto las lágrimas, que aumentan cuándo él me abraza, es el primer abrazo que me da en varias semanas y ambos
sabemos que podría ser el último, se separa de mi después de un rato.

-Me quedaré en casa de mis padres esta noche, después vendré por mis cosas -
limpia la última lágrima.

-Lo siento - es lo único que puedo decir.

-Yo también - cruza la puerta y evito mi deseo de detenerlo, aunque duela sé
esto es lo mejor, no importa si al final no estamos juntos, lo importante es que ambos estemos bien incluso si eso significa que cada uno vaya por su lado.

FIN.

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