Capítulo único

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Antes de empezar quiero hacer un llamado a todo los que leen esto. Como ya sabrán aún no hay una cura para el Coronavirus, hay mucha gente muriendo y muchos más están infectados. Las instrucciones dadas por las autoridades son muy claras, permanezcan en casa, laven sus manos tres veces por hora. Es irresponsable que aún bajo éstas circunstancias y advertencias aún haya gente que no lo toma en serio, dejen de bromear por un rato y tómense el tiempo para informarse y vean como esto ha golpeado a países ricos, ¿se imaginan lo que sucederá con Latinoamérica si seguimos sin creer y aportar nuestro granito de arena quedándonos en casa? Estados Unidos es el epicentro de la enfermedad ahora mismo y México esta justo a un lado, ¿qué les hace pensar que no va a pasar nada aquí? Cuídense, háganlo por ustedes, su familia y sus amigos. Hay personas que no pueden hacer cuarentena como las autoridades sanitarias y trabajadores del gobierno como cuerpos de seguridad, no salgamos para ayudarlos con su trabajo también y salvar vidas, seamos héroes QUÉDENSE EN CASA QUE NI TONY NI NAT SE SACRIFICARON PARA QUE SEAMOS ASÍ DE IRRESPONSABLES, CUÍDENSE.

Tony había estado de viaje en Londres cuando la propagación del virus llegó a tal grado que las escuelas cerraron al igual que los aeropuertos y el gobierno tomó la decisión de declarar una cuarentena que duraría varias semanas.

Así es como terminó atrapado en la habitación de su hotel en la ciudad. Al menos tenía una buena vista, alimentos y podía ver la tele para pasar el rato aunque se aburrió rápido de eso.

No tenía contacto con nadie y les habían dicho que era mejor si se quedaban en sus habitaciones para evitar que se juntaran varias personas en el restaurante, o el bar del hotel y no los culpaba, nadie quería que la situación fuera peor. Pepper se había quedado en territorio estadounidense e intercambiaban unos cuantos mensajes al día, pasaba lo mismo con Happy, con la excepción de que él estaba en otra habitación del hotel y si bien era cierto que ninguno tenía síntomas era mejor mantenerse así.

Pero después de pasar más de una semana ahí, el aburrimiento comenzó a hacer acto de presencia en el hombre pues no tenía mucho que hacer ahí. Hasta ahora había mantenido toda la habitación cerrada, incluyendo las puertas que daban hacía el balcón pero ese día decidió que estaba cansando de aquella así que solo las abrió. Se tomó un rato para observar el exterior y después dio el primer paso afuera, después fue otro y otro hasta que terminó apoyando en el barandal, observando el resto de los edificios que adornaban Londres.

Pudo ver a alguien más, regando algunas plantas. Era un inquilino del edificio frente a él. Se encontraban solo lo suficientemente cerca como para darse cuenta de su cabello oscuro y unos cuantos rasgos de su rostro. Observó al hombre con calma y después fue observado también.

Stephen miró al millonario, mantuvo su mirada unos segundos y después ingresó a su departamento de nuevo.

Cuando el hombre desapareció Tony se dedicó a mirar las plantas de las que había estado cuidando apenas unos segundos antes.

Y aquello se volvió rutinario. Ver al extraño en el balcón de enfrente, intercambiaban miradas unos segundos y después Stephen desaparecía de vuelta a la seguridad de su hogar. Un día lo saludó y el gesto fue devuelto. Dicen que a las personas no les gustaba permanecer solas y necesitaban estar en contacto con cualquier otro ser humano pero Stephen siempre había llevado bien aquello de estar solo, disfrutando su tiempo libre para hacer lo que le gustara, a diferencia de Tony, quién llevaba toda su vida rodeado de más personas y no estaba para nada acostumbrado a aquello, talvez debía culpar a esa poca costumbre por haber sido la causa de que le dirigiera la palabra al otro por primera vez, formando una corta conversación sobre el estado de las flores y hojas que el otro cuidaba con tanta pasión y paciencia.

Pronto las charlas se alargaron por horas y decidieron intercambiar números por si el otro necesitaba hablar con alguien pero no podía encontrarlo en el balcón. Así que ahora hablan por teléfono también, pero cuando querían verse se buscaban en el balcón y sonreían.

- ¿Recuerdas que te conté que tenía un flor extraña? Bueno, Stephen la ha estado cuidando bastante...-.

-Tony...-. Suspiro la rubia. -Tienes que dejarlo ir, por favor Tony-.

Los ojos marrones se llenaron de lágrimas, negando al otro lado de la línea. Ahora lo recordaba. Sucedió demasiado rápido. Un día simplemente no lo vio salir más, llamaba una y otra vez pero no había respuesta, las plantas que más cuidados necesitaban comenzaron a secarse y morir. Le rogó a Pepper que investigara que había sucedido y ella lo hizo.

Todo el edificio había estado contaminado pero el nunca había visto señal de aquello en Stephen, desearía haberlo hecho, haber ayudado a aquel hombre pero ya era bastante tarde para él.

Volvió a Estados Unidos cuanto antes y comenzó a trabajar, pensando en toda la vida que Stephen había tenido por delante y simplemente se le había esfumando así como así. Tony decidió que haría todo lo que estuviera a su alcance para evitar que más personas siguieran enfermando.

Esto no es un juego.

Real Heroes || IRONSTRANGE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora