Capítulo 19

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- No sé. -Dije, aunque sí sabía, o al menos, quería creerme lo que pensaba. Que yo de alguna forma le atraía.- Pero he notado que cada vez que tomo a Taehyung de la mano y que le doy un beso en la mejilla o que Taehyung me corteja, Jaebum no parece muy contento. -Admití.

- ¿Te gusta Taehyung? -Preguntó y me hizo recordar cuando Jaebum lo hizo también.

- Es agradable, pero lo prefiero como amigo.

- Entonces, déjame adivinar, ¿utlizas a Taehyung para darle celos a Jaebum? -Me reprochó. Lo primero que pensé en decir fue 'No', pero luego, cuando lo pensé más, decir 'No' sería completamente falso; porque conciente o inconciente, yo hacía aquello para ver el ceño fruncido de Jaebum en su rostro y luego sentirme bien al saber, o mejor dicho, creer, que yo le robaba algún tipo de sentimiento de inquietud. Jinyoung interpretó mi silencio.- Jimin, eso no se hace. -Me regañó, como un padre a un hijo, o como un hermano mayor.

- La mayoría del tiempo no lo hago a propósito. -Susurré.

- Y Jaebum no tiene porqué ponerse celoso. -Reflexionó.- Esto está muy, pero muy raro. -Se rascó la barbilla, como pensando y yo sólo me dejé caer de nuevo sobre el respaldo, suspirando. No quería hacerme ilusiones, no debía.

No quería que Jinyoung se fuera, porque sabía que luego tenía que enfrentarme yo solo a un montón de sentimientos que no deben de estar dentro del corazón que ahora latía dentro de mí cuando lo veía a él. Me mordí las uñas con nerviosismo, ideando quién sabe cuántos planes para evitar a Jaebum, porque sí, eso es lo que haría, después de haberlo pensado y repensado, la decisión más sabia era evitarlo, así, a lo mejor, los absurdos sentimientos desaparecían.

Miré el reloj con nerviosismo, como alguien que teme que el tiempo de un examen se acabe cuando no vas siquiera a la mitad.

Faltaban doce minutos para las siete de la tarde. Contárselo a Jinyoung y que este me hiciera ver las cosas con claridad, había servido sólo para atormentarme; porque ahora ese era exactamente mi problema, todo estaba ya claro y yo estaba enamorado de alguien de quién no debía. Tanto tiempo compartido había traído consecuencias fatales para mí. ¿Y si no le abro? Pensé. Cuando llegara podría ignorarlo y no salir a abrirle, así, él se iría y yo no tendría que atormentar mi corazón, haciéndolo latir para luego ordenarle que se callara.

Corrí a mi habitación, dispuesto a embarcarme en mi mundo e ignorar los ruidos externos, y eso incluía el llamado a la puerta que en cualquier momento se oiría. Conecté mi reproductor de música al par de bocinitas que papá me había regalado en el cumpleaños número quince y dejé que la música sonara por toda la habitación. Mientras sonaba la primer canción de la lista, aquellos golpeteos en la puerta tan reconocibles ya, se escucharon, haciéndome latir el corazón con un palpitar que resultaba ridículo. Traté de ignorarlos y sobre todo, ignorar el pensamiento de saber quién era el que estaba detrás de la puerta. Pero los golpecitos se aferraron a seguir llamando y era como si su sonido me incitara a correr y ver el rostro que ahora se proyectaba en mis sueños.

Arranqué de un jalón el reproductor y conecté los auriculares blancos para luego llevarme cada uno a los oídos, haciendo girar el círculo para que el volumen subiera y me atronara en los oídos indefensos. Me tumbe sobre la cama y cerré los ojos con fuerza, produciendo una que otra arruguita en el parpado. Enterré la cabeza en la almohada y luego canturrié algunas estrofas de All the small things de Blink 182, que sonaba con potencia en mis oídos, haciendo mi voz sólo un farfullar ahogado que nada más yo entendía.

Así pasaron casi cuarenta y cinco minutos hasta que decidí que no quería quedarme sordo antes de de los treinta y bajé el volumen hasta desvanecerlo completamente y luego apagarlo. Suspiré, ¿con qué cara vería ahora a Yeri? ¿Podía acaso ser tan hipócrita como para mantenerle la misma sonrisa ''sincera''? Ella no merecía que nadie le hiciera daño, nadie y mucho menos yo, ella ya había sufrido tanto y ahora, no podía permitirme hacerle daño.

Contemple el techo blanco por un rato, sintiéndome la persona más pérfida como amigo. Entonces oí cómo la puerta se abrió y luego la voz de Yeri y la de Jaebum mezcladas. El corazón me latió por dos cosas, de nerviosismo y ansiedad.

- ¡Jimin! ¿Estás? -Preguntó Yeri en un sonoro grito. ¿Y ahora qué se suponía que debía hacer? ¿Salir y portarme como si nada, siendo hipócrita con Yeri y ordenando callar a mi corazón cuando Jaebum se acercara o quedarme encerrado en mi habitación y hasta quizá ocultarme en el armario para siempre?- ¡Allí estás! -Dijo Yeri, con alivio, abriendo la puerta de mi habitación y haciéndome sentir descubierto bajo la mirada de Jaebum que se mostraba en segundo plano.

Le sonreí, totalmente nervioso y atontado debido a que no tuve la oportunidad de salir corriendo por la ventana, aunque hubiera sido mala idea por los tres pisos que había antes del suelo. No pude mirar a Jaebum, o mejor dicho mantener mi mirada en él, mientras él me veía; pero tampoco pude hacerlo con Yeri, porque ella quizá podría ver en mis ojos alguna aflicción. Y no estaría del todo equivocada.

- ¿Por qué no le abriste a Jaebum? -Preguntó, entre tanto que yo bajaba de la cama y me acercaba para salir de mi habitación, aunque no quisiera.

- Oh, perdóname. -Intenté mirar al interpelado pero su mirada me derritió el corazón incluso antes de que éste pudiera latir, así que me apresuré a hablar para quitarla rápido.- Es que me quedé dormido con la música a todo volumen. -Me excusé y luego me dirigí hasta la cocina para tomar una manzana, pero más para huir se ambos. Porque por el lado que sea, yo me sentía culpable.

- No, no te preocupes. -Me dijo Jaebum y su voz hizo que las piernas me temblaran.

- Lo encontré sentado afuera, quién sabe por cuánto tiempo estuvo allí. -Musitó Yeri y por la colilla del ojo miré cómo se giró hacía Jaebum para darle un abrazo cariñoso. El hecho de que no quería admitir que me daban celos, no evitaba que los sintiera.

Entonces el timbre sonó interrumpiendo el beso que estaban a punto de darse y corrí alegre a abrir la puerta, dándole gracias a quién sea que estaba del otro lado. Cuando abrí, un ramo de rosas rojas le tapaba la cara a alguien y sólo divisé las viriles manos que lo sostenían. Todos nos quedamos observando, confundidos y curiosos, hasta que el ramo de rosas bajó y pude ver el bello rostro juvenil de Taehyung, sonriéndome.

Manual de lo Prohibido (Jimin(BTS)xJaebum(Got7) AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora