Capítulo II: El Regreso.

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Capítulo II: El Regreso.

Habían pasado tres largos años luego de la partida de Naruto Uzumaki y su sensei Jiraiya de Konohagakure. El día a día en la aldea fue normal, incluso demasiado normal y aburrido para algunos pocos debido a la ausencia del rubio. También fueron días oscuros y tristes por las pérdidas del joven Uchiha y de Sakura Haruno. La generación del equipo siete había crecido y madurado a base de golpes, siendo que actualmente la gran mayoría lograron convertirse en Chunnin de nivel avanzado y algunos incluso consiguieron el ascenso a Jounin. La Godaime Hokage hacía lo posible por no deprimirse día a día por la ausencia del joven Jinchuuriki y de su gran amigo peliblanco, al mismo tiempo en que no había día en que no se reprochara el no haber podido hacer nada para rescatar a los dos jóvenes Gennins que habían caído en manos de Orochimaru y habían provocado la desolación del joven Uzumaki.

Sin embargo, llegando los días en los que se cumplirían los tres años de partida del rubio, su ánimo iba creciendo cada vez más, con la esperanza de volver a ver al niño que se había ganado su cariño y al hombre que en secreto amaba.

Mientras tanto a unas decenas de kilómetros de Konohagakure, se encontraban dos individuos caminando tranquilamente por un sendero rumbo a la aldea. Uno de ellos medía cerca de 1.80cm, poseía una alborotada melena rubia y unas extrañas marcas en sus mejillas, de unos 16 años, mientras que el restante medía casi dos metros, tenía el cabello blanco y llevaba un gran pergamino en su cintura. Si, ellos eran Naruto y Jiraiya respectivamente, alumno y maestro se dirigían nuevamente a su aldea luego de un largo viaje y varios años de arduo entrenamiento.

- Bueno Naruto, pronto llegaremos a la aldea, estamos a poco menos de treinta kilómetros... ¿Estas nervioso? – Pregunto el Sannin, observando a su alumno.

- Para nada sensei, me siento totalmente preparado para lo que me espera. – Contestó el rubio con determinación.

- Eso es lo que me gusta oír, pero sabes que no será fácil... ¿Verdad? – Preguntó

- Claro que lo sé, pero no por nada me deje el alma entrenando e intentando volverme lo más fuerte posible. Traeré de vuelta a mis amigos, salvaré a Sakura-chan, sabes que nunca rompo mis promesas y mucho menos cuando se trata de ella... - Respondió el Uzumaki algo perturbado.

Flashback.

El joven rubio se encontraba en una cueva subterránea totalmente obscura, que poseía varias habitaciones, a simple vista no había ninguna presencia en ese lugar, pero él no podía dejar de escuchar una voz en su cabeza, la voz de ella...

- ¡Naruto! ¡Sálvame por favor! – Exclamaba esa voz cada vez más fuerte.

Empezó a recorrer desesperadamente cada habitación, revisando una por una sin encontrar rastros de donde provenía esa voz, hasta que logró llegar a una habitación secreta donde se encontraban varios calabozos y en ese momento observó algo que lo dejó estático y en shock.

- Sakura-chan... - Exclamó, mientras se despertaba exaltado y totalmente transpirado por los nervios – Maldición, otra vez esa pesadilla... Aguanta Sakura-chan, juro por mi vida que te salvaré – Susurró apretando fuertemente las sabanas de su cama con sus puños.

Fin del Flashback.

- Tranquilo tonto, recuerda que tengo a mis informantes, sabemos que ella se encuentra con vida. Pronto la rescataras... - Susurró Jiraiya, intentado darle ánimos a su alumno.

- Eso espero sensei, eso espero. No sé qué haría si no logro salvarla, ella es...

- Lo sé niño, la amas demasiado, créeme que te entiendo mejor que nadie – Musitó con una sonrisa nostálgica en su rostro pensando en la Hokage, mientras golpeaba el hombro de su alumno en señal de apoyo – Y cómo te entiendo mejor que nadie y eres mi mejor alumno, sé que lo lograrás, nadie podrá interponerse a eso si luchas con tu corazón Naruto.

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora