IV

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Era un día viernes cuando Freya despertó sin mucho ánimo, ese día era catorce de febrero. El día de los enamorados y la amistad, Demetria no soportaba ese día, suficiente tenía con chicos de sexto y séptimo año besándose por los pasillos para que ese día tuviera que soportarlos en el comedor, agradeció que todos ellos se iban a Hogsmeade. A Freya no le gustaba por una sola razón.

Ese día era su cumpleaños.

Día en el que sus padres le recuerdan cada año que fue alguien no planeada. Día en el que su hermano Evan se burlaba de ella, sin importar que su madre le gritara lo mismo a él. Desde que cumplió siete años, el regalo de su madre siempre fueron un par de crucios.

Se levantó de la cama, dándose cuenta de que Demetria aún dormía como un tronco, mientras que las camas de Acacia y Delia se encontraban vacías y estiradas correctamente.

Tomó su uniforme y se fue a la ducha como todas las mañanas, solo que ahora ni Acacia y ni Delia estaban del otro lado de la puerta gritando como locas y diciéndole a Freya que se diera prisa. Freya ni siquiera estaba feliz, odiaba por completo su cumpleaños dado que caía en un día en el que todos se ponían empalagosos

Media hora después, Freya había salido del baño ya cambiada y peinada, Demetria se encontraba sentada viendo un zapato tratando de mantenerse despierta.

―Feliz dulce cumpleaños. ―fue lo primero que dijo Demetria cuando la vio, Freya notó fácilmente el sarcasmo en su voz.

―Que considerada. ―le dijo Freya con el mismo tono sarcástico.

―Como ambas detestamos éste día, estaba pensando en quedarnos todo el día en la sala común, claro luego de las clases.

Freya se dio cuenta de que eran las siete y media gracias al reloj mágico de la habitación de las chicas, el cual tenía forma de una serpiente.

En el camino hacia el gran comedor, se les unieron Acacia y Delia (para el fastidio de ambas).

Se sentó a un lado de Niklaus y Alec (quién intentó felicitar a Freya, ésta lo mandó a callar con la mirada advirtiéndole que no fuera en público, sacándole una risa al menor de los Lestrange), luego todos comenzaron con el desayuno.

―Buenos días alumnos de Hogwarts. ese escuchó la voz de Dumbledore por todo el gran comedor. ―Todos los profesores les deseamos un buen día hoy, pero éste día no cambia el horario de clases. ―comentó haciendo que se escucharan abucheos de los niños de primer año, logrando que Dumbledore sonriera con diversión. ―Las salidas a Hogsmeade para los alumnos de tercero en adelante se cumplirán. Luego de terminar éste maravillosos desayuno, irán a sus clases.

La mañana transcurrió de manera tranquila para los alumnos de Hogwarts, menos para Freya. Su hermano se había acercado a ella junto al primo de Demetria, Thorfinn. Se acercó para burlarse de su hermana, recordándole las veces que su madre le lanzaba una de las maldiciones imperdonables. Ella no se lo tomó bien, se lanzó contra Evan, y cuando Thorfinn trató de acercarse, Demetria se lanzó sobre él.

Eso le restó veinte puntos menos a Slytherin por parte de la profesora McGonagall que pasaba por ahí, y también un castigo para ambas amigas a la noche por parte de su jefe de casa.

―¡Merlín, eso fue divertido! ―exclamó una eufórica Demetria al recordar el golpe que le dio a su primo.

Caminaban hacia su clase correspondiente luego de quince minutos, se dirigían a pociones con su jefe de casa el profesor Horace Slughorn, quién miró con reproche a sus alumnas estrellas. Ambas tenían el cabello desordenado, pero venían con rostros triunfales al golpear a chicos de segundo año, que eran más altos y fuertes que ellas.

𝚂𝚎𝚛𝚎𝚗𝚍𝚒𝚙𝚒𝚊 | 𝚂. 𝙱𝚕𝚊𝚌𝚔 *cancelada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora