Fierce©

𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖔𝖘

De a poco y con pesadez voy despertándome, el sol que entraba me daba en los ojos y me era insoportable, me doy la vuelta y no veo a Oliver. Me senté abruptamente en la cama, miro a todos lados pero no lo encuentro, decido levantarme. Esta habitación es tan espaciosa y lujosa que hasta un balcón tiene, que envidia.
Voy al baño de la habitación, lavo mi cara y enjuagó mi boca, luego me pongo a buscar mi ropa en toda la habitación y encuentro las dos prendas debajo de la cama, me las pongo pesadamente, por último me pongo mis zapatos, y decido no perder mi tiempo buscando mis bragas ya que mi querido Oliver las rompió.
Suspiro, pongo mis mechones de pelo detrás de mi oreja y decido bajar, pero antes de bajar, me percaté de que hay un cuadro en la mesa de luz en donde esta Oliver y una mujer abrazados, por mi mente pasaron miles de cosas, acaso… ¿Ella es su esposa? ¿¡Folle con un hombre casado!? Desesperada, salí a toda velocidad, me perdí en algunos pasillos del piso de arriba pero encontré las escaleras, baje estas y llegue al recibidor, me estaba dirigiendo hacia la puerta cuando de repente se abre, y entra Oliver. Yo solo me quede parada observándolo, mierda, a la luz del día se ve mucho más hermoso.

— ¿Te estabas por ir? —pregunta Oliver, mirándome con una inquietante mirada.

—Eh, sí, tengo que ir a casa, así que si me disculpas…
Trato de pasar por su lado pero me tomó por los hombros.

—Pero, ¿no te quedaras a comer? —al terminar la oración sentí un golpe durísimo en la cabeza dejándome inconsciente.

★★★

Me desperté con un dolor agudo y cegador proveniente de mi frente, toco donde Oliver me golpeo pero rápidamente retiro la mano, el dolor es terrible y además estoy sangrando bastante, me doy cuenta que estoy en un lugar oscuro y pequeño con un colchón algo sucio y sin nada, hay dos puertas, me levanto desesperada para abrir una, intento abrirla pero está cerrada, la otra es un baño pequeño y algo sucio. Entro en desesperación, que mierda voy a hacer ahora, no tengo salida. Las lágrimas aparecen enseguida, tengo mucho miedo, demasiado ¿Qué hago aquí? ¿Qué va a hacerme? Seguramente va a violarme y matarme, o tal vez al revés. Sollozo al pensar todo lo que puede hacerme. Me doy cuenta que estoy sudando y empiezo a hiperventilar. Siento como si estuviera muriendo, llevo una mano a mi pecho y trato de tranquilizarme, pero es imposible. Empiezo a temblar, no, otra vez no, un ataque de pánico ahora no, lloro aún más de desesperación, debo pedir ayuda.

— ¡Ayuda! ¡Por-por favor! ¡No puedo!… ¡Algui...alguien! No puedo respirar… —trate de hablar lo más que pude pero no puedo, realmente no puedo.

Alguien abre la puerta, es Oliver.

— ¿Qué te sucede? —habla enfadado.

—Ayúdame… estoy teniendo un ata-que de pánico —formule a duras penas.

El rápidamente toma mi mano fuertemente.

—Sigue mi respiración, todo va a estar bien.

Empecé a imitar su respiración, pasaron unos 5 minutos hasta que me tranquilice un poco.
Con su dedo seco mis lágrimas, y saco mi mano de mi pecho que prácticamente estaba enterrada allí.

—Creí que moriría, —tome mi cara con las manos y me aleje de el para hacerme una bolita— y aun lo creo.

El me tomo entre sus brazos y yo no me resistí, me llevo hasta lo que parece ser una sala de estar y luego me trajo agua.

—Mira Tara, quiero que sepas que no soy un mal tipo…

— ¿Entonces por qué me tienes aquí en contra de mi voluntad?

—Te seré sincero, llamaste mi atención, y te quiero como mi esclava sexual, si así quieres decirlo. Te usaré para follar cuando yo lo desee, y cuando me aburra de ti, te dejare ir. —dijo con rostro inexpresivo, realmente no puedo creer lo que está sucediendo.

— ¡No!, simplemente no, eres un… ¡cínico!, no me volvería a acostar contigo ni aunque mi vida dependiera de ello —exclame lo con toda la furia que contenía, el seguía inexpresivo, se nota a leguas que no le importo ni en lo más mínimo.

—En realidad, tu vida depende de ello. Además, no fue pregunta, solo te avise, porque si yo quisiese —se acercó lentamente a mi oído rozando suave pero intencionalmente su mano con mi muslo, haciendo erizar cada parte de mi cuerpo— ya estaría follandote… justo aquí.

Y sin más, se fue, dejándome confundida y enojada. Es un enfermo, además, tiene esposa, ¿dónde está esa mujer?

Oliver

Me dirijo a buscar el maletín de primeros auxilios para Tara, me pase con el golpe, pero da igual. Estoy reconsiderando la idea de que ella sea mi esclava, se nota que es muy emocional y no quiero que tenga sentimientos por mi, porque no los corresponderé. La mayoría de las esclavas que he tenido se terminaron enamorando de mí, por eso cuando comienzan con esas tontas fantasías, las descarto, pero no quiero hacer eso con Tara tan rápido.
Llego hasta donde ella está, se ve pensativa, seguramente está pensando como escapar, es demasiado predecible.

—Ni siquiera lo pienses, todas las salidas tienen un sistema de seguridad que no descifrarías jamás, y todas las ventanas tienen barrotes —le advertí mientras buscaba las cosas necesarias, pero vi de reojo frunció el ceño y maldijo entre dientes; sonreí con superioridad.
Me acerco a ella para limpiar su herida, al principio estaba tensa e incómoda pero luego se tranquilizó.

—Con ese golpe que me diste tal vez necesite puntos, ¿no crees? —dijo con algo de sarcasmo y enojo, quiso alejar su pierna de la mía pero como si su cuerpo quisiese todo lo contrario, rozó toda su pierna con la mía, desconcertada se sonrojo.

—Exageras. Es un golpe común y corriente, ni siquiera te duele —respondí frio y le puse una bendita — Termine, arriba en la segunda habitación de la izquierda dormirás solo esta noche. Te daré dos semanas para que , en ese tiempo vas a estar encerrada en donde despertaste esta tarde.

— ¿Y si no quiero hacer nada contigo? —nos paramos juntos.

—Entonces afrontaras las consecuencias —me acerque a ella y la tome por la cintura para acercarla y susúrrale cerca de su cara —dices que no volverías a follar conmigo pero tu cuerpo intenta decirme todo lo contrario, verás que te haré doblegar —antes del que mis labios rozaran con los suyos me fui, dejándola desconcertada.

★★★

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