Primera parte.

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Primer día:

"La Torre Eiffel es lo que más llama la atención de aquellos que vienen a Paris y claramente no sería la excepción que tú la visitaras".

Sara:

Me levante tarde como de costumbre hago en vacaciones y por tarde me refiero a las 9 A.M. Tome mi cuaderno y mi estuche, acomode mi cabello y salí corriendo de casa mientras gritaba un "vuelvo al atardecer".

Vivo con mi madre, una mujer de treinta y cinco años que prácticamente me tuvo a los diecisiete años, su vida cambio por completo a causa mía, sin embargo siempre me rodeo de su amor y todo lo que podía darme... Su suerte es la mejor del mundo, nada comparada con la mía, tiene un trabajo estable, termino de estudiar mientras trabajaba y la abuela me cuidaba, gana bastante bien y por eso es que puedo darme ciertos hobbies como lo es el arte.

Toda mi vida he vivido en París, el País del amor. Crecí con la ideología de que cupido te flecha al instante en que te encuentras con tu pareja en la Torre del amor sin embargo yo no tengo pareja y no creo tenerla en mucho tiempo pues como ya dije, no tengo la mejor suerte del mundo. En las pocas relaciones que he tenido lo he arruinado todo, en las pocas citas que he tenido ha salido mal y ha sido un gran caos, un desastre andando por París es lo que soy.

Al llegar me senté donde siempre, ni tan cerca ni tan lejos; saque mi cuaderno y un lápiz de dibujo y luego te vi a ti... Sentado y recargado en una esquina de la Torre Eiffel y desde ahí te volviste mi inspiración pues mis manos cobraron vida y comenzaron a retratar tu rostro.

Toda la tarde se fue admirándote y retratándote, pero había un pequeño detalle... No sonreías jamás, solo veías el horizonte sin sentir mi mirada que recorría cada detalle de tu rostro. Me pregunte mentalmente como era que un chico tan apuesto como tú estuviera tan solo en la Torre del amor, seguro tenías pareja y tu novia no pudo venir, tal vez era el motivo de tu soledad durante tu estancia en la Torre Eiffel.

Al legar a casa corrí a mi cuarto y me encontré con la cama ya hecha y mi ropa guardada, sabía que me esperaban unos cuantos regaños por parte de mi madre así que fui directo a la cocina a preparar un pequeño postre para cuando llegara del trabajo poder calmar su furia.

Por lo usual mi madre no tiene horario de trabajo pues es abogada, tiene que estar allá a las 11 am más tardar así que le queda tiempo para revisar cada centímetro de mi cuarto, supongo que lo hace por la gran confianza que existe entre las dos, siempre ha sido mi madre y mi mejor amiga pero tenemos en claro que le debo respeto por tratarme de maravilla y amarme tal cuál soy.

Sara, ya llegue hija –Sonríe al entrar a la cocina-. Ni creas que con esto te salvas jovencita –Le da un mordisco al bombón con chocolate y crema batida-.

Pero mamá –Agacha la mirada-. ¿A caso no te gusto el postre que te prepare? –La ve a los ojos y sonríe-.

Claro que me gusto, pero Sara, no puedes irte así sin acomodar tus cosas –Niega con la cabeza y se sienta-. En eso fue en lo que quedamos, yo tengo que ir a trabajar y quiero que cuando me vaya todos los días de vacaciones tu cama este bien organizada.

Está bien mamá –Se sienta-. Hoy conocí a un chico –Susurra-.

¿Un chico? –Levanta ambas cejas-. ¿Cómo se llama?

Bueno, no lo conocí de presentarnos ma –Sonríe-. Pero lo retrate y es hermoso –Sonríe-.

¡Sara! Quedamos en que ya no ibas a acosar a las personas con tal de retratarlas, tienes una boca y modales para ir a preguntarles si puedes hacer un dibujo de ellos –La regaña-.

Ya, lo siento pero es que es demasiado guapo y me dio pena, sabes bien que todo me sale mal si se trata de chicos

Eso se debe a que eres una acosadora niña, los asustas con tu mirada.

Si, si, buenas noches mamá –Se levanta y besa el cachete de su mamá-. Te amo –Sonríe y se va a su cuarto-.

Te amo más chica acosadora –Grita-.

#Sara:

Me recosté en la cama riendo y con el dibujo en mis manos y comencé a pensar en nombres que fueran con su rostro y poco a poco caí en cuenta de que tal vez jamás lo volvería a ver y que parecía una loca tratando de darle nombre, cerré mis ojos y me dormí pensando en que tendría suerte esta vez y lo volvería a ver mañana y solo tal vez haría el intento de hablarle.

No me considero una chica fea, no lo soy, solo tengo un poco de inseguridad porque al único chico que ame con todo mi corazón se fue tal como llego, en un abrir y cerrar de ojos me enamore y al pestañear se fue y me dejo sin una explicación.

La torre de los retratos.Where stories live. Discover now