One-shot

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"Aunque este a punto de perder mi luz, todos mis recuerdos siempre permanecerán. Aún perdiéndome entre el mar y el cielo azul yo te miraré desde mi lugar..."

Parado en el borde de aquel barco nupcial miraba el amanecer acercarse como si de una bestia sedienta de sangre se tratase, pintando de color gris el cielo nocturno y aguardando al sol y respirando por ultima vez la suave brisa marina. 

A lo lejos, podía escucha la voz del ahora rey Takano Masamune acercándose a velocidad vertiginosa, gritando de forma desesperada su nombre en un vano intento de detener lo que estaba próximo a ocurrir. También escuchaba la voz de Ritsu, el nuevo consorte de Masamune, intentando detenerle de forma desesperada cuando vio la situación en la que se hallaba, sonrió de manera triste; esos dos habían sido sin saberlo su condena de muerte a manos del amanecer. Dio un último suspiro y finalmente salto, mientras el primer rayo del amanecer tocaba la tierra, y mientras caía a las profundas aguas los recuerdos embargaron su mente. 

"Luminosa vida, mi alma pedía entre el cielo y el océano vacío; Sueño con el día en que pueda salir y vivir fuera del encierro de los mares."

Siempre se había mostrado como un tritón reservado pero también, lleno de genuina curiosidad; desde que nació había mostrado inquietud por todo lo que le rodeaba:

Desde el origen del universo hasta las criaturas que llenaban el mismo, conviviendo unos con otros en una relativa paz y armonía. Su padre Aquarium, regente del reino de Aqualia Nemoida, solía decir en más de una ocasión que aquello le traería problemas. Yokozawa Takafumi, el más joven de los hijos de Aquarium, de un brillante cabello negro azulado, una hermosa cola azul con escamas plateadas y lo más llamativo, unos ojos azules grisáceos solo reía y se retiraba a charlar con sus hermanos Kisa y Chiaki quienes le contaban las historias acerca de la tierra firme y los humanos que habitaban la misma alimentando así la curiosidad del joven tritón quien solo esperaba poder llegar a su segunda década para poder explorar subir a la superficie y por fin, poder ver lo que era un humano, lo que era un barco y lo que era el cielo azul.

Algunas veces, y a causa de esta misma necesidad de conocer el mundo terrenal se sentía ansioso, atrapado en aquel bastó mar, podía pasar horas viendo arriba, al limite de su prisión acuática, imaginando como sería todo, idealizando el mundo humano e incluso a estos mismos.

Finalmente, luego de lo que para el fue una eternidad, su cumpleaños número 20 llegó trayendo alegría al más joven quien y luego de una pomposa celebración donde la orquesta marina, conformada por peces, almejas, delfines y tortugas tocó un himno en su honor sus hermanos y padre le dieron sus regalos, Chiaki una hermosa tira de perlas negras que Yokozawa colocaría en su cadera, Kisa por su parte le obsequiaría un precioso delfín rosado recién nacido para que acompañará al tritón en su camino de adulto. Yokozawa agradeció estos regalos y miró a su padre quien, orgulloso, se acercó a él y pronunció las palabras que tanto había ansiado oír el peliazul.

— El más joven de mis hijos hoy por fin alcanza la edad adulta, recibid con honor este don que te daré, la voz más melodiosa que exista, haya existido o existirá en los siete mares. — Tocó la garganta de su pequeño tritón y un pequeño brillo verde se divisó en la garganta del más joven, quien sonrío ligeramente extraño por aquel don y aún así agradeciéndole antes de abrazar a su progenitor. — Ve... Sube a la superficie y canta, ahora que has alcanzado la madurez suficiente ve y demuestra al universo de que estás hecho. — Con una breve inclinación el peliazul se retiro, nadando lo más rápido posible para llegar a la superficie.

"Bajo nubes de oscuro color, entre todo el mar solo pude ver que bajando ibas tu, y mi corazón se estremeció. Eso lo sentí, por primera vez probé el dulce y amargo amor."

La sirenita (TakaYoko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora