Capítulo 2

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El sol al fin salía, era agradable saber que logre pasar mi primera noche sin que nada me pasara, por suerte logre que la hoguera durara casi toda la noche, podía haber añadido el palo, pero entonces me quedaría sin mi herramienta. Use la pantalla de mi teléfono para verme, solo para asegurarme que no tenía nada raro, podía ver el dado que colgaba de mi cuello en el reflejo, me levante y me sacudí el polvo de mi sudadera y me dispuse a continuar, durante mi trayecto en el rio pensaba constantemente ¿esto era un sueño?

Abrí los ojos tanto como pude para ver si despertaba, luego di un salto con la esperanza de poder bolar, pero nada, mis trucos para despertar de los sueños no funcionaban, era de locos, pero de alguna manera he pasado de ir al cine a despertar en mitad de un bosque. Mi mente trataba de encontrar la razón del cómo es que acabe aquí, pero la tranquilidad del bosque me invadía y solo quería caminar en paz, disfrutar del momento.

Vi una roca grande junto a una cascada, me subí a lo alto de esta para mirar todo el paisaje y ya de paso tener una mejor ubicación, era hermoso, debajo de la cascada se encontraba un gigantesco lago, tan grande como un campo de futbol, en los alrededores no habría tantos árboles y estos ya parecían tener un tamaño más normal, aunque puede que esto sea porque los veo desde bastante lejos.

Sin pensarlo di un fuerte grito, preguntando si habría alguien por los alrededores, el eco se extendió bastante, pensé en ese momento que era una gran idea, al menos alguien escucharía el grito y puede que con el tiempo escuchara a alguien.

Tristemente no era una gran idea, la tranquilidad desapareció de golpe, una criatura enorme sobrevoló por encima de mía, me caí de la roca hacía en rio y la caída de alargo ya que la catarata estaba casi al lado mía, caía a toda velocidad, iba chochando con el agua constantemente, no sé qué iba a ser peor, morir al chocar con el agua o ahogado mientras descendía.

Pero algo me agarro con fuerza alejándome de la cascada, me aferraba a mi sudadera, era lo único que mi mente podía hacer, aparte de gritar aterrado.

Intente mirar hacia arriba pero lo que me sostenía empezaba a descender y terminamos junto a unas rocas, me levante dolorido, mire hacia delante y lo vi, un gran y gigantesco Grifo, no podía creerlo, era imposible, pero estaba delante de mí, era enorme, como un caballo, solo un pelín más alto.

Estaba aterrado pero un poco asombrado, era un ser imponente, pero a su vez hermoso, su pata izquierda delantera tenía como una especie de prótesis de un material parecido a la madera y al cuero, y sus garras son de un metal que no sabría reconocerlo. No solo eso, este ser tenía como una especie de armadura de cuero que le cubría el lomo, y tenía como un extraño casco y unos lentes de color purpura que el cubrían los ojos. Tras unos momentos de tensión este levanto sus lentes, dejando ver sus ojos de color dorado, este me miraba fijamente, con una mirada seria pero a su vez curiosa, se acercó a mí, a lo que me iba alejando hasta chocar con una roca. La criatura me miraba fijamente a los ojos, temía el pestañear por si me llegara a hacer algo... pero no me hacía nada, solo me miraba.

Pronto el Grifo dio unos pasos hacia atrás y se rasco el cuello con su pata artificial.

-Entonces... ¿se supone que tú eres el humano?-pregunto con una voz madura, yo solo me quede mirándole con seguramente una mirada de tonto-bueno, si lo eres, deberemos de llevarte al castillo-

-¿Cas... castillo?-pregunto muy nervioso, a lo que levanto una ceja, sorprendido por la pregunta.

-Vaya, sabes hablar, eso es interesante-

Al momento otros dos grifos llegaron, ambos llevaban casi la misma armadura, pero los otros dos grifos eran distintos, uno de ellos era algo más pequeño.

-¡Oh diosas, lo has encontrado!-dijo emocionado tras quitarse sus lentes dejando ver sus ojos marrones-es increíble, sí que tienen poco pelo-al momento, puso sus garras sobre mi cabeza, el cual perfectamente podían tapar toda mi cabeza, yo permanecía totalmente inmóvil, aterrado de lo que me podría hacer-sabía que habría diferencias con respecto a los libros y pergaminos, pero aun así, es sorprendente-decía emocionado, pero antes de darme cuenta, el tercer grifo, casi del mismo tamaño que el primero, toma del pelaje del más pequeño.

-¡Ya vale!-decía molesto con una voz femenina, cosa que me sorprendió bastante-¡Alvar, se supone que deberías de haber avisado al haberlo encontrado!-gritaba molesta, a lo que el grifo más grande no le presta mucha atención.

-El muy idiota se había caído y por poco se mata, ¿Qué querías que hiciera, que le dejara morir?-

-No, pero podrías haber dicho a qué le has encontrado-

-Pero le ha encontrado, ¿eso es bueno, no?-intervino el más pequeño, el cual parece el más joven de los dos, ambos le miraban con una mirada seria, el cual este se alejó un poco y aparto la mirada.

-Mira, se supone que somos un equipo, debemos de trabajar juntos-dijo la grifo ya en un tono más calmado.

-Sabes que lo sé, confió en ustedes más que nadie, es solo que no hubo tiempo de reacción, escuche que dio un grito, y fui sin pensarlo, no quería que volver a fallar en una misión, Sigrid-Alvar con su pata derecha acaricio el rostro de su compañera, a lo que ella toma su pata con la suya y juntan sus cabezas en tono cariñoso.

La situación pasó de ser tensa a... ser algo empalagosa, el grifo más joven me alejo hasta a las orillas del lago para beber. Yo solamente me quede mirando a la pareja, pero no por mucho, no sabía bien lo que estaba ocurriendo, me levante despacio y con cuidado, no quería asustar a estos seres. No sabía bien con que empezar, así que simplemente me limite a... soltar una simple pregunta.

-Disculpad, ¿pero quienes sois ustedes?-pregunte tratando de mantener la compostura, tras preguntar los dos Grifos me miraron entre ellos para luego mirarme de nuevo.

-No creo que ahora sea el momento de explicártelo-respondió Sigrid, esta se acercó lentamente hacia mí-pero necesitamos que vengas con nosotros-

-¿Por qué?-tras preguntar Alvar, el grifo más grande suspiro un poco molesto y se acercó a mí, yo solamente trataba de alejarme un poco hasta acabar entre los huecos de unas rocas, dejándome a la merced de ellos, cosas que me dejo ver cómo un poco idiota.

-Escucha... cosa-

-Humano-intervino el más joven, el cual el mayor le aparta con suavidad con la tapa.

-Humano, tenemos que llevarte con nosotros antes de que los del Reino de Limberfraing-el rostro de Alvar se puso muy serio.

-¿Limber... que?-salí de los huecos y me puse delante de este, el cual tuve que levantar la mirada, muy rara vez tenía que levantar la mirada para ver a alguien, es lo que pasa cuando mides un metro noventa.

-Limberfraing-respondió el joven, a lo que después abrió la pata, dejando ver unos raros polvos de color rosa, al instante solo y los polvos me llegaron a la cara.

Estornudaba sin parar, me picaba la nariz... pero al mismo tiempo con cada estornudo me iba sintiendo más cansado, mis piernas temblaban y luchaban por tratar de mantenerme de pie, pero no pude. Caí al suelo y mis brazos trababan de seguir luchando, me negaba a quedarme fuera de juego, pero me era imposible, miraba con mis ojos cansados a los grifos, el cual me estaban mirando, Alvar me miraba seriamente, Sigrid me miraba con tranquilidad, como sabiendo que esto iba a pasar y el grifo más joven me miraba con algo de pena, a pesar de ser el que me soltó esos polvos raros... al final, mis ojos ya no pudieron más y se cerraron. 

La llave de los grifosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora