Capítulo 10

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Me arrepiento de haber aceptado, ni bien cruzo la puerta de mi apartamento, caigo de lleno dándome cuenta de que estoy siendo una estúpida con todas las letras; porque no debí haber aceptado como si tuviera quince años, y no supiera que cosas están bien y que cosas no lo están.

Sí, Mat me lo pidió, y es un niño muy dulce y adorable, que pegó buena onda conmigo y decidió invitarme a pasear el día  con él y su padre. Su padre, que no es otro que Adrien Sullivan, el chico que creí que sería el amor de mi vida, sin embargo, sólo fue el primer amor de mi vida.

Nada de eso quita, que estaré en grandes problemas si Aarón se entera, y ni siquiera se me ocurre una buena excusa para darle sobre esto. Es ocultar, o resignarme a otra pelea entre nosotros. No quiero pelear con él otra vez, y no quiero que sospeche que Adrien es una amenaza. Aunque quizá sí lo sea, y nadie mejor que yo para darse cuenta de eso. No obstante, me esfuerzo por creer lo contrario.

Además, si me detengo a pensar cada una de las ocasiones en las que he estado cerca de  Adrien, desde que vive en el mismo apartamento que yo, él no ha mostrado mucho interés en mí. No ha hecho más que comportarse; a veces misterioso, un poco molesto y protector si tengo en cuenta lo de anoche. A todo esto, sumémosle la infinidad de veces que fue mordaz.

Detesto esto, no poder con mis pensamientos, y pretender poder con los de él.

Aunque me cuesta admitirlo creo que duele, quizá duele un poco, o quizá duele mucho. Sea cual sea el nivel de dolor emocional que este sintiendo, no me pararé a darle importancia. O al menos eso intentaré hacer.

Termino de maquillarme y mi celular comienza a vibrar como loco, sobre la mesa del tocador.

Lo tomo y el nombre  “Tiziana” se lee en la pantalla, acompañado de una foto de su barriguita.

—¡Hola desaparecida!— exclamo.

—¿Desaparecida? ¡La desaparecida eres tú estúpida!

Normal en ella gritar, normal en ella insultar porque los insultos son gratis. No me molesto, porque sé que es con cariño, y que su forma de ser es así. Además, me estaban comiendo los nervios, y ahora estos han bajado un poco su decibel, gracias a su llamada.

—¿Cómo estás? ¿Cómo está mi sobrino, o sobrina?— me río, mientras hago malabares para sostener el celular en la oreja y guardar el maquillaje en su lugar.

—Mmm bien— dice—. Estaba aburrida, bueno estoy aburrida todo el rato, Thomas Salió a trabajar, así que estoy sola en casa— cuenta con fastidio.

—¿Cuándo comienzas con la serie?

—La semana que viene— contesta—. Ya quiero que sea ese día, estoy fascinada. Oh dale las gracias  a Aarón, sé que ya le agradecí, pero por favor dile de vuelta que se lo agradezco mucho.

Me largo a reír.

—El embarazo ye te ha puesto un poco sensible, pero descuida, que le diré en cuanto lo vea.

—¿Tú cómo estás?

Doy un suspiro, si supiera. Si supiera, me mata en realidad, así que mejor, guardo silencio sobre como estoy últimamente.

—Bien, todo bien, por suerte.

Cuando alguien dice que está bien dos veces seguidas, es porque no está para nada bien, y algo perturba sus días. Soy la prueba viviente de ello.

—¿De verdad? Te noto rara.

Salgo al comedor, y tomo mi bolso.

—No puedes notarme rara, hace días que no me ves.

Aún lates en mí | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora