Día 3: Celos

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Había algo en cada cosa de su día que le hacía recordar lo celoso que era cuando se trataba de su viejo amigo

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Había algo en cada cosa de su día que le hacía recordar lo celoso que era cuando se trataba de su viejo amigo. Era injusto porque él había logrado primero ver ese lindo gesto que hace cada que comienza a reír.

 Era injusto porque él había logrado primero ver ese lindo gesto que hace cada que comienza a reír

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Perxitaa era alguien risueño

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Perxitaa era alguien risueño. Siempre en su vida había procurado hacer el bien, dando sus propios toques de picardía con pequeñas jugarretas que muchas veces fueron causa de risas y momentos inolvidables. Esa victoria sobre el humor era parte importante de la lista de sus logros.

Durante mucho tiempo se dedicó a hacer reír, sacar sonrisas en los rostros ajenos así fuera con bromas tontas o simplemente un juego de miradas donde su propia risa también era un llamado a perder la formalidad. El vistazo de las mejillas alzarse con diversión era un premio para él.

Sin duda amaba hacer feliz a la gente. Le llenaba como pocas cosas y un día, en un sitio desierto, con pocos árboles y perdido en medio de la nada, lo encontró: Ese chico de risa difícil, que sólo sacaba una tenue sonrisa burlona. Se llamaba Auron y su extrañeza llamó su atención.

Se rehusaba a reír y estuvo días y semanas buscando la manera de hacer variar su gesto a más. Quería ver su mirada al reír, preguntándose todo el tiempo cómo sería al carcajearse. Rápidamente se volvió una meta de la que no quería soltarse y, cuando menos lo esperó, lo logró.

Y fue de la manera más tonta posible: Una tarde supo que la manera de hacerle esbozar ese suave ruido, era con algo tan sencillo como simplemente mirarle por la ventana y tomarle por sorpresa ondeando una bandera blanca de rendición. Literalmente una bandera pequeña de juguete.

Margaritas y Amapolas || PerxiplayWeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora