Capítulo 3

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abroché mi abrigo, tomé mi bolso, la jeringa y salí de allí, necesitaba un trago, habían sucedido muchas cosas, no logro comprender en qué momento ocurrió todo esto, No sé en que me he convertido. estuve caminando unas cuantas cuadras, hasta que llegué a un bar de antaño, alrededor de las 11pm en lunes, estaba totalmente solo el sitio, a excepción de un anciano, y una pareja bailando al otro lado de la sala, el anciano, al parecer ciego se sentó a mi lado.

- ¿qué hace una dama, a estas horas, vestida de esa manera en la fria unión soviética?- sentí un impulso, realmente quería asesinarlo, me dio repulsión su manera de verme, y entonces volvió a pasar, pude ver como trataba a las niñas, su manera de hablar, y de comportarse, definitivamente podía ver los pecados de la gente, y eso nunca formó parte del contrato

- ¿No es de mala educación entrometerse en las acciones ajenas?-

preferí irme, no iba a trabajar más de lo necesario, al fin y al cabo, no estaba allí por placer, ¿o sí? a este punto ya no lo sabía, en estos meses había perdido tanto que nada, ni nadie podría hacer que me sintiera menos, esa frialdad, era lo que me hacía sentir poderosa, lo era, todas esas personas, todos mis objetivos, tenía sus vidas en mis manos, yo decidía cuando, como y donde, ¿No es una hermosa blasfemia? ¿ser como un dios en la tierra, o solo ser un peón?

cuando le respondió el anciano tuvo una expresión bastante extraña, sentí que me murmuró algo, pero no fue lento en volver a su desagradable sonrisa mientras me levantaba del asiento tomé otro taxi a la estación de trenes, a cualquier sitio al que vaya, me darán un objetivo, y necesito pensar, será un lugar lejano.

-Buenas noches, ¿Cuando sale el siguiente tren a Poltava? - pregunté a la cajera de la taquilla-

-Bienvenida, sale a las 10:10 PM- miré mi reloj, tenía media hora.

-deme por favor un boleto.

entregué el dinero, recibí el ticket, y fui corriendo a un baño, nadie podía verme vestida de esa manera, a esas horas, y huyendo de la ciudad, es sospechoso.

cambie mi ropa por un vestido ceñido un poco más abajo de la rodilla, unos tacones bajos, y un collar de plata. ese collar, miré la hora, diez en punto. fui a la plataforma, abordé y tomé la cadena, todavía recuerdo ese día.

-Ágata, tienes que venir aquí, necesitas tu medicina.

-no la quiero, me da sueño tomarlas- dijo mientras apretaba los labios

-Nena, hazlo por mí, ¿sí? si no tomas esto, te pondrá mal, no quiero que te pase nada. - tomó el pequeño vaso en sus manos.

- ¿Me prometes que me cuidarás si me duermo?- dijo mientras tomaba mi mano.

-Te prometo que lo haré cada día de mi vida.

-ten- me entregó una pequeña cadena de plata -me la regaló mi abuela, quiero que la tengas tú así al menos estaremos juntas si marcho

-Buenas noches, damas y caballeros, este es su tren con destino a Poltava, en la hermosa unión soviética, por favor recuerden las normas de seguridad dentro del tren, y disfruten su viaje.

me dispuse a leer aquellos libros que solía frecuentar cuando era niña , no era libros fáciles de conseguir, eran ingleses y solo se traducen al alemán, pero mi familia y yo vivimos unos años en Múnich así que entendía la lengua,  pero los libros de la Señorita Cristi eran muy buenos al enseñarme sobre cómo funciona un crimen, que debía un criminal hacer para todo tipo de situaciones, era casi cátedra para mí. pero mi modo de matar, esa era una historia diferente

mis estudios en enfermería me hacían la tarea más fácil, aplicar inyecciones había sido el día a día en años duros para la nación, curar heridos, salvar vidas, ser un ejemplo para seguir de las generaciones que vienen atrás.

en este momento, seguir adelante con mis estudios parecía algo muy lejano, cada vez tenía más impulsos, cada persona era un entrenamiento, una aguja, un empujo, cada día era más sencillo, más fascinante.

pero ¿quien era realmente mi contacto con el supremo? jamás he visto su rostro completo, por más que intente solo logro oír su voz, su aterradora respiración y sus pesados pasos en los cuartos de hotel.

¿valió la pena? cada día me pregunto si todo lo que estoy haciendo vale la pena, no sé si todas estas vidas valen lo que vale la de mi madre, aunque en este momento lo hice sin siquiera pensarlo, obviamente la suya era más importante ¿no? pero ahora me cuestiono el he que de mucha gente hubiera hecho el mismo trato que yo por las personas que he matado. no parece justo.

la vida no es justa, si lo fuera, no tendría que matar gente para tener a mi madre viva, y poder disfrutar este hermoso país con ella, si la vida fuera justa no habían muerto tantas personas en la guerra, ¿quién dijo que la vida iba a ser justa, o fácil? la vida es de quien pueda vivirla, y yo no pienso vivirla sola.

no sé en qué momento del trayecto me dormí, me despertó uno de los trabajadores del tren.

-disculpe señorita, hemos llegado.

-Muchas gracias, que esté bien.

baje del tren y salí de la estación lo más rápido que pude, ya era de madrugada y una mujer sola, de noche en las calles de Poltava no era una buena idea, incluso con mis ansias criminales no sabría pelear o defenderme si un hombre me intentara atacar, quería entrar en el primer establecimiento que encontrara pero por la hora todo estaba cerrado, al seguir caminando eventualmente tope con una posada algo pequeña pero tenía su "algo" que me llamo la atención así que entre, en el recibidor se hallaba un hombre sentado, algo borracho pero se veía calmado así que le reste importancia y le pedí al botones que me indicara mi habitación, mientras lo hacía note que el borracho me miraba de arriba a abajo pero a juzgar por la cantidad de botellas de vodka en la mesa no creí que siquiera se pudiera poner de pie. seguí el camino que me indico hasta una habitación al final de un pasillo frio y con mala vibra

-muchas gracias- dije sacando unos cuantos rublos del bolsillo, entregué su propina y me marché a dormir, viajar es tan cansado. 

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⏰ Last updated: Sep 14, 2020 ⏰

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