Huir. Es en lo único que pienso, ya que no puedo hacerlo. Lo tenemos prohibido, es una norma. Este pueblo es un infierno pero salir de él es imposible. Nos vigilan, algo obvio ya que a nadie le gusta que su comida se escape. Pues eso es lo que somos, presas que saben que serán cazadas.
Tener miedo está a la orden del día. El pánico y el terror nos hacen compañía. Estamos bailando con ellos una danza mortal. Aún no entiendo porque tuvo que pasarnos a nosotros, ¿a quién molestamos para que nos los enviaran?
Un día aparecieron, así sin más. Mataron a los ancianos y se comieron a los bebés. Los demás seguimos vivos porque ellos quieren. Les gusta jugar.
Con nosotros.
- ¡Es la hora!
Oigo a mi madre gritar y segundos más tarde suenan las campanas. Las ocho , puntuales como un reloj. A partir de este momento no podemos salir de casa a menos que queramos morir. Si pones un pie fuera de tu hogar serás asesinado en menos de dos segundos. Me río amargamente al pensar en esos monstruos deambulando por las calles de nuestro pueblo, mancillándolo con sus malolientes cuerpos y sus risas macabras.
Tanto ellos como nosotros sabemos que un día desaparecemos, hay algunos que se han suicidado, otros que han sido devorados al violar el toque de queda y otros... (trago saliva) que han sido tratados como juguetes hasta ser asesinados. Esa es la peor manera de morir, tienes que correr por tu vida aún sabiendo que la perderás. Y todo por ese estúpido juego que se inventaron.
Cada luna llena rezo para que no sea nuestra puerta en la que hagan "La Marca" aunque eso signifique que alguno de nuestros vecinos muera. No podría soportar que madre o padre murieran siendo marionetas, ellos no.
Miro por la ventana, mañana habrá luna llena y empezará la cacería.
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Abro los ojos de golpe, he oído algo fuera.
Cojo los prismáticos que tengo en mi mesita y centro mi atención en la oscuridad del exterior. Al principio no lo veo con exactitud pero cuando me acostumbro a las sombras...
Un chico está corriendo por las calles sin mirar atrás y como si la vida le fuera en ello. Bueno, no como, la vida si le va en ello. ¿Por qué ha tenido que salir de noche? ¿Por qué? Una lágrima se desliza por mi mejilla. No quiero ver lo que sucederá pero no puedo apartar la mirada. Alguien debe ver su final, recordarlo. Por desgracia normalmente esa persona soy yo. Mi casa se encuentra en el centro del pueblo y es algo más alta que las demás, si a eso le añadimos que tengo un sueño muy ligero obtenemos como resultado que vea como muere todo el mundo. Desde que llegaron esos monstruos, he visto a todas y cada una de las víctimas desvanecerse sin poder hacer nada.
De pronto aparecen, esas bestias que se hacen pasar por hombres pero que están muy lejos de serlo. Ahora están en su forma de lobo y se abalanzan todos a la vez encima del chico. Oigo sus gritos de histeria mientras le arrancan una a una las extremidades. Suplica porque lo maten de una vez por todas, pero tanto ellos como yo sabemos que eso no pasará, nunca es tan fácil.
Uno de ellos se destransforma...Pero... No puede ser, no, esto es imposible.
Mi cabeza empieza a dar vueltas, empiezo a marearme y si no fuera porque debo ver el final del chico me dejaría caer. Me aguanto las ganas de llorar y miro con odio al que es el alcalde de nuestro pueblo. ¿Qué está pasando? ¿Por qué es uno de ellos?
No consigo comprenderlo del todo...pero si lo pensamos fríamente todo tiene sentido. Me dijeron que él dejo entrar a los que se hacían pasar por comerciantes sin hacerles ninguna pregunta, cuando siempre era el primero en asegurarse de que todo estaba en su lugar, sin perderse ni el más mínimo detalle. Tampoco he visto nunca miedo en su rostro, pensaba que quería darle fuerza al pueblo ocultando sus temores pero la verdad es que jamás lo tuvo. Me trago la bilis al recordar que yo admiraba a ese ese hombre, yo pensaba que era un modelo a seguir, que él podía traernos la paz y la armonía que nos quitaron. Todos sus planes para librarnos de los hombres lobo eran mentira.
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Run or Die
TerrorCuando una desgracia ocurre, la gente corre. Es normal tener miedo, esconderse e incluso gritar y llorar. ¿Pero serías capaz de dejar que te pisotearan? Es obvio que sí. Ellos lo hicieron, se abandonaron a la rutina de morir. ¿Por qué no descubres s...