𝐃𝐀𝐘 𝐅𝐎𝐔𝐑

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Día 4: Comiendo helados

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Luzu había invitado a Auron a salir, pero no sabía ni que cojones hacer, ni decir. Ni siquiera sabía a donde llevarle para pasar el rato.

Su cita era a las 3 de la tarde, y Borja había prometido pasar por el. Sin embargo, sus nervios eran tales que no le dejaban avanzar un solo paso más; se había quedado en la puerta del pelinegro quien sabe cuánto tiempo.

Suspiró, tomando fuerzas internas para por fin tocar el timbre.

Poco paso para que Raúl apareciera en el marco de la puerta, sonriéndole cariñosamente al castaño y embobándolo en el proceso.

—¿Que tal Luzu? Por un momento pensé que no vendrías— Dijo, acercándose a él hasta darle un abrazo amistoso

El castaño no dudó en corresponderlo, llegando a oler la colonia que Álvarez se había puesto minutos antes.

—Jamás te dejaría plantado, Auroncito— Dijo después de separarse —En fin, ¿nos vamos?

—Por supuesto

Ambos pusieron en marcha hacía el pueblo, y el más alto se estaba muriendo de los nervios, porque no tenía ni idea de donde ir.

Unos pocos minutos después de caminata, el pelinegro murmuró lo que parecía una maldición que Luzu no llegó a escuchar, quitándose sus gafas de sol para limpiarse con su mano el sudor que poco estaba empapando su cara.

—Joder, que calor hace tu...— Quejó molesto, no le gustaba para nada el calor

—¿Que te parece si vamos por un helado? Yo invito— Le invito Luzuriaga ante su queja

—Vale

La heladería del pueblo no estaba tan lejos, y no tardaron tanto en llegar.

La campanilla del lugar sonó al abrir la puerta del local, llamando la atención del chico que atendía ahí.

—Buenas tardes— Saludo a la pareja, que ya estaba enfrente de la vitrina en la que estaban todos los sabores que ofrecían —¿Que gustan?

—Uno de... vainilla— Dijo Auron, esperando a que el mayor también pidiera algo

—¿Nada más?— Preguntó amablemente el chico detrás del mostrador

—Si, muchas gracias—

El chico asintió. No tardó mucho en entregarle lo pedido en la mano el pelinegro, y como prometió, Borja pagó por el.

Afortunadamente había muy poca gente en el local, así que se sentaron en una de las tantas mesillas.

Temas triviales, risas y bromas se formaron entre los dos, sintiéndose más cómodos que antes. Además que el clima ahí dentro era un poco más fresco y el menor ya no se estaba muriendo de calor.

—¿Puedo...?— Preguntó de repente al pelinegro, refiriéndose al cono con helado entre sus manos

—Bueno, si quieres— Dijo, pasándole el cono

Le dio una lamida rápida al helado, pero no pudo evitar sentirse incómodo por la mirada fija de Raúl en el y aguantándose la risa

—¡Auron, deja de mirarme así!— Luzu empezó a reír nervioso, y Auron no tardó en seguirle pero con una carcajada más sonora

—¡Estas besándote conmigo indirectamente! Hay que admitir que es gracioso— Siguió riendo, pero no se dio cuenta que Borja estaba tan sonrojado como un tomate

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༄ 𝐁𝐔𝐓𝐓𝐄𝐑𝐂𝐔𝐏; 𝐋𝐔𝐙𝐔𝐏𝐋𝐀𝐘 𝐌𝐎𝐍𝐓𝐇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora