prólogo

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Amar sin ser correspondido apesta, ser la segunda opción de alguien es tan patético que da lastima más sin embargo soy incapaz de alejarme de ella. Muchas veces no se qué le veo y otras recuerdo al ver sus ojos por qué la amo tanto.

Es tonta ,impulsiva llorona y me usa de pañuelo de lágrima.

Y ahí estoy yo corriendo en su ayuda si me necesita , no importa la hora ni el lugar siempre estoy para cuando necesite usarme . Doy lastima claro que sí pero es mi puto problema, es mi decisión y son mis consecuencias.

-- hola? Hablo con..-- suspira con fuerza y logro reconocer la voz -- eres tú el chico que trajo a Elis? Podrías venir a verla ella pues...no..

-- si soy yo.-- corto lo siguiente que dirá ya conozco la respuesta y se que hacer está no es la primera ves que pasa estoy tan acostumbrado a esto -- no te preocupes en 25 minutos estoy ahí .

Colgué enseguida metiendo el móvil en mi bolsillo delantero sabía que era mala idea llevarla a ese lugar que solo era una masoquista al asistir pero como siempre no soy capaz de meterme en sus decisiones solo puedo observa y intervenir cuando sea necesario.

Muchos piensan que mi amor por ella no es normal o que simplemente estoy tan ciego que no me doy cuenta de lo evidente pero claro que lo sé no soy estupido, se cuándo falla veo sus errores y se cuándo trata de ocultarlos para que no los vea pero no puedo hacer más que observar. Soy solo soy yo viendo cómo la mujer que amo aprende de si misma destrozándose una y otra vez.

Tomo el auto de mi padre en otras circunstancias tomaría mi motocicleta pero estoy seguro qué Elis no podrá sostenerse de ella, sonrió al girar la llave encendiendo a los segundos el motor si mi padre se enterara de que tome su auto a estas horas acabaría librandome un buen sermón agradezco que no esté en estos momentos en casa.

La marcha comienza y tomo con fuerza la palanca mientras presionó el acelerador tenía tiempo que no conducía, el viento entra por las ventanillas removiendo mi cabello. Me preguntó si algún día esto terminará y dejaré de hacer la primera cosa estúpida que se me venga a la mente. Sin darme cuenta tomo el camino directo a la carretera, en pocos minutos llegaría hacia donde está ella. Mi cabeza comienza a doler suspiro con fuerza  aprentando el volante.

¡Mierda!

Aveces realmente me odiaba pero en este momento no tenía tiempo para discriminarme ello quizás  luego por ahora Elis me necesitaba y era su única esperanza o eso quería creer. Sin darme cuenta había casi llegado al sitio no se si era las ganas de verla o simplemente los semáforos que ignore. No me pare a pensarlo ni un segundo solo salí del auto tomando las llaves para apresurarme en tocar la puerta.

Los segundos en el portal se me hicieron eternos dándome gana de volver a tocarla pero esta vez con más fuerza. Mi mano estaba a punto a hacerlo antes de que la cerradura de esta se abriera y dejara ver a un mujer joven con un bebé en brazos. Supe al instante que esa era su amiga la responsable de que Elis hubiera venido, me miró de arriba o abajo sin disimular un poco quizás tratando de darme la confianza que obviamente no necesitaba. No pregunte si podía pasar ni tampoco espere que ella lo hiciera .

Di los primeros pasos antes de ser agarrado del brazo, mis ojos buscaron rápidamente al responsable de ello dándome cuenta que era Janeth la que jalaba de mi . No oculte mi molestia no tenía tiempo para oírla solo quería tomar a Elis y irme de allí lo más pronto posible

-- ¡espera! Damián está hablando con ella.. no debes - alze mi ceja que clase de estupidez estaba diciendo. Sentí como cada músculo de mi cara se tenso y estoy seguro de que ellas lo notaron . No iba venido a escuchar que el imbécil ese pidiera mi tiempo y peor el de  Elis era un observador claro que sí pero no un completo imbecil.

Dulce agoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora