capitulo 3: el color vino

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Miró el reloj en mi muñeca apunta las seis y media de la tarde. Cuando fue que comenzó está costumbre nisiquiera yo lo sé simplemente una vez llegue aquí y espere hasta que saliera sin ninguna excusa en ese tiempo era difícil hablar y ella tampoco jamás pregunto ni se quejo lo que comenzó por una prueba de convirtió en una costumbre.

Nunca hay motivo en especial muchas veces solo caminamos mientras hablamos de cosas tontas. Soy conciente de que no debería hacer esto más me importa una mierda .

Estoy completamente jodido.

-- esperaste mucho? -- su voz me obligó a abrir los ojos, cuando fue que había llegado ni idea pero supuse que me había observando un momento pues su ceño se había arrugado tanto que sus cejas se juntaban.

-- una vida te he esperado -- murmuré sacando de mis labios el cigarrillo que pronto se acabaría. Se que el comentario la incómodo lo supe al verla mover sus dedos más no dije nada.

--. Deja de fumar -- quitó el cigarro de mis manos y lo poso en su boca jalo suavemente antes de soltarlo y tirarlo. Alze mi ceja, varias veces lo iba hecho y no me acostumbraba aún . Una sonrisa escapó de mí

1..2..3...

Era tonto que siempre pasará pero allí estaba la prueba una fuerte tos la acojio sus ojos vidriosos la delatarón.

-- aprende primero a fumar si quieres que lo deje -- volví a revolver su cabello era una de las cosas que siempre hacia. El rose de su cabello era una forma de poder tocarla con una excusa.

-- si sigues fumando necesitarás pulmones nuevos pronto-- dijo tan inocente. la nicotina me mataría al menos más lento de lo que lo estaba haciendo ella.

Y si sigo amandote necesitaré un nuevo corazón pronto.

-- tú no eres la más indicada para dar consejos- sonreí viendo su expresion cambiar a una seria .- o quieres que te recuerde la última vez.

Suspiro sin seguirme la discusión que obviamente perdería . Sus iris cafés se veían más claros gracias a la caída de la tarde y ese labial vino que jamás dejaba de usar se arrugó al igual que su nariz.

-- por qué no trajiste la moto? - pregunto alzando sus cejas. Ella era vida alegría muy contrario a mi por eso no podía dejar que nada la opacara. Quizás por ello no podía perdonar a Damián. Mis ojos fueron directo a sus muñecas no pude evitarlo cada que pensaba en ello una punzada me oprimía el pecho.

Ella lo ocultaba del resto del mundo con muchas pulseras anchas. Nunca hablamos del tema pero era evidente que el hecho seguía allí así trataramos de ignorar.

-- Sebas? ¿Me estás escuchando? -- volvió a decir, aleje todo esté estúpido drama que me estaba alejando de lo verdaderamente importante.

-- no grites nena que si te escucho solo estaba pensando

- pensar? - cruzo sus brazos por debajo de su pechos alzando ambas cejas.-- cuando tú piensas nada sale bien - río y aquella sonrisa engatuso a la mía. Verla tranquila y feliz me hacía pensar que con eso me bastaba.

Vil mentira cada vez deseaba mucho más.

-- claro que sí quieres ver que así ... - acerque mi rostro al suyo pude sentir su aliento caliente sobre mi nariz. Era solo una broma pero mi pecho me comenzó a traicionar sus ojos abiertos y sus mejillas sonrojadas me estaban volviendo loco.

Ese color vino era el culpable.

-- Sebas...

-- solo bromeó- tape sus ojos con mi mano para que no notará como mi respiración se había acelerado el calor me comenzó a afectar -- vamos a comer -- susurré aún si apartarme la necesidad de tocar sus labios era tentadora pero este no era el momento.

Algo en mi que hace tiempo desconocía se hizo presente. Yo lo llamo ser patético quizás Elis lo vea de otra manera. Bese su mejilla era lo único que podía hacer para aplacar estás ganas de tocarla.

Últimamente soy tan patético...

Me aleje al instante dando el primer paso. Supe que le costo reaccionar más no gire pues su taconeo me hizo darme cuenta que me seguía.

-- deja de hacer esto-- golpio mi hombro el sonrojo aún no abandonaba su rostro. -- no puedes ir por el mundo besando chicas y luego decirle que van a comer - finjido enojo escuché de su voz era una manera de evitar la verdadera intención de mi acto .

-- solo a ti te beso y te invito a comer vaya descaro el tuyo - pase mi brazo atraves de su hombro - solo por eso pagarás tú hoy.- sus mejillas se inflarón y su boca se abrió queriendo quejarme. Negué suavemente .

-- Sebas eres demasiado ... Pero está bien te lo debo verdad . -- sabía lo que queria decir pero no dije nada el silencio invadió un par de segundo solo el andar de nuestros paso se hizo presente el ruido de la cuidad se sentía tan natural cuántas veces había hecho lo mismo?.

-- que te incómoda? - pregunte finalmente mirando las calles que nos alejaban del lugar donde siempre comiamos.

-- me llamo Janeth hoy , y ella dice que .. él solo ... - su voz fue bajando apreté su agarre dándole fuerzas apesar de que el tema me incómodo.

-- no te dejes llevar de lo que dice Janeth ella trata de estar de parte de ambos -- cruzamos la calle ella sin mirar al frente y yo totalmente alertó.

--lo sé.. Sebas pero...una parte de mí quiere creer que lo que dice es cierto.-- su voz se oía apagada nada comparada a segundos antes.

-- y otra sabe que no lo es verdad -- mire sus ojos que me daban la razón -- él no merece tristeza de tu parte.

Volví a tapar sus ojos con mi mano. El acto era infantil pero no quería ver esa expresión en su cara.

-- aveces odio tu sinceridad.

-- lo sé nena pero eso no quita que sea la verdad - quite la mano de su vista mostrándole que habíamos llegado al lugar donde comíamos . Una pequeña sonrisa mostró sabía que no era cien porciento real pero al menos trataba de engañarme lastima que yo la conocía muchísimo más que ella misma.

-- entremos de una vez.- dió un paso adelante ignorando mi comentario , quisiera llamarlo valentía y una manera de demostrarme que no le afectaba tanto más yo sé que era solo una fachada .

Muchas veces habíamos venido aquí la verdad había perdido la cuenta pues nunca la lleve simplemente un día ocurrió recuerdo que en esa ocasión la comida me supo amarga e insípida supongo que para Elis igual y apesar de ellos seguimos viniendo hasta que poco a poco le cojimos gusto al lugar y cuando menos nos dimos cuenta era el único lugar donde comíamos.

Y tengo la sensación de que hoy nos volverá a saber amarga .

Dulce agoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora