La científica y la ladrona

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Aclaremos un par de cosas antes de empezar a leer: no sé nada de medicina, ni de quimíca, ni de atracos ni de nada. Es una historia ficticia basada en La casa de papel. La he escrito como premio para alguna de las personas que comentan mis fanfics. Así que comentad todo lo que queráis que a veces hay sorpresas. Espero que la disfrutéis, la votéis y mucho animo. 

***

Me llamo Pamplona pero cuando comenzó esta historia no me llamaba así. Yo era una científica más en un laboratorio normal o eso creía antes lo que ocurrió. Mi familia murió por una enfermedad que se había expandido por todo el mundo. Lo único que me quedaba era el trabajo que tenía. Y esto también lo iba a perder. Aunque en realidad solo era un cambio de oficio. Iba a pasar de ser científica a ladrona. 

Todo comenzó con la aparición del COVID-19. Pensábamos que era una simple gripe. Pero era mucho más que eso. A la mayoría de la gente les mandaron a casa, a mi y a mi equipo no.

Nos hicieron cambiar nuestra investigación y buscar una cura para el virus. Una empresa enorme había comprado nuestro laboratorio y quería utilizarlo para buscar la vacuna. Al principio me pareció bien. Difícil, pero me apuntaba al reto, siempre me habían gustado. Además, seguía teniendo trabajo y eso me distraía del desastre que estaba ocurriendo en el exterior.

Luego las cosas empezaron a torcerse...

Mi familia murió, no pude despedirme de nadie. Las muertes iban en aumento.  La búsqueda de la vacuna era cada vez más exhausta y competitiva. Nos hacían ir a investigar de madrugada. Apenas nos dejaban descansar y metieron a gente desconocida en el laboratorio. Lo cual ponía en peligro la investigación porque eran más posibilidades de contagio aún teniendo medidas de protección. 

No aguantaba más la situación. Llevábamos meses así y no había tenido la oportnidad ni de realizar el duelo por mi familia. Fui a quejarme a dirección. Y allí es donde me llegó el flechazo que me robó el corazón y dio un giro de 180 grados mi vida.

Antes de que llegara el flechazo capté una conversación que no debía haber escuchado.

- Eso es. Parece que vamos a conseguir las vacunas. Todos los test lo confirman así. Nos falta hacer un par de pruebas más, terminar la formula, patentarla y nos haremos ricos.  - susurraba Tinet, el director de la empresa. - he quedado ahora con la empresa que nos va a ayudar a patentarla internacionalmente y blindar nuestros beneficios. Ni el gobierno podrá quitarnos la vacuna. - dijo entre risas.

Me quedé en la puerta, en shock. Se supone que iba a llamar a la puerta del director para hablar con él pero no podía moverme. No creía lo que estaba oyendo. Si no fuera por la persona que entró por la otra puerta, el director me habría pillado ahí plantada.

Una rubia de pelo corto con traje acompañada de una señora con gafas y de media melena me miraban.

- Hola. - dijo secamente la rubia. - Tenemos una reunión con Tinet. ¿Eres su secretaria?

- No... yo eh.. soy .. una del laboratorio. Me voy, iba a hablar con Tinet para quejarme.. eh, bueno me voy. Adiós. - dije atropelladamente.

***

Cuando a la noche volvía a mi casa cansada, vi una sombra que me perseguía. Antes de que me diera cuenta, me había arrinconado en mi propio portal. Parecía una persona adolescente o muy bajita. Tenía la cara tapada por una mascarilla e iba completamente de negro.

En la oscuridad de mi portal, sin que nadie me pudiera salvar, solo pude fijarme en sus ojos, que le brillaban con la poca luz que entraba de las farolas de la calle. 

Historias de cuarentena (Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora