33 Historias de Terror

El camino de las rosas blancas

Hay un lugar muy conocido llamado Abney Park, un jardín cementerio muy famoso por su Flora que lo hacía un lugar turístico. Se encuentra ubicado en Stoke Newington, en Londres y es uno de los lugares más bonitos de Londres.

El cementerio era tan grande que hasta gente se perdía allí y tenían que dormir ahí dentro, qué incómodo ¿verdad?

El cementerio estaba ubicado cerca de un pueblo muy famoso de Londres que era uno de los pueblos más bonitos del mundo. Pero 50 años después, el cementerio se convirtió en un lugar de pesadilla transformándose en un pasaje del terror que abrían cada Halloween al anochecer y tenerlo como un lugar público  para experimentar el terror que provocaba un cementerio a oscuras, y cerraban a las 12 de la noche.

El 14 de Febrero de 1953 más de 1.000.000 de personas fueron al jardín del cementerio para celebrar San Valentín, pero un pobre muchacho llamado Jefferson perdió a su madre hace 2 días y en San Valentín tuvo que ir al entierro de su madre.

El cementerio contaba con 5 terrenos con mil tumbas cada uno, pero en ese día terminaron uno nuevo porque todas las tumbas estaban llenas. En el nuevo terreno enterraron a su madre.

Cada terreno está rodeado de rosales blancos simulando el alma de los difuntos, pero hay un lugar donde las rosas blancas tienen más fama. Se trata del camino de la entrada del cementerio bordeada con rosas blancas, donde pasan los ataúdes y hay veces que las rosas gotean gotas de rocío cuando pasa el ataúd por ese camino, simulando como si estuvieran llorando por el que ha muerto.

Al anochecer, el cementerio iba a cerrar pero Jefferson se perdió en el cementerio porque las pasilleras parecían un laberinto y si no recuerdas por dónde pasabas, te perdías. Jefferson tuvo que quedarse a dormir hasta que volvieran a abrir al siguiente día y decidió dormir al lado de la tumba de su madre para dormir con ella por última vez.

Cerca del cementerio, vivía un hombre llamado Jhonson que decidió adentrarse de manera sigilosa al cementerio por una entrada secreta que hizo él y ver si encontraba a alguien que estuviera perdido.

Pocos minutos después encontró a Jefferson dormido, pero se despertó porque escuchó a un búho cantar en un árbol. Se giró, vio a Jhonson y pegó un bote del susto que se llevó de forma inesperada.

Jefferson (aterrorizado): ¿Quién eres tú? ¿Qué quieres de mí? No me hagas daño.

Jhonson: Tranquilo muchacho, soy Johnson. Yo me encargo de que las personas que se quedan encerradas aquí puedan salir. Te acompañaré hasta la salida. ¿Cómo te llamas?

Jefferson: Me llamo Jefferson, un placer.

Jefferson coge confianza con él y Jhonson lo acompaña hasta la salida.
Cuando llegan a la salida, antes de llegar a la puerta, lo pone cerca de los rosales e inesperadamente saca una navaja de bolsillo y le desolla desde las piernas hasta las rodillas. Agonizando del dolor y perdiendo mucha sangre, intenta escapar pero Jhonson se lo impide.

Le obliga a caminar por los rosales aún perdiendo sangre por el desollamiento y por las espinas que se clava, sufre más dolor y pierde más sangre. Su sangre mancha las rosas blancas por cada paso que da. Consigue pasar los rosales y ahora tiene que andar hasta el terreno nuevo, donde está la tumba de su madre y así fue.

Cuando llegaron, Jhonson se sorprendió de que aguantara tanto porque normalmente en el desollamiento, la gente muere en 2 minutos por pérdida de sangre extrema y Jefferson aguantó más de 2 minutos. Como seguía vivo, sacó la navaja otra vez y le pegó una apuñalada por la espalda, rompiendo la columna vertebral y cayó muerto en la tumba.