Demasiado tiempo sin vernos

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La alarma de mi despertador sonó, era sabado, la verdad, no tendría porque levantarme a las siete de la mañana, y sin embargo, pegué un brinco de alegría cuando al fin escuché ese, normalmente odiado, hoy amado pitido, casi no había dormido en toda la noche, estaba demasiado nerviosa, saltaba de alegría, de felicidad, haciendo así crujir los muelles de mi cama. 

Miré el reloj de nuevo, ya eran las siete y diez, debía darme prisa si quería que todo saliera perfecto, de modo que dejé de brincar como una loca y me metí en el baño. Allí me dusnudé despacio, me había levantado con tiempo para poder hacer todo delicadamente. Después de llenar la bañera hasta arriba me introduje en aquella agua, tan transparente y tibia, me habría gustado tirarme allí el día entero, pero hoy no, hoy deseaba verle, demasiado tiempo, había sido demasiado tiempo....

Salí del baño con una toalla naranja salmón cubriendo mi cuerpo desnudo, abrí mi armario, y después de ponerme la ropa interior rebusqué entre mis cosas. Me costó encontrarlo, pero ahí estaba, el vestido azul celeste que él me había regalado, lo acaricié con cariño, y lo acerqué a mi cara para inalar aquella fragancia..., olia a el, lo extrañaba demasiado. En mi mente aún estaban intactas las imagenes del día que me regaló aquella preciosa prenda, que pasó a ser mi favorita....

                                                                         FLASHBACK

- mi vida, despierta, tienes que ir al instituto, son las siete - dijo mi madre destapandome , y abriendo las persiana para dejar pasar así la luz a mi habitación

- mmm pero mamá, dejame un poquito más, hoy es mi cumpleaños - bufé yo volviendo a cubrirme

- precisamente por eso te despierto, Louis te espera fuera - no hizo falta más, me destapé corriendo y me metí en la ducha. Me duche a una velocidad record, estoy segura, y ni siquiera desayuné, me vestí corriendo y bajé volando, abrí la puerta, y le ví, el estaba allí, con la espalda apollada en la pared.

- tardona - me miró con cabreo fingido

- lo siento, esque.... - el me sonrió y me despeinó el pelo con cariño

- no importa renacuaja

- ¡ya te dije que no me llamaras renacuaja!, que sea un año menor no te da derecho

- yo solo lo digo porque lo eres peque, pero si lo prefieres te llamare....ya sé, como te gustan mucho las cerezas...demasiado, es obsesivo...- le interrumpi

-igual que tu con las zanahorias

- vale pues yo te llamaré cerecita y tu me puedes llamar zanahorio, ¿que te parece?

- es justo, me vale, pero en verdad seguramente yo te llame Lou.... - el soltó una carcajada

- que mona que eres - me sonrojé sin poder evitarlo - bueno, ¿y como está hoy mi cumpleañera?

- ¡¡TE ACORDASTE!! - me abalancé sobre el y le abracé con toda la fuerza que tenía

- como para no, te tiraste toda la semana amenazandome con matarme si se me olvidaba, eso me dolio, demuestra tu falta de confianza en mi, ¿como iba a olvidarme yo de el cumpleaños de mi cerecita? - no pude evitar que dos lágrimas corrieran por mis mejillas, por eso intenté esconder mi rostro en su pecho inutilmente, lo sabía todo de mi, no podía ocultarle nada

- gracias... - el me apartó de su pecho y me obligo a levantar la vista

- ¿porque lloras?, eres mi mejor amiga, no podría olvidarme de un día tan importante, nunca, y lo sabes - sonreí y el por su parte retiró las lagrimas de mis mejillas y deposito un beso en ambas, para luego, concluir con uno más largo en mi frente. Yo cerré los ojos y disfruté de su cariño. Cuando nos separamos me tendió un paquete envuelto en un precioso papel decorado con corazones.

They don't know about usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora