<<Un olor a dulce jazmín.>>
El ojidorado había iniciado el día con un entrenamiento cuerpo a cuerpo con su padre, el gran general Inu no Taisho quien era el actual líder de las bestias cardinales y lord de las tierras del oeste. Para muchos su padre era un Yokai a quien debían admirar pero él que era hijo suyo, consideraba que su padre llegaba a ser una gran piedra en el zapato, todo un fastidio.Sesshomaru Taisho, heredero del oeste era obligado por su padre a entrenar sin descanso todos los días, se le decía que no puedía darse el lujo de ser débil, él debía ser el mejor de su clan para así dar orgullo al oeste y la casa de la luna. Su madre claramente estaba de acuerdo con que su hijo recibiera lecciones directamente de su padre.
Luego de un intenso entrenamiento llegó el memento de tener un combate contra su padre, se esforzó mucho e incluso se dió cuenta de que su técnica mejoró pero a pesar de sus muchos intentos, perdió otra vez. Como castigo fue enviado por su padre a vigilar las fronteras de los territorios.
Sesshomaru a regañadientes aceptó, se aseó y cambió los ropajes para después dirigirse a donde se le indicó, cumplió rápidamente con el patrullaje con la intención de descansar luego, el solo quería olvidarse de todo por un rato, con eso en mente recorrió el bosque hasta detenerse en un lago a beber agua, esta estaba muy fresca y alivió de inmediato su sed.
Se dió cuenta que ese era un buen lugar para pensar en calma alguna estrategia que le ayudara a vencer a su padre en el entrenamiento de mañana. Estaba sobre la rama de un árbol perdido en sus pensamientos hasta que un suave y delicioso olor a jazmín es percibido por él, era tan dulce y fresco que le comenzó a nublar el pensamiento.
"¿Qué es esto?."
Fue lo primero que pensó, ese peculiar olor nunca lo había sentido de esa forma, era especial, de un momento a otro su bestia interna tomó el control de su cuerpo y empezó a llamar con un cántico antiguo al portador de ese aroma, lo que le pareció más extraño que escuchar a su bestia cantar de esa forma fue que ese portador respondiera a este.
"MALDICIÓN, YAKO, DEBES PARAR."
Maldijo internamente pero ninguna queja suya recibió respuesta d su bestia, iba a seguir con esto pero sintió algunos pasos cerca, en ese instante retomó el control de su cuerpos y decidió quedarse oculto en su lugar, observaría desde ahí a quien era capaz de atraer tanto a Yako.
Le sorprende que el portador sea una chiquilla humana que parecía extraña, solo sentía su aroma, no podía detectar nasa más que eso en ella. No había presencia ni aura, este descubrimiento le hace arrugar la frente, nota como ella lo busca con insistencia, era una tonta si creía que podia detectarlo luego de que el oculte su poder.
Nota la decepción en los ojos de la humana y observa como bebe agua del lago al igual que el hace un rato, se le veía muy tranquila y se ve como comienza a comer una manzana, pero el deseo de saber el porqué estaba ahí o quién era lo llena de curiosidad.
De un salto elegante aterriza sobre el suelo sin hacer ruido alguno, queda justo atrás de la humana, le pareció no ser notado por ella así que libera otra vez su aura, el siente como ella reacciona a este desprendimiento de su poder y se siente complacido. En poco tiempo ve como se gira hacia el y lo mira con curiosidad, pero el no puede evitar hacer lo mismo, también la detalla fijamente, de cerca lucia aún más hermosa, pensar así lo asqueó.
-Humana.
Le llama con desprecio, su voz era baja y sin mucha paciencia, hace un gesto de molestia al no recibir su respuesta.
-Humana, ¿Qué haces en mis territorios?.
Ve como pone una cara de enfado en ese rostro casi angelical, era muy bella para ser una humana, tenía ojos chocolate hermosos, mostraban gran energía y su mirada era atrayente, su cabello era lo que más llamó su atención, tenía el color de las plumas de un cuervo y le resultaba tentador la idea de acariciarlo para saber si era tan suave como parecía ser, pero se recuerda nuevamente que esa chiquilla era solo una simple humana.
La joven se le queda observando al igual que él a ella y le logra sostener la mirada, Sesshomaru nota cambios en aroma, pasa del temor a preocupación y ante esto decide repetir sus palabras, ella le ve y responde finalmente de forma altanera.
-No es de tu incumbencia, Yokai.
-Cuida tus palabras inmunda humana, no sabes a quién te estas dirigiendo.
Ante su altanería Sesshomaru le responde con rudeza, da unos pasos acercándose a ella y nota como esta retrocede algunos cuantos.
-Claro que no lo sé, ni tampoco me interesa- Sigue hablando con el mismo tono- Yokai, fuiste tú quien se apareció a perturbar mi tranquilidad.
El le dió una mirada furioso y ella sintió la sangre helar, era valiente pero en el fondo comenzó a sentir miedo de él, su aroma de lo hizo saber. Sintió como su molestia crecía, la humana se atrevía a contestarle así al gran Sesshomaru.
"¿Acaso no se da cuenta que es ella quien hizo mal al entrar en un territorio que no es suyo?."
Tenía que hacerle ver cual era su lugar.
-Humana, eres tú quien no debería estar en este lugar, son territorios y si quisiera te podría destrozar ahora mismo por entrar en ellos, ¿Acaso no temes por tu inútil vida?.
-No te tengo miedo, mi vida no es insignificante y te lo puedo demostrar, pero no estoy para perder el tiempo contigo, debo continuar mi viaje.
Las respuestas que recibe el ojidorado lo hacen sentir cada vez más enfurecido, cansado de ella se acerca a velocidad y la estampa contra el árbol más cercano, escucha como suelta un quejido de dolor por el impacto a su débil cuerpo.
-Humana hablas demasiado, no te irás antes de ser castigada por tu insolencia, ¿Tus padres no te enseñaron que no se desafía a un yokai estando sola?- Pregunta molesto - ¿O que lo mejor es correr y rogar por tu vida?.
Las palabras que salen de Sesshomaru están llenas de desprecio y molestia, estaba furioso por la reacción de su bestia interna y lidiar ahora con el descaro de la muchacha empeoraban las cosas aún más. Ella le miró de la misma forma pero no habló.
-Vamos humana, responde.
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Flores de Luna ©
FanfictionLos amores imposibles suelen ser los más recordados y claro, deseados. Tal vez ese deseo por lo que no se puede tener sea lo que despierte los bajos instintos de los protagonistas de esta historia, algo que los hará luchar hasta el final contra cual...