Solo Yo Lo Se || TimJon

|Capítulo Único|

Según la sociedad lo primero que define a un buen chico es lo atento que llegué a ser, alguien que le encante ser dinámico en cuestiones del estudio ya sea para responder a una cuestión como para preguntar dudas. Alguien confiable y amigable que siempre este contigo y que se maneje en el ambiente de la clase junto a sus demás compañeros.

Aquel mejor estudiante capaz de convertirse en un asesor o tutor de los alumnos que le sea imprescindible para que se sientan motivados y aprendan más, quien siempre tienen una solución para todo y esto es gracias a su gran habilidad de percepción, quién sabe en qué lugar es mejor ubicarse, con qué personas aliarse, y cuáles son las habilidades que le favorece en cada situación, es por ello que podía crear estrategias rápidamente para conseguir lo que desea de la mejor manera posible.

Toda esa descripción cabía en la personalidad del joven tercer hijo de Bruce Wayne, Timothy o <Tim> cómo cariñosamente le llamaban era el hijo perfecto a ojos de todos no era grosero, ni frío mucho menos engreído era él mejor hijo del mundo si le preguntaban a sus hermanos o a sus padre. Pero no todo era lo que parece tal vez era todo eso delante de su familia y amigos pero Timothy tenía un secreto muy peculiar. Desde una edad prematura fué capaz de aprender a leer las expresiones de las personas, lo llamaba curiosidad pero sabía que tenia otro nombre el saber lo que su objeto de diversión está sintiendo en el momento exacto o sólo identificar si algo no concuerda en sus relatos algo muy común en su ambiente social por relacionarse con personas falsas en las típicas reuniones o fiestas que su padre organizaba tantos hipócritas y mentirosos que si pudiera contarlos con sus dedos le faltarían muchos más.

En su adolescencia ya era una de las personas astutas jamás vistas; quién siempre está muy alerta a leer a las personas y ver a través de las máscaras evidentes, quizás por eso nadie podría engañarlo, razón suficiente para nunca fíarse de lo que dicen otras personas en su presencia, sólo hasta que lo comprobará de alguna manera no muy ortodoxa claro, su manera de buscar información oculta en sus narices siempre le causaba <Curiosidad> saber que tan intrigante era descubrir los hechos cotidianos que fueran ocultos en su persona él siempre queria ir más allá, analizaba todo a su alrededor para encontrar cosas que no muchas personas pueden ver, podría ser que su padre tampoco sería un afortunado en notarlo con respecto al tema bien por él algo menos por lo que no preocuparse.

Tim se fijaba en cada detalle y característica que le rodeara en busca de la verdad. Era algo que le gustaba mantener oculto ante todos, se le podría llamar <Rarito> o peor, no se hacía la idea de ser descubierto por sus seres queridos aunque algo pasó en su sentir cuando él novio de su hermano menor llegó a la puerta de su casa cómo un ángel salvador volando a los brazos del menor ese era Jonathan Samuel Kent era un bello nombre; un hermoso omega que captó su atención al instante.

Fué bien recibido en la Mansión, Damián lo adoraba, de hecho todos estaban a gusto con su mera precencia incluso él se incluía, luego del pasar de un año éste se volvió parte de la familia Wayne él chico de grandes y hermosos ojos azulones lo dejo clavado y con más deseos en él que ser sólo su cuñado. Era un mal pensamiento él tenía veintitrés y él quince apenas pero... no importaba tanto, era el único hermano menor de su mejor amigo... no importaba tanto, era él novio de su hermano... pero cómo dijo antes no importaba tanto.

Ese omega no sólo era bonito, él era más que eso, una buena persona humilde y honrado todo lo contrario a las personas que había conocido antes en su mirada sólo reflejaba auténtica verdad, lo descubrió al momento en que entró a su vida tierno, inteligente, buen sentido del humor podria quedarse todo el dia hablando de su querido Jon podría hacerlo, si tan sólo tuviera con quien desahogarse pero no estaba en su lista eso jamás; poseedor de un aroma sublime a chocolate y café tan exquisito; él era alguien con quien los demás podían confiar siempre. Tanto a la hora de compartir confidencias cómo a la hora de estar presente en los momentos clave como por ejemplo las crisis nerviosas de Damián, desde lejos sólo era él obserbador tras una pantalla; cuanto deseaba que le diera una mirada más allá que sólo mero cariño fraternal, deseaba el lugar del pequeño alfa a toda costa, sólo un poco más.