DEFIÉNDELA

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Después de que el Alfa me descubriera, digamos que sólo evadí el tema... Seguramente había sido Damian el que le contó respecto a todo eso.

-Le voy a meter una paliza...- susurré de forma amenazante. Claro, creyendo que no había sido escuchada-

-Que no se te olvide que aún puedo oírte Isbella...-Se cruzó de brazos y me miró de reojo- En cuanto terminemos de entrenarte, podrás meterle unos cuantos golpes. Mientras... aprende a defenderte de los más débiles-

Y así fué... Lo medité al rededor de una noche entera.

Ni siquiera pude dormir.

Tendría que poner todo mi empeño para que el entrenamiento diera frutos.

Ahora ya no importaría que tan frustrante, cansado o incluso tedioso pudiera ser... Aguantaría todos y cada uno de los golpes, cada comentario, cada orden y cada horario.

Ya no sería diferente a ellos, nunca más volverían a llamarme débil.

A la mañana siguiente desperté con increíbles reservas de energía, me levanté y vestí con pants y una blusa bastante fresca, que cabe recalcar me daba mucha movilidad.

Bajé a la cocina y encontré a todos en el desayunador, saludé a la señora Erena (Luna de la manada), al Alfa (el señor Ivar) y a Xavier (Hermano mayor de Damian).

Me senté a un lado de Damian, no lo saludé. Tomé un poco de jugo y consiguiente a ello dí un carraspeo con la garganta.

-Ammm... Alfa quisiera hablar con usted sobre lo de ayer-

La señora Erena me miró y sonrió ligeramente para luego decir...

-Creí que las formalidades ya habían quedado en el pasado pequeña Isbella-

Me sonrojé un poco y rasqué mi cabeza en señal de verguenza. Todos me observaron, se sintió un incómdo silencio y Xavier salió en mi salvación.

-Y claro... si puedo preguntar, ¿qué sucedió ayer Isbella?- Me miró con sus profundos ojos de tonalidad dorada y su sonrisa llena de calma y templanza-

-Pues... el tío Ivar ofreció entrenarme con la finalidad de que más adelante pueda unirme a los cazadores... - Paré un segundo mi narración y me percaté de la mirada de Damian-

No con mucha frecuencia me dirigía hacia el Alfa de esa manera, pero era petición de la Luna de la manada que los llamase tíos y bueno en su caso... mamá. lastimosamente para ella, mi madre jamás desaparecería del pensamiento.

-¿Acaso estás loca?- La intervención de Damian no era esperada por mi, y mi rostro se lo hizo saber-

Lo ignoré por completo y continué con mi narrativa hacia Xavier.

-Quiero pelear, aprender de la manada; todavía más... y sobre mi proceder-

Sonreí abiertamente y me levante de la mesa, recogí los trastos y me encaminé a mi habitación, no tardó en escucharse el toque de la puerta, el cual reconocía a perfección.

-Damian...-

La puerta se abrió sin delicadeza alguna, ni siquiera me tomé la molestía de voltear hacia el joven de cabellos oscuros que con una expresión seria me reprochaba las decisiones que había recién tomado.

-¿Qué necesitas?- Pregunté con cierto toque de diversión en la voz-

-¿Acaso has enloquecido Isbella?- Estaba con el ceño fruncido, y los brazos cruzados-

Volteé a mirarlo y levanté el entrecejo.

-¿Crees que es sencillo para mí?- una risa sarcástica se robó mis labios y él nuevamente me cuestionó con sus profundos ojos bañados en color azul- Durante años he callado lo que siento, he tenido que soportar cada uno de los desplantes de otras lobas y lobos, tuve que soportar la desdicha de perder al ser que más me ha amado en la vida. Ahora dime, !¿qué te da el derecho de recriminarme el deseo por querer defenderme?!-

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⏰ Última actualización: Apr 10, 2020 ⏰

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