¿Tienes miedo?

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Levi estaba preparando el almuerzo para él y su hijito que estaba muy atento dibujando en una libreta. Le parecía algo muy extraño que Taylor se hubiera mostrado confianzudo con el mocoso que tenía por vecino que pop cierto no recordaba cómo se llamaba.

-Creo que era algo así como Ernesto-Decía mientras terminaba de preparar el almuerzo.

Noto como la pantalla de su celular brillaba y se dio cuenta de que tenía un mensaje de Hanji, tomo el aparato y deslizando su dedo índice en este leyendo el condenado mensaje de su amiga.

"Enano, Erwin se enfadó contigo porque desapareciste de la empresa. Supongo que es primero tu hijo que el trabajo, eso lo comprendo pero te aviso que el lunes hay una cena de negocios a la que no puedes faltar y por cierto debes llevar a tu pareja TnT"

-Tsk, ese maldito alfa rubio es como un grano en el trasero-Taylor elevo al mirada al escuchar a su padre hablando de esa manera.

-...-Levi se dio cuenta de que había hablado demás.

-Lo siento hijo, no debes imitar la actitud de tu padre-Se acercó a su hijito y le entrego un plato con comida que al parecer no era del agrado de su hijo.

-...-El omega azabache estaba con sus ojitos fijos en el plato que le dejara su progenitor.

-¿No te gusta el almuerzo?-Simplemente perfecto, no tenía idea de los gustos de su hijo-Te puedo preparar otra cosa si no quieres comerte eso.

-...-Taylor negó con la cabeza, junto sus manos para agradecer por la comida y empezó a devorar lo que se le ofrecía.

Levi sonrió tenuemente, le gustaba ver que su hijo no era melindroso para la comida y eso en parte debía agradecérselo a Jean aunque también no le hacía nada de gracia el no pasar el tiempo suficiente con su hijo.

Después de almorzar, Levi le dio un buen baño a su hijo para llevarlo con el terapeuta pues tenía una cita programada y pese a ser fin de semana, él debía encargarse de que su hijo estuviera en las mejores condiciones posibles.

No le causaba nada de gracia que un par de omegas estuvieran a solas con un alfa y ese era el caso, pues resultaba que el terapeuta con el que asistía Taylor era un alfa de edad avanzada con el que solía pasar al menos unas tres horas de consulta.

Era celoso con su hijo, considerando que el nenito era un omega de casta superior. Por ello fue que Armin había atacado al nenito pues las feromonas que dependía su pequeño cuerpo habían despertado los instintos del condenado rubio ese que pese a ser un beta, había intentado pasarse de la línea con su hijo.

-Taylor, ahora iremos a que conozcas a una persona que desde hoy será tu nuevo terapeuta-El nenito estaba con sus ojitos muy atentos a lo que le decía su padre.

Su mamá le había dicho que obedeciera a su padre por eso estaba en una actitud sumisa, aunque era bien sabido que los omegas por instinto actuaban de esa manera y siempre buscaban que un alfa los protegiera de los demás.

Después de un buen tramo recorrido en el vehículo del alfa azabache, llegaron al dichoso consultorio que estaba algo retirado de la zona en la que vivía el alfa azabache.

Levi tomo entre sus brazos a su hijo que no se había separado de un oso de felpa que llevaba con él a todas partes.

En la recepción ya los estaban esperando pues la cita era a las 10 de la mañana y habían llegado justo a tiempo. A Levi no le agradaba ser impuntual, de hecho era muy estricto con ese detalle.

Los hicieron pasar harta el consultorio del terapeuta, en el que se apreciaba una sencilla decoración. Levi había averiguado los antecedentes del psiquiatra ese que ahora sería el encargado de atender a su hijo.

"Karmina"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora