Son muchas cosas las que no recordaba hasta que me puse a escribir "estrella" acerca de Fabiola, así mismo recordé unas muchas cosas que me hiciste tú, querida Angy, y no sé quién de las dos es más basura.
Trataré de contar esta historia en forma de cuento, engañando a mi cerebro haciendole creer que de verdad es un cuento porque, no quiero quedarme con la idea de que la realidad es muy cruel.Comenzamos un día jueves a las 7:30 de la tarde, iba hacia la escuela apr durado porque ya iba muy tarde y no es que fuera un estudiante al que le importara, pero era mejor que estar en mi casa soportando maltratos físicos por parte de mi madre — ya no es como lo era antes—.
Cruze la avenida cuando los semáforos cambiaron a robo, subí el puente peatonal y toque el timbre del enorme porton gris azulado.
Cuando entre al salón me di cuenta cuenta de tu presencia y no dude en hablarte porque te había confundido con otra persona, entonces me di cuenta y por inercia lo único que pude decir fue ¿Eres Atena? Y me dijiste que no seguido de tu nombre.
No sé exactamente como me empezaste a gustar, realmente te me hacías horrenda y de echo, creo que en realizar das a ti nunca te ame como tal, solo estaba obsesionado contigo por razones que contaré a continuación.
Aproximadamente un mes después de que llegaste a esa escuela me fui enamorando de ti al grado en el que nos dimos un beso, tú decías que se lo hubieras dado a cualquiera porque no tenía nada de malo dar un beso sin compromisos, yo escuchaba y callaba. Me obsesione contigo porque ya me habías rechazado dos veces y si.ceramente quería salirme con la mía, pero te esmerabas por darme alas y después cortarme las.Recuerdo una tarde-noche, en mi casa mi madre me había corrido —ya aclaré que mi mamá ya no es la misma persona mala de antes, ella cambio y me pidió perdón– no era la primera vez que me corría, pero no me acostumbraba al dolor que me causaba saber que para mi propia madre yo era un "parásito" bueno para nada. Esa noche llegué al salón —era sistema nocturno, aún está abierto en la julio cortázar de cabeza de juares— y no le hable a nadie de nuestro grupo de amigos. Nuestro grupo de amigos se conformaba por Amanda, tu, Alejandro, Carmen, Isaac y Josahandy, recuerdo que todos nos sentamos en una mesa redonda que a su vez estaba compuesta por dos mesas, yo siempre me sentaba a tu lado. Pero esa noche yo iba triste porque me habían corrido de mi casa y cuando llegue al salón lo único que hice fue sentarme solo. Tú te acercaste a mi y empezamos a hablar.
—¿Que tienes? Preguntaste.
—Nada, solo que ya voy a tratarte como lo que eres, una amiga y nada más. —respondi.Te alejaste sin decir nada y cuando era la hora de salir volviste a acercarte y me dijiste las palabras que darían inicio a un infierno aterrador:
— intentemos algo entre nosotros y después vemos que es lo que pasa.
Te juro que estaba tan feliz como nunca me había sentido hasta ese momento. Quería gritar pero, aún seguía siendo la misma persona callada que alguien más había lastimado.
— No te ilusiones, algún día me voy a ir con mi papás y no volveremos a vernos. Por eso no acepte algo contigo desde un principio.
Y yo me prometí que no te iba a perder, que te seguiría hasta el fin del mundo.
Un día llegó un chico nuevo al salón, no recuerdo su nombre pero recuerdo perfectamente como te sonreía y tú le correspondias la sonrisa con la mirada que hacías cuando quería algo. Allí estaba yo, sentado entre ustedes dos.