Nuevo en el vecindario

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OS

descripción: Mean estaba seguro de que detestaria la nueva casa, pero no vio venir que a lado de ella estaba lo que haría amarla.

1461 palabras

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―Hemos llegado ―anuncio el señor que venia tras del volante.

Mean no hizo ningún movimiento aun cuando su padre anunciara que han llegado a lo que seria su nueva casa. Mantuvo sus ojos cerrados, escuchando música.

La idea de la mudanza no fue del todo agradable para el chico de 17 años, principalmente porque estaba a un año de salir de la secundaria y ahora tendría que terminarlo en una nueva. Pero eso no era el gran problema. El problema fue cuando sus padres le dijeron que la casa a donde se mudarian seria en un sencillo vecindario, en una casa igual de sencilla; nada comparado como vivían en Chachoengsao. Siempre se acostumbró a vivir en una casa cómoda, aparto de la gente, sin vecinos molestos. Aunque sus padres no fueran millonarios, tenían un trabajo que les ofrecía tener un poco más de lo normal. Eso fue hasta que les ofrecieron un proyecto en la capital a su padre, la noticia fue tan rápida que ni siquiera le dio tiempo de despedirse bien de sus amigos.

―Vamos Mean, ven a conocer la casa ―esa fue su madre, quien al igual que su padre, estaban emocionados. Suspiro, al fin abrió los ojos y se digno a salir del auto. El Sol apenas se asomaba puesto eran las 7 de la mañana. Los camiones de mudanza bloqueaban el camino en forma de escalones hacia la entrada de la casa, que por cierto, lucia en un color veich muy apagado. El vecindario a primera vista lucia bastante regular, las casas tenían jardines pequeños al frente al igual que esta.

―Es bonito, pero no me convence ―Mean se dispuso a entrar a la casa esperando que fuera lo suficientemente bueno para no empacar todo de vuelta y volver. La fachada lucia bastante hogareña para su gusto, agradecía que tuviera dos pisos. Abrió el picaporte, dejando ver un gran espacio vacío donde el sofá iría, miro mas profundo encontrando una cocineta en color chocolate. Bastante espacioso.

―Mira hijo ―su madre se encontraba en el segundo piso, junto al barandal le hacía seña de que viniera. Este subió las escaleras de madera, su madre camino delante de el y abrió una de las puertas.

―Esta sera tu habitación, ¿bonita no? Es incluso igual de grande que la anterior y mira, una ventana ―se adentro al cuarto junto con Mean, quien examinó con cuidado la habitación. Una cama individual se situaba en medio donde a su derecha esta el closet de pared y del otro un escritorio pegado a la ventana ―Bueno iré a abajo para ver como van los de la mudanza, conoce el resto de la casa, te encantará el patio trasero.

Su madre salió de la habitación, este cerro la puerta y se recosto sobre la cama con sabanas marrón. Estaba cansado después del viaje de casi un dia de su lugar natal a la capital. Su celular vibró con la canción Bad boy de fondo y miro la pantalla.

―¿Ya llegaste a Bangkok? ―la voz del otro lado del teléfono habló con más entusiasmo que el mismo Mean.

―Si ―contestó con pereza.

―¿Y que tal? ¿El vecindario es bonito?

―Pues... es bonito claro, hasta ahora no me he topado con vecinos molestos ―se levanto de la cama y miro alrededor, paso su mano sobre el escritorio de madera.

―¿Y la casa? ―preguntó Saint.

―Pues regular

―Parece que a ti nada te convence amigo ―se río entre dientes. Mean volteo los ojos ―Estas en la capital, quien no desearía estar ahí, tiene enormes centros comerciales, bares nocturnos, restaurantes y demás.

𝙋𝙚𝙙𝙖𝙘𝙞𝙩𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙝𝙞𝙨𝙩𝙤𝙧𝙞𝙖 [𝟮𝘄𝗶𝘀𝗵]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora