Parte sin título 2

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Pero, en especial vengo a hablaros de uno, el causante de mis ataques de ansiedad durante 5 años. Marmellar, en Tarragona. Juré no volver a pisar aquel espeluznante lugar en mi vida y, desde ese momento, se me quitaron las ganas e volver ha hacer ninguna investigación más. Tiemblo con tan solo escribirlo, ya que recordarlo me llena de una horrible sensación. La misma que ese día.

Eran uno de esos días de verano. Liz y yo estuvimos mirando muchos sitios para ir a visitarlos. Algunos o eran de nuestro alcance. Buscamos algunos de esos misteriosos y, justamente dimos con Marmellar. Nos informamos bastante sobre él. No parecía estar muy lejos.

La primera vez fuimos dos amigos y yo por la tarde, ya que habíamos leído que dicho sitio era uno de los más difíciles a accdeder. Al entrar en el pueblo, sientes mil sensaciones diferentes, y te aseguro, que ninguna es buena.

Al segundo, dimos vueltas por ahí y pensamos que sería buena idea para pasar la noche, pero claramente, con más gente.

Volvimos a ir con dos amigos más y allí empezó un poco todo.

Si buscáis fotos en internet, veréis una iglesia y al lado un pequeño camino que te lleva hasta su cementerio.

Bien, pués después de explotar un poco la iglesia por dentro, salimos los cuatro hasta dicho cementerio y fue entonces cuando vi algo como de medio metro, salir corriendo hacia la iglesia. Me puse muy nerviosa y se lo dije a Liz. Me dijo que habría sido algún fallo de mi vista, puesto que este pueblo estaba deshabitado y que no me rallase.

Nos quedamos un rato más en el cementerio y al regresar, íbamos mis dos amigos delante y nosotras detrás, cuándo de repente uno de los que estaba delante, echó a correr y, por impulso, salimos los demás dtrás de él. Nos paramos al llegar al coche. Le pregunté la razón de porqué había empezado a correr. Describió la misma figura que había visto yo unos minutos antes, sin haberle dicho yo nada. Absolutamente nada. Los dos mencionamos haber visto un hombrecillo, pero como si fuera una especie e sombra y de color rojo.

Decidimos marcharns. Se lo contamos todo a mi padre. Le elegimos a él porque sabíamos que ya había vivido algunas experiencias así. Y desde aquí, empieza el peor día de mi vida.

Volvimos de nuevo a Marmellar, pero esta vez, mejor preparados y acompañados. Íbamos con mi padre, con unas grabadoras para captar alguna que otra psicofonía y con una furgoneta alquilada.

Llegamos de día, comimos allí y luego nos fuimos a pasear un poco para ver las casas abandonadas de aquel desdichado pueblo, sin vecinos, luces, electricidad. Nada.

A mitad de la tarde, nos encontramos con un matrimonio que había ido a visitar el pueblo. Estuvimos hablando con ellos. El hombre había trabajado en una radio catalana de los 80, que hablaba del mundo paranormal y su mujer era medium. A nosotros especialmente nos hizo bastante ilusión conocerles, pués parecían bastante majos, incluso intercambiamos los teléfonos para próximas investigaciones.

Nos despedimos. Ellos se fueron a indagar más en el pueblo, y nosotros a ver más casas.

Pasaron unas horas y llegamos a la furgoneta. Me dio or mirar el móvil y me fijé en uno de los mensajes. Era del matrimonio. Nos advertían de que era mejor marcharnos de aquel lugar, puesto que habían escuchado a una chica llorar. Hicimos caso omiso, es más, ese mensaje nos motivó a quedarnos y desgraciadamente, cometimos el mayor error de nuestras vidas al quedarnos allí.









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