capítulo 27

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Jimin permaneció con sus ojos cerrados por un tiempo que le pareció eterno. Por un momento que le resultó interminable. El miedo que le penetró sin rastros de amabilidad hizo que colapsara todo en su interior, obsequiándole el acceso directo a una grave crisis emocional.

Por su mente transitó la mayoría de aquellos recuerdos que le marcaron de por vida, buenos y malos, dándole un completo resumen de sus cortos años residiendo en el mundo. Y lloró; lloró por absolutamente todo, mientras su cuerpo se sacudía por los bruscos movimientos del auto.

De fondo escuchaba el inquietante sonido del peligro. Disparo tras disparo en medio de insultos en italiano. Algo impactó contra ellos desde atrás. Jimin no supo si eso había sido producto para perder el control, pero, de pronto, sintió como si estuviese metido dentro de una atracción de algún parque de diversiones, a punto de vomitar por las vueltas que estaba dando.

Todo se detuvo tras segundos de la gran revuelta que sufrió su estómago. Percibía la bilis en su garganta. Quería bajarse, quería salir. Él no tenía nada que ver allí, ¿no podían solo abrirle la puerta y dejarle escapar por su cuenta?

El tiroteo no cesó. El auto retrocedió. Jungkook dio marcha atrás a toda velocidad, realizando un rápido y eficaz movimiento con el volante para que el vehículo volteara y regresara a aquella ruta en la que se habían infiltrado.

Había sido un muy grave error haber salido sin el acompañamiento de sus demás hombres para protegerlo. No pensó que habría sido necesario tratándose de una repentina salida nocturna que no estaba en los planes de nadie, más que del omega.

¿Cómo había sido posible que descifraran su ubicación si al abandonar la mansión se habían tomado ciertas medidas preventivas para evitar seguimientos? ¿Por qué presentía que mandaría a asesinar a uno de su equipo por esto? Pero, ¿a quién? ¿Quién podría haberlo traicionado si los únicos que sabían con exactitud el sitio a donde iban eran Taeyang y Jimin.

Taeyang y Jimin.

Su mente comenzó maquinar centenares de suposiciones. Algunas más descabelladas que otras. Pero la rabia sólo contaminó su ser cuando su imaginación lo llevó a pensar en la idea de ellos dos, no solo uniéndose a sus espaldas para traicionarlo, sino también siendo amantes. Y eso no fue bueno al encontrarse frente al volante, huyendo de una peligrosa persecución.

Su concentración se vio afectada por tener su mente enfocada en aquel destructivo pensamiento, lo cual pudo costarle la vida de no ser porque el alfa a su izquierda giró el volante repentinamente hacia un lado, salvándolos de estrellarse de lleno contra otro auto.

Fue entonces cuando lo miró, abatido por la situación. Allí estaba su más confiable guardaespaldas, tomando el control que él había estado a punto de perder. Recibió una mirada de confusión por parte de Jungkook, quien no tardó en regresar su vista al frente, manipulando el volante con una sola mano desde su lugar.

Estaba herido. Jungkook lo supo al divisar la mano ensangrentada del alfa. Llevó su mirada al cuerpo de Taeyang y, al instante, reparó el disparo en su hombro izquierdo. La culpa lo arribó de inmediato. ¿Cómo había sido capaz de dudar de él cuando en ese mismo momento estaba dando su vida por protegerlo?

Volvió a sujetar el volante con sus dos manos, diciéndole a Taeyang que no se preocupara y que sólo se encargara de detener su hemorragia. Estaba decidido a ocuparse por completo de la situación, al menos hasta que el resto de sus hombres llegaran.

Y Jimin pensó que ya estaban acabados.

Definitivamente, era su fin.

Sin embargo, en un momento dado, después de quien sabe cuanto tiempo más de tensión, el auto se detuvo. Jimin entreabrió los ojos al percibir que el mismo no volvía a arrancar. Una de las puertas traseras se abrió y el omega se asustó.

sublime dominación 丼 kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora