M de máquina.

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La maquinaria pesada es un recurso usualmente muy asociado a la masculinidad. Para cualquiera no hay nada que se muestre más viril que el olor a metal; que ver los reflejos de las herramientas y la lubricación de una máquina por parte de manos fuertes, que sucias de aceite combinan a la perfección con la musculatura y el sudor del esfuerzo y la fuerza imprimida en cada tarea.

Los trabajos mecánicos, la suciedad y el brío impreso en cada pequeño detalle de lo que implica armar una máquina o arreglar un mecanismo, es precisamente una de las marcas de excelencia de lo que se ha considerado masculino a lo largo de la historia.

Eso y la necesaria abstracción impresa, esa extraña e inexplicable cualidad de catalizar y afinar la concentración hasta un punto de perfecta sincronía, como si la propia habilidad fuera otra simple máquina que arreglar y sólo bajo manos hábiles se lograra la cadena perfecta en el movimiento de engranajes precisos; el tacto competente siendo la clave del funcionamiento del dispositivo más complejo existente, la inteligencia como herramienta y el tiempo como un mero valor que es fácilmente descartable.

¿No era ese el verdadero valor de la fuerza? ¿No era acaso eso la epítome de todo lo que la hombría representaba?

Bueno, sí. ¿Entonces por qué Flug, de entre todos los mortales con una basta inteligencia, no lo entendía?

Él permanecía siempre impoluto, siempre.

Incluso creaba máquinas que hicieran el trabajo sucio por él; quien, nada interesado en deshacerse de su bata y guantes, y mostrar la fuerza que como hombre debería tener, se limitaba a tomar tantos atajos como fueran posibles para evitar la forma tradicional de hacer las cosas.

¿Por qué estaba decidido a mostrar siempre esa patética calma? ¿Por qué tanto esfuerzo en que su naturaleza fuera en contra de todo lo que un hombre debería ser?

Black Hat aborrecía esa parte del científico. Ese lado servil y sumiso que tanto se esforzaba en cubrir todo el potencial que como hombre el doctor tenía. El villano sabía que sus pensamientos estaban encursados en el lado correcto porque su larga vida así se lo había enseñado. Había pasado por muchas épocas y en todas la representación de masculinidad concordaba, en todas se seguía un patrón, en todas, como en una perfecta máquina todo seguía el curso que debía seguir.

¿Entonces por qué Flug no lo hacía? ¿Porque contradecía sus creencias de formas tan inimaginablemente antinaturales? ¿Por qué lo decepcionaba y le interesaba en partes iguales la visión que el doctor tenía de todo lo que la masculinidad representaba?

Aquella situación era patética con todas sus letras. Tenía impresa en sí la mediocridad que el científico se esforzaba en imprimir en todo cuanto hacía. Pese  tener el potencial más grande que había visto entre todos los humanos.

Maldito fuera el cambio que lo hizo como era y no como debería.

Maldita fuera la convicción que lo mantenía ciego de su potencial. Sordo de los vítores que como emperador romano merecería si explorara todo cuanto podría dar.

Maldito fuera el segundo exacto en que había mirado en esa dirección y se había visto atrapado considerando cuánto le podría gustar Flug si cumpliera la larga lista de requerimientos que implicaba la masculinidad para él.




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¿Farsabadi no te cansas de tocar temas serios en tu historias cochinas? ¡Para nada mi adorado y hermoso lector!

¿Y qué tenemos aquí? Una historia sobre la masculinidad. Sobre lo que realmente es y las comunes incertidumbres que genera la idea errada en personas que pasan su vida queriendo ser algo que no pueden.

La advertencia de contenido adulto es bastante seria así no lo parezca. Y espero que les guste este proyecto que nació de una canción muy rara y un análisis exhaustivo de mi entorno.

Nos leemos más pronto de lo que creen, dulzuras ♥




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⏰ Last updated: Apr 10, 2020 ⏰

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M de Marte •paperhat•Where stories live. Discover now