perfect || Aristemo

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ι fσυи∂ α ℓσνє fσя мє
∂αяℓιиg נυѕт ∂ινє яιgнт ιи
αи∂ fσℓℓσω му ℓєα∂

Era la mañana de un lunes, y Temo no podía estar más estresado.

Primero, se tuvo que levantar muy temprano para no perder tiempo y llegar a la escuela pronto,tuvo que comenzar a pensar qué haría para el desayuno, tenía que ordenar su mochila, darle de comer a Lucy e ir a ver a la tropa reunidos antes de irse a la universidad.

Ya no sabía que hacer, sentía que la cabeza ya no le daba para más. Tal vez en cualquier momento explotaría

Pero llegó su salvación, su Tahi. El único que con tan sólo un beso haría que todos sus problemas desaparecieran un momento.

-Hola Tahi, bonito día, pero no más bonito que tú - dijo de manera coqueta mientras se acercaba a Temo, quien se encontraba esperando a que el desayuno estuviera listo

-Ay, Ari. - rió mientras se acercaba al mencionado para abrazarlo - Te amo mucho

-¿hasta el infinito? - preguntó Ari con una sonrisa tonta mientras correspondía el abrazo de su novio

-Sí. Hasta el infinito - levantó su rostro siendo recibido por los labios del rizado, quien comenzó un dulce beso.

Sus labios se movían a un compás lento y dulce.

Hasta que Temo recordó que aún tenía el agua del café hirviendo. Por lo que, aún en contra de su voluntad, tuvo que separarse del dulce beso que su rizado le estaba proporcionando.

Recibió un pequeño berrinche de parte del rizado, pero eso sólo le hizo reír.

Minutos después, ambos ya se encontraban desayunando felizmente unos huevos revueltos y una taza de café.

Al terminar cada uno se dedicó a hacer algo, primero fueron juntos a cepillarse los dientes, después Aristóteles fue a darle de comer a Lucy, mientras Temo lavaba los trastes usados para hacer el desayuno.

Ari agradecía infinitamente a la vida por poner al joven López en su camino. Porque finalmente encontró un amor para él.
Realmente no podía pedir más. Tenía un novio amoroso, detallista, cursi, romántico, generoso, comprensible, humilde, y con un millón de cualidades más.

Sentía que cada día al despertar , con cada acción, con cada abrazo, con cada beso, amaba más a Temo. Y sí, ya lo amaba hasta el infinito, pero más amor no le hace daño a nadie, y menos cuando se lo merece.

A veces, lo único que Aristóteles quería era llegar a su hogar después de tanto estrés del día, y ahogar todas sus penas en los brazos de su prometido.

Una de esas veces sería esta.

Estaba realmente cansado, primero sus clases en la universidad, y luego ser chófer de uber solía estresarle un poco.
Ese día le había tocado llevar a una señora insoportable que se la pasó gritándole que iba tarde a una reunión. No fue su culpa que hubiese muchísimo tráfico.

Tal vez lo único que lo mantuvo despierto durante sus viajes, fue el chisme que le había contado una de sus clientas frecuentes. Su nombre era Vanesa, una muchacha de 28 años que trabajaba como cajera en una tienda de ropa, siempre pedía el uber a la misma hora, y ya varias veces habían coincido.

No es que Aristóteles fuera chismoso, claro. Pero el chisme estaba bueno. Resulta que la hermana de Vanesa, Vania, se había peleado con su novio, y que el mejor amigo del novio estaba aprovechando para tirarle la onda a Vania, la cual sólo lo ignoraba.

Pero bueno, después de eso, el día estuvo insoportable. Se llevó toda su tarde, por lo tanto terminó llegando a su casa al rededor de las 7:00 PM.

"Una razón más para odiar los lunes" pensó.

Cuando llegó a la privada, prácticamente corrió a su departamento, en donde se encontró a Temo sentado uno de los sillones de la pequeña sala que tenían, mientras veía una serie en su celular y sostenía unas galletas en su mano.

-Temo,amor. Hola - saludó llamando la atención de Temo, quien dejó la última galleta en la mesita de centro mientras le sonreía a Ari.

-Hola, Tahi. Te ves desanimado, ¿qué pasó hoy? No compartimos clases y te extrañé mucho -al terminar de hablar formó un puchero pequeño en sus labios, cosa que al mayor se le hizo súper tierna y no pudo evitar que una sonrisa saliera de sus labios.

Dejó su mochila en el suelo y se acercó a su novio,el cual pausó su serie y dejo el teléfono de lado.

-Ven,te abrazo - dijo extendiendo los brazos.

Aristóteles sonrió y se aproximó a Temo abriendo sus brazos de igual manera.

Al llegar al frente de Cuauhtémoc,el rizado se sentó en su regazo y hundió su cabeza en la curvatura que había entre el hombro y el cuello del castaño.
Temo lo sostuvo entre sus brazos mientras le hacía Piojito a Aristóteles.

-¿Me quieres contar? - preguntó Temo en un susurro después de un rato acariciando los rizos de su chico.

-Sí,Tahi. -contestó sacando la cabeza de su escondite.

-Entonces te escucho,amor.

Ari sonrió un poco,y procedió a contarle de principio a fin las cosas que le sucedieron en el día.

Tan sólo estar así,en los brazos de su prometido y siendo completamente escuchado. Le hacía sentirse más tranquilo y relajado.

-Mira,Ari. A veces sólo tienes que dejarte llevar y relajarte un poco. -habló con calma- sigue mi ejemplo, todo saldrá bien. ¿Ok?

-Sí,Tahi. Gracias,te amo.

-Yo a ti,Ari

De ahí, pasaron lo que restaba de la noche de manera tranquila, fueron a cenar con Arquímedes y con Eduardo.

Y finalmente, después de la cena,a penas y se cambiaron a sus pijamas pues cayeron rendidos y abrazados a su cómoda cama.

Eh,no mamen,tembló 0.o

Hola, espero y la historia sea de su agrado, intentaré actualizar seguido.

Si está siendo de su agrado,no olviden dejar su votoq,los amo :D💜

-Dany💜