Hagrid tenía que irse para atender asuntos urgentes y dejó solo a Harry mientras compraba sus uniformes para Hogwarts.
Madame Mlakin recibió a Harry con los brazos abiertos. Mientras ella rebuscaba en sus cajones Harry vio a un niño muy pálido al fondo de la tienda.
-Hola -dijo el niño rubio-. ¿También vas a Hogwarts?
-Sí.
-Oye ¿tú tienes escoba propia?
-No -Harry no sabía que decir, ni para qué iba a necesitar una escoba.
-No se porqué a los de primer año no les dejan usar su escoba. -el niño parecía tener muchas ganas de hablar mientras le hacían el traje a medida- Cuando sea mayor seré jugador de quidditch, aunque se me da tan bien que podría serlo ya, por supuesto.
Harry quería preguntar qué era aquello del quidditch, pero se abstuvo.
-¿Ya sabes en que casa vas a estar?
-Aún no.
-Bueno, nadie lo sabe realmente. Pero yo estoy seguro de que seré de Slytherin. Toda mi familia ha estado ahí. Si me toca en Hufflepuff me iría. Pero eso no va a pasar. Por cierto soy Draco, Draco Malfoy.
Draco le tendió la mano desde el taburete en el que estaba subido y Harry tuvo que estirarse mucho para llegar a estrecharsela. Su piel era muy suave.
-Yo soy Harry, Harry...
Pero en ese momento Madame Malkin le hizo un gesto para que se acercarse a probarse el uniforme.
-No te queda mal -le dijo Malfoy- Tengo que irme, he quedado con mi padre para que me compre la escoba más cara. Acaban de sacar la Nimbus 2000, pero eso ya lo sabrás. Nos vemos en Hogwarts.
Y el niño salió corriendo de la tienda con el uniforme puesto.
Cuando Hagrid volvió a por él, le hizo un montón de preguntas acerca del mundo mágico. ¿Qué es el quidditch? ¿Sirven para algo los sombreros? ¿Tienen reyes los magos? ¿Qué es Hufflepuff, porque es tan horrible?
-Oh, yo fui Hufflepuff. Mucha gente piensa que todos los elegidos de esa casa son unos inútiles... Pero lo cierto es que son trabajadores, sinceros leales; no como esos de Slytherin.
Oír eso entristeció a Harry. Es cierto que Malfoy era bastante altivo, pero al fin y al cabo era el primer niño mago con el que había hablado.
...
El uno de septiembre de 1991 Harry Potter llegó a las diez y media a la estación de King Cross. Sostenía con fuerza el billete que le había dado Hagrid antes de llevarlo de vuelta con Dursley. "Anden 9 y 3 cuartos". ¿Qué demonios significaba eso?
Llevaba ya casi media hora de pie entre los andenes 9 y 10, cada vez más nervioso. La gente no paraba de mirarle a causa de la enorme lechuza blanca. Iba a perder el tren. ¿Y si todo había sido una broma? Miraba a su alrededor, intentando percibir cualquier atisbo de magia.
-abarrotado de muggles, como no...
Harry se giró y vio a una familia pelirroja que también llevaban lechuzas. Les siguió y vio como empezaban a atravesar la columna de piedra. Ningún muggle parecía darse cuenta de nada.
Solo quedaba un chico pelirrojo.
-¿También es tu primer año?
-Sí -contestó el niño- ¿Cruzamos juntos?
Nada más atravesar la barrera se dirigieron al interior de un tren rojo. Harry no sabía como actuar ante tanta gente mágica, solo quería pasar desapercibido.
-Abuela he perdido a Trevor.
-¿Otra vez perdiendo al puto sapo?
¿Sapos? ¿Sapos en Hogwarts? No podía ser verdad.
-Oye..
-Ron.
-Ron, pensaba que nadie tenía sapos como mascotas.
-Oh, muy poca gente los tiene ya. Pero Griffindor siempre ha tenido el mayor porcentaje de sapos por alumno.
Decidido. Griffindor no.
Se sentaron juntos en un compartimento vacío. Ron no paraba de comer cosas que le había preparado su madre.
-¿Y tú cómo te llamas?
-Soy Harry.
Harry estaba buscando galeones en su maleta para comprar algo del carrito. Al levantarse, se le movió un poco el flequillo.
-¡Eres Harry Potter!
Estaba harto de que todo el mundo le conociese. Pero ese niño también le parecía simpático. Le estaba preguntando si recordaba algo de Voldemort cuando de repente un sapo saltó al interior del compartimento. Habían olvidado cerrar la puerta después de comprar. Harry pegó un salto y se pegó a la ventana. Sacó la varita de su túnica para interponerla entre él y el sapo cuando... un rayo de color verde salió disparado hacia el sapo, que se contorsionó con un horrible grito.
-¿Está muerto?
Harry no podía creer lo que acababa de pasar. Ron le dio un toque con el pie para comprobar si estaba vivo.
-Está muerto. Tío lo has matado.
En ese momento apareció una chica con mucho pelo.
-Hola ¿habéis visto un sapo? Neville ha perdido el suyo.
Harry le dio una patada al sapo para que quedase escondido bajo el asiento.
-No, no hemos visto nada -dijo Ron.
-Seguiré buscando.
Harry y Ron intercambiaron una mirada. Decidieron que lo mejor era deshacerse del cadáver antes de que nadie lo encontrase. Tirarlo por la ventana era la mejor opción.
Harry estaba envolviéndolo con una servilleta cunado apareció el chico que había conocido en la tienda.
-Conque has matado al sapo de ese gilipollas. Bien hecho Potter -soltó una risita- Por cierto, estos son mis amigos Crabbe y Goyle. Se sentó en el sulo, al lado de Harry.
-Por cierto, ¿qué tienes ahí?
Le cogió una rana de chocolate y se la llevó a la boca.
-¡Oye! Era suya. -dijo Ron.
-Ya lo sé, idiota, por eso la cojo. ¿Y tú eres...? No me lo digas, debes de ser un Weasley. Pelirrojo y túnica de segunda mano.
-¡Eh! Malfoy, no le hables así. También es amigo mío.
-¿Eres amigo de un Malfoy? -Ron no podía creerlo.
-Deberías elegir mejor a tus amistades, Potter.
Y tras coger otra rana de chocolate, volvió con sus dos amigos al pasillo.
-¿De qué conoces a los Malfoy? -por alguna razón, el chico pálido le generaba mucha curiosidad.
-Nunca los había conocido en persona. Pero son famosos por haber ayudado a Quién-tú-ya-sabes. No deberías ser su amigo.
-Pero no tiene por que ser como su padre.
En ese momento se detuvo el tren.
Habían llegado a Hogwarts.
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Harry Potter y el secreto del hurón [Harco]
FantasyEl miedo que Harry Potter profesa a los sapos le lleva a acabar en la misma casa que los herederos de sus enemigos. Todo serán discusiones ¿o no?