A juego con la marca tenebrosa

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Draco no podía dejar de andar, a lo largo y ancho de la cocina de La Madriguera. Se retocaba una y otra vez el nudo de la corbata, con cierta dificultad debido al sudor de las manos. Harry también estaba igual de nervioso, pero quieto, con la cabeza inclinada, concentrado en no vomitar. Se sentía igual que en los minutos previos a enfrentarse al colacuerno húngaro, muchos años  atrás. Pero mucho más feliz. 

Se acercó a Draco por detrás y le puso un collar alrededor del cuello. Sintió como se le erizaba el vello de la nuca con el roce de sus dedos. 

-¿Qué es? -Draco no alcanzaba a verlo

-Es una serpiente de plata. Para que vaya a juego con la marca tenebrosa  -contestó Harry con una sonrisa. 

Draco sonrió a su vez, pero algo avergonzado. Aún no se sentía cómodo hablando de ella, y mucho menos enseñándola. 

-Yo tengo nada para darte. 

-¿Ah, no? ¿Y esto qué es? -replicó Harry agarrándole el trasero con ambas manos. 

-¡Serás idiota!

Draco estaba ocupado dándole a Harry con su propia varita en la cabeza, que se reía como loco cuando Fred apareció en el marco de la puerta. 

-Ginny ha estado llorando otra vez -dijo 

La infelicidad de la comadreja siempre había sido motivo de celebración para Draco, pero estaba tan nervioso que ni siquiera saber que iba a casarse con el amor platónico de esa bruja le producía el más mínimo placer. 

-Pobrecita -dijo

-¿Estás seguro de que no te han suplantado con la poción multijugos? -preguntó Harry, con una sonrisa

-Yo...

De repente, Draco empezó a llorar. 

-Es que -comenzó a decir cuando un sollozo le impidió continuar

Harry se movió tan rápido hacia él que Fred se preguntó si se había aparecido. 

Draco le abrazó fuerte, apoyando su cabeza en el pecho de Harry, que olía como su amortentia.

-Es que -continuó- con todo lo que ha pasado y aún no hemos tenido tiempo de hablar de ello. Y verte, ahí muerto a los pies del Señor Teneb...

-Pero no estaba muerto. Shh, cariño

-Pero estabas dispuesto a morir sin mí -le interrumpió Draco- Estabas dispuesto a hacerlo sin dejar que te ayudara. 

-Amor, estabas demasiado débil. Además, no me gustaría que murieras por mí. 

-A mí tampoco me gustaría que hubieras muerto por mí. 

Harry no le dijo que no era solo por él, sino por todos los demás. Era muy típico de Draco pensar de esa forma egoísta. Y al mismo tiempo, tenía razón, pues hacía mucho tiempo que Draco se había convertido en el centro de su universo. 

-Prométemelo, Harry. Prométeme que no volverá a arriesgar tu vida para salvar la mía. Pronuncia el juramento inquebrantable.

-Pero...

-Por favor. 

Al ver la cara de Draco, llena de lágrimas, Harry supo que no podía negarle nada. Pero al mismo tiempo, lo que le pedía era tanto... 

-Yo seré vuestro padrino- anunció Fred

-Dame la mano -dijo Draco, mirando esos ojos verdes que empezaban también a llenarse de lágrimas. 

La mano de Harry se mantenía firme sobre la suya, pero Draco notaba el sudor que le producían los nervios. Fred levantó su varita. 

-¿Estás seguro, Harry?

Harry Potter y el secreto del hurón [Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora