destinados

dos

Hyunjin nunca era puntual, pero esa tarde estuvo delante del lugar quince minutos antes, esperando al chico.

¿Quizá se habría arrepentido y por eso no venía? ¿O no quería ver al mayor nunca más por que lo odiaba sin conocerlo? El chico apartó esos pensamientos de su mente al verlo llegar jadeante.

- Lo siento, tuve un imprevisto.- explicó sonriéndole. Wow, Hyunjin podría jurar que su sonrisa brillaba más que el mismísimo sol.

Mientras el castaño citaba mentalmente las magníficas cualidades del omega, este no podía evitar marearse por el olor del mayor. ¿Qué tenía que lo ponía tan nervioso?

- Tranquilo, entremos.- habló, rogando parecer lo más natural posible.

El más bajo asintió y entraron al lugar, uno confuso y otro lleno de emoción.

- Y bien, ¿qué es lo que te cuesta?- le preguntó una vez estuvieron en la mesa, uno enfrente del otro.

Gracias a dios, había ensayado respuestas para posibles preguntas, para no quedarse en blanco mientras hablaban. Punto para Hyunjin.

- La síntesis de las frases, además, no puedo formular una frase sin demasiados fallos gramaticales.- explicó, pareciendo serio y aplicado.

Minho asintió, sacando unos apuntes básicos que había preparado para él y unos ejercicios.

- Puedes leerlos, y si no entiendes algo te lo explico. Después haz estos ejercicios y te los corrijo.- propuso sacando otros libros.- Mientras, yo estaré haciendo mis deberes, ¿si?

El mayor asintió y empezó a hacer lo que el peli-naranja le había indicado bajo su atenta mirada.

Un cuarto de hora después, el chico empezó a sentirse terriblemente mal y a notar dolores muy fuertes en la zona baja de su estómago. ¿Sería su celo? Pero, ¿cómo?

El castaño estaba concentrado en su tarea, hasta que respiró el fuerte aroma dulce de su compañero. Inmediatamente su alfa se puso alerta, gruñendo a todo el que se acercara.

- ¿Porqué has venido si se acercaba tu celo?- dijo intentando salir de allí sin llamar demasiado la atención. Le había dejado su chaqueta para camuflar un poco el olor.

- Yo... no entiendo cómo es posible. Mi celo fue hace dos semanas, es imposible que...- entonces cayó en algo.- Esta mañana, desde que...- iba a ser incómodo contárselo, pero era la única opción que tuviera sentido.- Esta mañana, al llegar a vuestra mesa, sentí un aroma que me desconcentró, pero se me fue cuando me alejé. Creo que es tu aroma.- confesó evitando mirarle.- Pero no tiene sentido, he estado cerca de muchos alfas en la universidad, ¿porqué me ha pasado sólo contigo?

El más alto no pudo evitar sonreír.

- Dicen que eso sólo pasa cuando... bueno, da igual.- decidió pasar del tema y no decirle nada.- Tengo el coche por aquí, ¿te parece que te lleve? Es peligroso ir por la calle en tu estado.

- ¿Pero no lo es ir con mi predestinado?- preguntó Minho pillándole desprevenido.- Lo sé desde hace tiempo, pero esperaba que dieras tú el primer paso.

- Oh.- exclamó, sorprendido.- ¿porqué no lo diste tú?

- No lo sé, pero al parecer Felix ha dado el paso por los dos.- Iban andando tranquilamente hacia el coche del menor.

- Entonces... ¿qué hacemos?- preguntó tímidamente, sin mirarle. Sentía que se le iba a salir el corazón del pecho.

-¿Qué hacen dos personas que se gustan, hyung?- preguntó, parándose frente al mayor.

Si antes estaba nervioso, ahora lo estaba muchísimo más. Dió un paso hacia el omega, mirándole fijamente. No sabía como es que se estaba controlando, es decir, su omega estaba en celo y los dos estaban muy cerca. Pero al parecer, eso era lo de menos.

Se inclinó a la altura del omega y lo cogió por ambas mejillas, dándole un corto pero dulce beso.

- Me... me refería a conocernos.- tartamudeó Minho completamente sonrojado por el acto del mayor. El castaño deseaba en ese momento que se lo tragara la tierra, había pasado de estar en el paraíso por haber probado esos labios que lo traían loco a estar más avergonzado que nunca.- Pero... no me quejo.- y mentiría al decir que no le gustó cuando el omega lo atrajo hacia él para volver a besarle.