24 Promesa de meñiques

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*Nat 😻

Alba lo siento mucho
No debería haber dicho eso
Soy una idiota y a veces hablo sin pensar
Puedo ir a verte y hablamos?

Alba releyó el mensaje que le había enviado Natalia hace ya casi una hora, esta vez planteandose aceptar su petición.

Estaba bastante molesta con ella. Por mucho que le dijera que lo había dicho sin querer, la había llamado cobarde, y eso era porque lo pensaba de verdad.

Y sí, quizás Natalia tenía razón y era una cobarde. Porque era verdad, le daba miedo enfrentarse a esos gilipollas, le daba miedo decir la verdad, porque entonces tendrían más razones para atacarlas y sabrían a dónde ir para hacer daño.

Alba sabía que no era lo suficientemente fuerte mentalmente para soportar todas las posibles burlas que podrían recibir de tanta gente, pero lo que más le dolía era que Natalia no fuera capaz de entender su posición cuando había pasado por lo mismo.

¿De verdad tanto le costaba entender que prefería no darles más razones a toda ese gente para meterse con ellas?

Si Natalia tenía la suficiente entereza para soportarlo pues muy bien por ella, pero Alba no se veía capaz.

Aún así, había estado dandole vueltas a la cabeza mientras comía, igual se había pasado un poco con Natalia ignorandola en vez de dejarla explicarse y disculparse. Por mucho que le dolieran sus palabras, tampoco podía reaccionar así y pasar de ella como lo hacían antes.

Ahora todo era diferente, ahora tenían una relación que cuidar y no podían simplemente enfadarse y dejarse de hablar como cuando eran "enemigas".

Lo mejor era hablar para aclarar sus diferencias. Había llegado la hora de actuar como una persona adulta.

*Alba

Vale, si sigues queriendo hablar estoy en casa

*Nat 😻

Voy 🏃‍♀️

Ni dos segundos había tardado en responder Natalia a su mensaje. Sin querer se le formó una media sonrisa en la cara.

Y menos de diez minutos después, la morena ya estaba llamando a la puerta de su casa.

Abrió y se la encontró con una bolsa de regalices en la mano y una sonrisa tímida en la cara.

Alba estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por no sonreír.

-Todavía me quedan regalices del otro día.-Le dijo cruzandose de brazos y obligando a sus labios a no torcerse.

-Pues ahora tienes más.-Fue lo que respondió la morena. Estaba nerviosa, Alba se lo notó así que le dió un poquito de tregua y tomó la bolsa de regalices con una pequeña sonrisa sin mostrar sus dientes.

-Pasa anda.-Se apartó de delante y le dio paso.

Natalia fue directa hacia las escaleras pero Alba la paró antes de que llegase a ellas.

-Vamos al salón, que mi madre trabajó de noche y está durmiendo.

-Ah es verdad, vale.

Se dirigieron entonces al salón, Natalia esperó a que Alba fuera la que llevase la iniciativa en todo, así que hasta que la rubia no se sentó en el sofá ella tampoco lo hizo, y cuando se sentó, lo hizo manteniendo las distancias, por si acaso.

El silencio se hizo presente en la estancia y las dos miraban hacia sus propios pies para no tener que aguantarse la mirada.

Llegó un momento en el que Natalia ya no pudo soportar más el silencio y sacó de dentro el valor para hablar primero.

Rata inmunda - Albalia (Acabada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora