11. Asalto

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-QUE SAQUEN TODO DE UNA PUTA VEZ! -dijo el encapuchado.

Yo estaba temblando, el acohol que había en mi sistema se había esfumado completamente desde el momento que aquel hombre abrió la boca.

Estaba sacando mis cosas y se las estaba entregando, mi teléfeno personal, mis documentos y el efectivo que me quedaba. Luego se quedó observando para luego decir algo que me dió mucho miedo.

-Dame la cadena -dijo mientras le apuntaba a Daniela haciéndole señales de que empezara a vacear sus bolsillos. Me negué rotundamente, esa cadena bañada en oro me la había dado mi madre cuando cumplí 5 años, tenía un dije de Luna, no pensaba darsela.

-QUE ME DES LA PUTA CADENA NIÑA! -dijo alterado. Me volví a negar, a pesar de estar como una pared de quieta, no pensaba ceder.

-N-no -dije con la poca voz que podía.

-Bien, tu amiga pagará las consecuencias -en ese momento tomó a Daniela por la espalda y le colocó el cuchillo cerca de la garganta, me aterré -¿Ahora no me lo vas a dar? EH!

Justo en ese momento ví que en la cara de Daniela se plantó una sonrisa, en ese momento pensé "¿Y esta que?, ¿en pleno atraco está sonriendo? ¿Acaso se cree que está en La Casa de Papel o cómo?.
Estaba retirandome la cadena lentamente cuando lo que pasó fue muy rápido para poder captarlo a la perfección.

Daniela hizo un movimiento hacia atrás con su pierna derecha pegándole en sus partes íntimas mientras que casi al mismo tiempo le pega un codazo con su brazo izquierdo en sus costillas para luego tomar el brazo con el que el hombre tenía el cuchillo y alejarlo, luego con ese mismo brazo se lo torció y lo llevó a su espalda, le dió un rodillazo en la parte de atrás de sus piernas para así tirarlo al suelo dejándolo sin movimiento alguno, sólo quejándose de dolor, pero principalmente el del brazo que Daniela le tenía sostenido en la parte de atrás de la espalda.

-Poché, toma las llaves del auto y entra al coche, cierralo con seguro y esperame allí -espetó la castaña.

-Pero Ca...

-¡AHORA María José, y no salgas hasta que yo llegue! -me tiró las llave del auto, con mis manos temblorosas las pude atrapar y sin chistar me dirigí corriendo hacía mi auto, le quité los seguros y me metí al auto y volví a poner los seguros, lloré, ya no pude contener más las lágrimas y lloré hasta que Daniela llegara.

Minutos después escucho las sirenas apróximarse, sentí alivio ya que me imaginé que Daniela habría llamado a la policía.

Trato de ver algo pero se me hace imposible por los varios autos que están en el parqueadero al mismo tiempo, sólo sé que veo una patrulla y... ¿Una ambulancia?, que carajos hace aquí una ambulancia si no habían heridos gravemente. Espantada por el pensamiento de que a Daniela le haya sucedido algo, salí del coche y me dispuse a ir al lugar donde ocurrió todo.

Lo que ví fue aterrador, el hombre que nos había asaltado estaba con un buen par de moretones en el rostro ya descubierto por los oficiales, me espanté y empezé a buscar a Daniela por todas partes. Hasta que la ví, sentada en la parte de atrás de la camioneta de la ambulancia, me quedo petrificada al ver que tiene una herida detilando una cierta cantidad de sangre, al parecer la apuñalaron. Me quedé petrificada, no podía moverme, no podía hacer nada, solo mirarla quejarse de dolor mientras la mujer que le daba atención médica le colocaba algo, por un momento reaccioné y decidí acercarme a ella.

-Daniela... -dije con mi voz inaudible, de nuevo, se me aguaron los ojos al verla allí, quejándose de dolor y detilando sangre.

-Poché, t-te dije qu.. que me espera... ¡Auch!, esperaras en el coche -apenas pudo decir por el dolor.

Llegaste sin avisar | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora