Labios de Cereza.

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El sábado por la noche, antes de que los tres chicos volvieran a dormir, subieron al octavo piso a cenar. Podrían haber cenado solos, pero por alguna razón, cenaron con los padres de Aria. Eran una familia de tres, más la mascota de toda la vida, y eran personas cálidas y agradables, según esos que los conocían.
Mientras Maggie, la adorada mascota de la familia daba vueltas por el lugar, los tres chicos ayudaban a colocar la mesa. Luego de esto, engulleron una cena entre temas triviales y el sonido de la televisión de fondo.

—¿Qué querés seguir, Lio?

—¿Perdone? —cuestionó el castaño.

—Claro, en la universidad. ¿O ya estás estudiando?

El chico se limpió los labios con una servilleta.

—No, estoy igual que Aria, vamos a ir a la universidad, aunque al vivir lejos, a mí se me dificulta.

—Ah, cierto. Tenés un largo viaje. Y hacerlo todos los días debe ser cansador.

—¿Y si vas a un campus? —intervino Aria.

Lionel pareció meditarlo.

—N-no creo. No sé si me aceptarán.

En eso, el padre de Aria arremetió, dándole un mensaje esperanzador a Lionel.

—Escucháme, tenés posibilidades de ir, podrías, no sé… quedarte a vivir con algún amigo, compartir gastos… Pedír ayuda en un campus. Alquilarte un departamento no sé, porque eso ya es decisión tuya. Pero tenés un montón de oportunidades. Tomá alguna.

Lionél sonrió.

Esa misma noche, volvieron al piso séptimo, y Aria se preparó a dormir. Era temprano, pero estaba exhausta. Eran las doce o quizá una de la madrugada cuando el piso quedó a oscuras. Y recibió un mensaje.

“¿Estás dormida?”

Sonrió. Lionel le hablaba desde el sofá-cama.

“No. ¿Aburrido?”

“Muy. Más que se ve desde acá que va a llover…”

“¿Enserio? Me da miedo…”

“No quiero despertar a Eve.”

“Subí. Pero no te metas a mi cama.”

Lionel chistó.

“Te escuché chistar, ¿te enojaste? Jajaja”

“Estoy muy enojado”

Comenzó a subir las escaleras en silencio, alumbrándose con su celular. Viró sus ojos hacia la cama de Aria. Tomó impulso y se arrojó sobre ella.

—¡¡Carajo, Lionel!!

—¡Shhh! —le tapó la boca con una mano.

Rieron suavemente, ahogando sus carcajadas. Ella lo miró a los ojos. Ojos verdes. Brillantes. Hermosos. No tanto como los del tal Harry, pero suficientemente atractivos.

—Estás loco —susurró Aria.

—Muy —sonrió él.

Y le besó.  Le besó la mejilla porque Aria era tímida para algunas cosas y tenía miedo de besarlo mal porque era su primer beso.

—Si querés besarme, hacelo. Sin miedo. Sé que nunca besaste a nadie, Aria.

—¿Y si lo hago mal y quedo como una estúpida?

—No lo vas a hacer; no voy a juzgarte. No soy tan idiota.

—O sea… ¿sos idiota pero no TAN idiota?

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⏰ Última actualización: Dec 06, 2014 ⏰

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