Las mañanas de él eran escuchar la radio, revisar los mensajes que tenía su celular mientras desayunaba y se iba a trabajar. Se había cansado de siempre lo mismo trabajar, mirar a la mujer por la ventana, ir de reunión en reunión y su día termina ahí.
Después de un año de tanta espera y de admirarla tras una ventana.
Él malhumorado de siempre decide arriesgarlo todo sin importarle nada, sale de esa oficina silenciosa y camina despacio nervioso por la vereda misma que la ve cruzar a ella. Nervioso se acomoda el traje, la corbata y cuando se da cuenta está frente al local, decidido toma aire, ingresa lentamente hacia adentro. Se queda parado en silencio mirando todo a su alrededor.
Una camarera se acerca a su lado...—Señor, ¿No se va a sentar? — le ofrece con una sonrisa
—No sólo quiero hablar con su jefe— le dice serio mirando a su alrededor en busca de Rebecca.
—¿Ha surgido algún problema? ¿Alguna chica de aquí intento algo que no le gusto? — pregunta nerviosa.
Niega con la cabeza para responder más rápido —No se preocupe no es nada de eso. ¿Me lo puede llamar? —la intenta calmar
— Claro — sostiene y se retira.
Adam espera con sus manos en el bolsillo, pensando en donde estará ella mientras mira.
— ¿Señor? ¿Lo puedo ayudar en algo? — Pregunta puede ver a un hombre de unos 50 años estaba parado frente a sus ojos, esperando su respuesta.
—Quiero...saber. — Comienza a decir nervioso, toma un poco de aire y vuelve hablar— ¿Rebecca Evans se encuentra aquí?— aliviado de poder terminar la oración se queda parado ahí.
—Lamento informarle que ayer renunció a su trabajo—dice terminando de limpiarse sus manos.
Lo mira sin llegar a entender bien— ¿Cómo dijo? ¿Y sabe cómo puedo comunicarme con ella? —pregunta nervioso.
—Lo siento pero no, se tuvo que volver a Inglaterra por su familia, y no creo que vuelva —le dice arrepentido el señor.
—Muchas Gracias, y lamento interrumpir su trabajo. Hasta luego —se despide y sale del local.
Fue ahí donde entendió que el amor no estaba de su lado. Que había llegado tarde para encontrarse con la mujer de sus sueños y que no todo es como se ve, ya que, se gana o se pierde. A él le tocó perder asique triste sin ganas de hacer algo, ya destruido vuelve a su trabajo como siempre...sentado fumando recuerda algo:
No haberla visto pasar como todos días, de ser tan idiota y esperar un año animarse a ir a enfrentarla pero resulta que ya no estaba se había ido para siempre.
—Me dejaste acá con el corazón esperándote. Rebecca, Rebecca...Evans— repite mientras se termina de fumar el cigarrillo y ahora con un vaso de alcohol en la mano.
Pasan las horas ahí encerrado en su oficina, tomandopara olvidarse de esa mujer que tan así de obsesionado lo dejó. Los díaspasaban y quería hacerse la idea que todo era mentira, que jamás se había marchadodejándolo ahí todo ilusionado y que pasaría caminando como siempre con susonrisa. A la misma hora todos los días con su cigarrillo se quedaba esperandoque pase, que sus ojos la vean caminar con sus piernas largas y con esa malditasonrisa que lograba sacar miles de suspiro y hacia florecer cada sentimientoque no sabía que tenía.
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Amor a primera vista ©
RomanceÉl frío, calculador, empresario y solitario. Se queda deslumbrado por una extraña mujer que logra perderle su rumbo, pero de un día para el otro se queda destrozado por la desaparición de esa mujer que caminaba frente a su edificio. Ella inocent...