En algún rincón de la colonia centro del hermoso valle mexicano, uno de hoteles había sido hospedado por una familia veracruzana, visitaban a sus parientes quienes ya hacía tiempo que no se veían, el hotel en el que se quedaron no era la gran cosa, tan sólo era uno de los grandes edificios de la época colonial mexicana, altas construcciones del barroquismo, antiquísimas, los cuales aún tenían un buen aspecto. Era sábado por la tarde y la madre se quedaría con su hija en el hotel mientras que el padre se adelantaba a la casa de sus padres.
—¡Contesta el maldito teléfono¡ ¡Vamos! —dice desesperada la joven de piel morena, cabellos lacios negros y con grandes anteojos. Ante los intentos fallidos de comunicarse con su madre quién había salido del hotel sin haberle avisado aventó su celular al sofá.
Dejaba sus anteojos en una mesa de madera opaca y vieja, y abatidamente se dejó caer sobre un largo sofá, este se sintió duro y rasposo, intento acomodarse mejor para dormir mirando el televisor, cambió unos cuantos canales y distrayéndose con algunas caricaturas al poco rato cayó en un sueño profundo del cual no despertó sino dos horas más tarde.
Casi medio día y se levantó soñolienta notando que aún seguía sola en esa lúgubre habitación. Animándose y muy preocupada Ximena se animó a salir de allí, tomo un bolso dónde guardo su celular y algo de dinero; al abrir la puerta del departamento miro al exterior de un pasillo oscuro y silencioso, no parecía haber rastro de nadie, salió dudosa en cerrar la puerta ya que no volvería a entrar hasta que llegase con su madre…
Caminó sobre los pasillos hasta dar a unas escaleras, bajo unos cuantos pisos y al llegar a la planta baja todo siguió tan callado, no había nadie en la recepción, miraba hacia todas direcciones preguntándose por la gente cuando de pronto unos gritos en los pisos de arriba llamo su atención, eran tan aterradores que se volvió con susto retrocediendo, parecía que esos ruidos provenían de algunos de los departamentos, pero cuando estos se oyeron más claros se dio cuenta que estaban en el primer piso, oía las pisadas de arriba, también como arrojaban objetos y tiraban muebles, se escuchó a una mujer azotando la puerta y fuertes rugidos detrás. En poco tiempo ese escándalo bajaba por las escaleras, la chica corrió hacia un escritorio para ocultarse, y en esos instantes se veía claramente una mujer bajando escaleras, desgraciadamente era atrapada por un hombre de piel pálida, con manchas de sangre en la boca y en su ropa, este tiró a la mujer al suelo ahogada en sus propios gritos mientras la bestia devoraba la carne fresca. La chica quedó en shock viendo la brutal escena.
Minutos después aquel hombre se concentro en los ruidos que provenían de los pisos de arriba, la chica miro como este se alejaba mientras que la mujer que estaba en el suelo se levantaba con torpeza, veía como caminaba hacia el escritorio, tan cerca estaba de ella, se tapó la boca y nariz, muy agitada y nerviosa. Esta mujer simplemente camino hacia otra dirección y en cuanto se dejó de oír sus pasos se asomó cuidadosamente observando la recepción y se fijo en la puerta, quería alejarse de ese sitio lo antes posible, pronto se animó en salir de su escondite y sin pensar corrió hacia la entrada, noto a la mujer a unos metros de ella, haciendo caso omiso la chica abrió la puerta y corrió al exterior.
Por las calles rondan vibras extrañas, habían seres iguales por todo lados, en unos rincones más amontonados que en otros, unos cuantos presintieron a la joven y en cuestión de segundos estos la siguieron, ella apresuró el paso mirando de reojo al hotel en el cual se hospedan, tiene un anuncio claro a la vista a si que Ximena confía que podrá regresar sin problemas.
Corría sobre una gran avenida desconocida, las tiendas y edificios estaban infestadas de las mismas entes, se acumulaba la cantidad de seres que la seguían, intento entrar a una calle pero la evito al ver una gran horda dirigiéndose a otro lado, durante su trayecto sintió que se derrumbaba el mundo.
—¡Oh Dios mío! ¡mamá! —chilla al vislumbrarla en el suelo, se aproxima corriendo a ella, la voltea y en pánico se aparta al instante ante el impacto que ven sus ojos, las lagrimas comienzan a descender por su rostro, su madre esta muerta a su lado.
Cercano a su cuerpo yacen las bolsas rasgadas y productos quebrados y rotos de que lo pretendía llevar al hotel al regresar con su hija, no sabiendo que seria sorprendida, por zombis y de los cuales seria victima ante un descuido.
—No, no por favor no —dice sollozando, y sale corriendo de la escena. Su corazón roto, todo lo que era su vida desvanecido, mas algo en su interior clama venganza su madre ha muerto a causa de ellos.
La escena es tan gráfica y horrible que se limita a correr evitando ciertos lugares, cruza a una calle y no para su paso, necesita regresar al hotel por algunas cosas o ir a un lugar donde seguramente estará segura. No para de clamar y pedir respuestas a Dios. Nota que la zona esta siendo invadida por más seres así que se arma con una madera que consigue en el suelo.
En su camino se acerca a un perro que yacía escondido.
—Ven, no temas —decía ojeando a todos lados.
Hablaba con el canino el cual resultó ser un pastor alemán, no sabiendo que a su espalda se aproximaba un zombi, este rugió tomándola por desprevenida, ella se asustó intentando apartarse, más el perro salta sobre este antes de que llegase a morderla. El animal retrocedió al ver qué ella estrellaba la madera contra la cabeza del ser.
Aterrada ante la horrible escena y asustada, un sollozo escapa de sus labios.
—No te dejare aquí, ¡sígueme! —expresa al animal el cual parecía entender.
Ella corrió sin rumbo, estaba perdida intentando reconocer la calle por la cual había venido desde el hotel pero no lo consiguió.
—Esto es horrible —exclamó mucho más asustada, las calles se hallaban repletas de zombis, personas siendo devoradas por estos, la sangre inundaba el lugar, salieron corriendo en busca de un refugio.
Cuando cruzaba a una calle, su corazón saltó del terror, comenzaba a sudar frio mientras era rodeada por estos seres, comenzó a sollozar en desespero y se da por vencida, recorrió con la vista sin encontrar rastro alguno del perro, así que se alegró que mínimo el haya sido quien se salvará, o quizá al menos de está.
Cierra sus ojos dejándose llevar por los ruidosos seres cuando de pronto un joven se aproximó de la nada disparando con un arma a estos, a ninguno le daba más solo consiguió su atención, Ximena a gachas sale alejándose de la escena percatándose de que seguían al joven a unos cuantos metros.
—¡Espera! —grita el joven.
Ximena se asusta al observar a más de ellos dirigiéndose al lugar por el chico, quién al lograr llegar hasta donde estaba ella vislumbra a unas personas corriendo a un edificio el cual estaban por cerrar sus puertas, a su vez también alcanzaron ver de lejos una camioneta negra alejándose de la horda que se acercaban a ellos por el ruido que habían provocado.
—¡Corre! ¡ven! —se aleja en paso rápido y ella lo sigue claro el perro no se queda atrás, salía entre las piernas de los seres, las balas que dirige el muchacho impactan en algunos cuerpos de los zombis que intentan alcanzarnos.
—¡No llegaremos a tiempo! —dice sollozando Ximena, el joven la toma de la mano haciéndola acelerar el paso.
En cuanto los tres ingresan agitados al edificio un señor cierra en el momento que un grupo de zombis reclamaban la entrada, el señor colocó un candado. Ximena sintió calma y seguridad. Los gritos espantosos y desgarradores de las personas se escuchan por la calle, otros que al igual que los dos jóvenes corrieron para entrar más no lograron llegar.
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Zombie Survival
TerrorLlegará la hora de nuestro fin... Nadie lo verá venir... Se volverá una gran pesadilla... Ahora solo quedará vivir en medio de la misma muerte, ¿Quién dijo que sería fácil? Perder todo será tan duro de lo que crees, tus seres amados de un momento...