ver 1. miyu.

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La familia de Yuqi era extremadamente religiosa.

Esa era la razón por la que aún no les agradaban Shuhua y Soojin. Porque eran pareja.

Con el tiempo, la china comenzó a creer que probablemente estaban exagerando. Se hizo a sí misma creer que todas las personas en la iglesia solamente se alarmaban sin razón al respecto.

Hasta que su líder -en la iglesia- comentó al respecto. Leyó varios pasajes en la Biblia, dio su 'testimonio' y les hizo a todos reflexionar al respecto.

— Por eso deben recordar, las relaciones homosexuales son antinaturales. Están en contra del propósito de Dios, y todo el que cometa este terrible pecado no entrará al reino de los cielos —finalizó la mujer mirando severamente a todos los presentes.

Yuqi se había hecho creer a sí misma que eran exageraciones, hasta que el pánico una vez más la atacó.

Había vivido encerrada en esa creencia que sus padres le habían inculcado desde que era muy pequeña. Oraciones antes de dormir, antes de comer, al despertar, luego de comprar algo, e incluso antes de recibir su paga. Cada cosa buena que sucedía en su casa, se la debían agradecer a Dios.

Esa era la razón por la que ella, sin oportunidad a dudar respecto a todo ello, comenzó a creer fervientemente.

Las "pruebas" de que Dios existía, que era bueno, que estaba de su lado, que la ayudaría a sanar hasta la más terrible enfermedad, y todas las historias que sus padres le repetían diariamente para que creyera ciegamente en Dios y la religión católica.

— Yuqi-ya —pronunció Rosé mirándola con una ceja enarcada—. ¿Me estás escuchando?

— Mmm, lo siento, ¿qué decías?

— ¡Que Jisoo dijo que le gustaría conocerme! ¿Sabes lo que significa? ¡Finalmente se fijó en mí! —chilló con emoción la rubia.

La china hizo una mueca. ¿Todas las personas a su alrededor cometerán el mismo pecado?

Una vez más, el pánico por sus creencias la atacaron. Todos los casi regaños en la iglesia, todas las personas que estarían en contra de la relación que su amiga probablemente estaba por iniciar.

— Felicidades, Rosé —logró formular haciendo una sonrisa forzada.

— ¿Qué hay de ti? —soltó la muchacha mirándola fijamente.

— ¿Qué hay de mí de qué? —murmuró confundida.

— Ah, no te hagas la desentendida. ¿Acaso no hay nadie que te guste? —murmuró apoyando su cara en sus manos para mirar fijamente a su amiga.

Entonces, Shuhua y su novia aparecieron también, acompañadas por el resto de sus amigas.

Yuqi, Soyeon y Shuhua cursaban el penúltimo año de universidad, mientras que Soojin, Miyeon y Minnie eran amigas y compañeras, que estaban prontas a graduarse. Las seis se habían encontrado juntas en el momento en que Soojin y Shuhua comenzaron a salir.

— Hey, ¿de qué hablan? —cuestionó la pelinegra, dejando un pequeño recipiente en la mesa mientras se sentaba.

— De el crush de Yuqi.

— Yah, ¿tienes un crush? ¿Quién es? —cuestionó Soojin sentándose al lado de su novia con una sonrisa.

— No, no lo hay —murmuró frunciendo el ceño—. Rosé solamente preguntó si tenía alguno, pero no es así.

Shuhua enarcó una ceja mirándola, pero no dijo nada. En su lugar abrió el pequeño recipiente de plástico que había dejado en la mesa segundos atrás, revelando una ensalada de frutas que probablemente había preparado ella misma.

Oh My God ── (g)i-dleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora