"Reparticion de la mano"

13 3 3
                                    

... Era un viernes en la noche. Se baja del auto apresurado un hombre alto, corpulento y en forma, las sirenas aturdían la vista, los oídos y la oscuridad de la noche. El barrio estaba lleno de policías, desde el más novato oficial de tránsito, hasta el más experimentado coronel militar.
  Daba pasos firmes, que pasarían desapercibidos, si no fuera por los charcos que se había formado de la lluvia hace unos minutos. Había mucha tensión en el ambiente y los curiosos estaban expectantes. Se acercó a unos compañeros que estaban apoyados en un auto y preguntó
- ¿Qué tenemos hoy aquí?- le toca el hombro al compañero de al lado y luego la mano la pone detrás de él, en el capo del auto.
- Un robo - levanta las cejas y mira al que recién había llegado.
- Tanto lío para un simple robo.
- No es un simple robo Anderson, robaron en el Museo de Arte.
- ¿Qué loco haría eso? ¡Por dios!
- Si lo supiéramos ya estuviera entre rejas cogiendo polvo.
- Lo sabemos bien.
- Bueno. ¿Entramos?
- Después de usted

El museo era esplendoroso y enorme, las paredes eran de marmol, pero parecían ser de oro. En el techo estaba colgada una araña de cristal maravillosa que en ese momento estaba apagada.
Al abrir la puerta encendieron sus linternas.
- Al parecer forzaron la entrada - comenta Anderson mirando fijamente la cerradura mientras su compañero admiraba la gran araña.
- Aja.
Se adentraron más en el museo y al mismo tiempo en la oscuridad.
- Está mierda no tiene luces o eso allá arriba es puro adorno - le dice su compañero a Anderson
- Estoy buscando desde que entre, no empieces Rey - se sentía un pequeño tono de estrés en su voz.
Se mantienen callados, viendo cada pequeño detalle del lugar, admirando cada pintura rara.
De pronto Rey grita - Anderson encontré el espacio que le correspondan a la pintura que se llevaron. Ven.
- Voy - dice Ander moviéndose hasta donde su amigo había gritado y ve en una de las paredes una especie de lona que cubría algo, la mueve y ve un interruptor que parecía ser el de la luz y pensó - Vaya hasta que al fin, pero que interruptor más feo para ser de un museo tan lujoso - lo presiona y no se prende la luz, pero su amigo empieza a gritarle.
- Anderson acaba de venir ya coño, que se prendió una luz aquí y dice algo.
- Ya voy - responde y se manda a correr.

- ¿ Que tocaste ? - pregunta Anderson burlón al llegar junto a Rey.
- Yo no toque nada y esto se prendió solo, la pregunta es, qué tocaste tú.
- Un interruptor que parecía estar escondido detrás de una lona.
- Ah si, mira que bien, mira tú qué bien. Mira nos dejaron un mensajito.

Bien hecho Jack de Picas, ahora debes reunirte con los demás Jack que se supone que habrán cumplido su tarea.
Deja el interruptor casi al descubierto para que los policías lo encuentren y vean este mensaje. En cuanto a la pintura entregala a los Reyes y recibirán nuevas noticias.
Oficiales, me gustan los retos así que voy a darles una pista de donde encontrarnos. Resulta que aquí en este país, mientras más cerca crees que ves, en realidad, no ves nada y si les apetece nos echamos una partida de poker. Hasta luego.

- ¿Que carajo habrá querido decir este gracioso? - comenta Anderson rascándose la cabeza.
- ¿Me ves cara de saberlo?
- Oye Rey, hoy estas feliz parece.
- Normal ¿Por qué lo dices?
- No por nada, por nada. Seguimos, al parecer es un acertijo y bueno, quiero que me revisen si hay alguna huella o algo que podamos utilizar para rastrear a este tal As de Picas ¡Muevanse!
- Bueno terminamos aquí, vamos a llevar la mierda a comisaría.
- Nos vemos allí.

Ander sale del edificio y se mete en su auto que lo había aparcado a unos seis metros de allí y se dirige a comisaría.
La ciudad hoy, más que nunca estaba hermosamente iluminada, estaba más callada de lo habitual, daba gusto manejar por esas calles.

Llega y ya su compañero estaba haciendo el reporte. A paso lento y tranquilo se dirige a su oficina, como si no quisiera llegar. Abre cuidadosamente la puerta y se introduce en lo negro que fue suplantado segundos después por la luz de una bombilla media fundida.

Anderson se pone a pensar en el acertijo, las idea, que iban y venían, las apuntaba en un block de notas pequeño.
Se comía la cabeza, y pasaron horas y horas. Tan dentro estaba en sus pensamientos que quedó dormido y a las
11:38 se despertó de un salto por el tono de notificación irritante que le había puesto su hijo.
- Hola amor, si me cogió tarde en el trabajo- mira su reloj en la mano izquierda y hace una expresión de impresión - en unos minutos estoy allí, no me esperes, duerme bien, adiós-. Sale de su oficina y todo el pasillo estaba apagado, solo quedaban los custodios Enrique y Alfredo. Paso por su lado y se limitó a saludarlos con las cejas.

Anderson no acostumbraba a llevarse con nadie, le decían en la comisaría el "lobo solitario", algo raro, porque poseía un gran sentido del humor.

De camino a casa, no se sacaba de la mente lo del robo de la pintura y mientras más lo pensaba más surrealista le parecía. Iba rápido, pero sin prisa. Frente a la luz roja de los semáforos le daba tiempo admirar la ciudad de noche, le encantaba ese paisaje. En uno de los recorridos de su mirada vio un casino en reparación y ahí vio una primera parte del caso resuelto. - Casino es igual a póker, donde hay póker hay magia, joder van a estar en un casino, mierda- da un frenazo y llama a Rey.
- Hola buenas noches- dice Rey con voz de haber sido despertado ahora mismo.
-Rey ya se donde se van a reunir estos cabrones-
- ¿Anderson ves la hora que es?
- Solo son las 11: 49, es temprano niño puntualito.
- ¿No podemos hablar mañana en comisaría?
-Mañana es el cumpleaños de mi mujer, no voy a ese lugar a verle las caras feas a todos ustedes, me quedo con mi querida esposa. Así que necesito hablar contigo ahora, ven a mi casa que mientras más rápido se resuelva esto, más rápido cojo mis vacaciones.
- Joder Anderson me cago en tus muertos- y cuelga el móvil.

Su casa desde afuera parecía embrujada, estaba toda oscura. Lleva su vehículo al garage, abre la puerta para coger fresco y se acomoda. Estaba entre el sueño y la realidad hasta que llegó su compañero.

- Dime pipo, espero que sea algo sobrehumano porque sino te parto en cuatro la cabeza esa-
- Los cabrones se van a reunir en un casino- saca un tabaco y lo prende.
- Ya te he dicho que dejes de fumar- justo después de terminar de pronunciar la última palabra trata de tumbarselo.
- ¿Estas graciosito Rey? Me costó carito el vicio. Ahora atiende lo que te estoy diciendo y déjame matarme tranquilo.
- Aja un casino y ¿Cuál casino?
- Ni puta idea- se da una bocanada de humo y se lo echa en la cara.
-¿ Qué pretendes…- estornuda y continua- que movilize a toda la comisaría para detener a estos payasos?
- Eso mismo, eres hasta adivino. A ver léeme la mano.
- Quita.
- Caballeros- una voz gruesa sale de la oscuridad. - Bienvenidos a nuestra mesa, ahora cuál es su mayor apuesta-
Los dos oficiales se miran y luego miran el la dirección de la voz. En lo que uno se dirige a ella el otro le pregunta quién es.
Anderson iba delante y Rey iba hablando. De pronto Rey se calló y justo cuando Anderson dio media vuelta, lo último que vio fue la culata de un subfusil.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 06, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cartas Sobre La MesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora