Miedo permanente.

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La persona fuera de la mansión X resultó ser el supervisor que nuestro líder ha enviado para monitorearnos. Estábamos tan cagados que habíamos armado todo un plan, pero Newt al final lo reconoció. Ninguna persona fuera de nosotros —desde que Newt estaba al mando— había pisado ni la mansión ni fuera de ellas, por lo que pensamos que nos habían descubierto y, joder, eso sí hubiera estado jodido. No es un problema que podemos solucionar matándolos y ya, hubiésemos tenido que evacuar de forma apresurada, dejando todo atrás, por la seguridad del grupo.

Cuando Newt abre la puerta delantera de par en par, ya asegurado de que sí es, y antes de darnos una charla rápida de cómo debe ser nuestro comportamiento y bla, bla, bla, entra el supervisor.

Lo primero que logro ver del nuevo invitado es un sombrero negro que se posa sobre su cabeza —bajo de ella no hay cabello, o eso parece—, y viste un esmoquin negro junto con pantalones de vestir del mismo color. No obstante, lo que más me sorprende son sus ojos: un ojo es una mezcla de naranja, verde manzana, celeste, gris, marrón claro, mientras que el otro es de un gris con celeste. Es, a simple vista, una pintura. Increíble. No es que sea un cerebro como Crax, pero creo que leí por alguna parte que es heterocromía (heterocromía: afección en la que el iris presenta más de un color). Sus aires son misteriosos, y lleva un maletín negro colgando de su mano. A simple vista no tiene cabello, ni siquiera bellos. Ni cejas, sólo unas pestallas casi inexistentes. Su piel es muy blanca pálida, algo así como el color de la nieve.

—Por favor, adelante. No esperaba su visita tan... rápida —enfatiza mi hermano. Sé que está nervioso, aunque no lo muestra; es especialista en aparentar algo que no es. Cuando lo miras no se te pasa por la cabeza que ha matado a sangre fría o cometido crímenes; él es más la clase de doctor amable. Me río ante la ironía de mis pensamientos, e inmediatamente los ojos del huésped se posan en mí, analizándome y estudiándome.

La forma en la que ladea la cabeza para mirarme me hace pensar en la forma en la que los robots en las películas lo hacen. Escalofriante.

Newt carraspea para llamar su atención, sin embargo, sus ojos no abandonan los míos cuando Newt empieza a hablar: —Le diré a... Ginger —la llama—. Ella equipará una habitación para usted...

Pero el huésped y yo estamos demasiado ocupados teniendo un duelo de miradas en el que creo que voy ganando, hasta que miro más allá de sus ojos hipnotizantes. Cuando lo hago, imágenes llegan a mi mente, cegándome.

Aparto la mirada.

—Esto es para usted —el supervisor le entrega una carta con el sello de X en rojo, igual a la que Axel le entregó el día de su llegada.

—¿Cómo podemos llamarle? —pregunta Newt luego de tomar la carta y agradecer cordialmente.

—Sólo llamenme... Her —su voz es gruesa y escalofriante. Newt asiente y luego Hert posa sus ojos en mí, para luego asentir con su mano en el borde de su sombrero negro y sube las escaleras sin esperar más instrucciones, cruza a la izquierda y desaparece por el ala oeste.

—¿Cómo supo dónde estaban las habitaciones habitables? —pregunta Tax a mi lado.

—No lo sé... Seguro X le mostró el plano de la mansión —Newt habla esta vez, pero no se le ve convencido.

Y tengo un presentimiento, ése mismo que despertó la vez que Axel y Victtoria llegaron, y no es bueno.

(...)

Ha pasado un día desde que llegó Hert, y no he visto ni a Axel ni a Victtoria desde entonces. Lo único que supe es que Newt trata de enmendar su error, a raíz de eso a convocado una reunión junto a Hert para mañana.

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