Psychopath's love

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Ella era mi luz. Yo su oscuridad.

Ella mis esperanzas. Yo sus desgracias.

Ella mi todo. Yo su nada.

Pero aún así la quería. Lo único que recibía de ella era su odio hacia mi pero la seguía queriendo. 

Nuestro amor era difícil de entender.

Me enervaba ver cómo los chicos se acercaban a ella. ¿Cómo debía dejarles claro que ella era mía? Dejé de hacerme esa pregunta cuando comencé a ocuparme de que tuvieran una dulce y larga siesta, la mayoría de veces eterna.

Últimamente la veía más distraída, más ¿contenta? Eso me hizo más feliz de lo que ya era observándola. ¿Ella estaba pensando en mí?¿ Acaso se dio cuenta que la amaba tanto que haría lo que fuera para que estuviera bien? Pero algo no me cuadraba. Ella tenía una foto en un marco, que cada día miraba y sonreía. ¿Me había hecho una foto? No creo, todas las veces que estuve visible para ella me gritó cosas que exactamente no entendí <<¿Cuándo dejarás de seguirme?>> Nunca, no podía dejar de hacerlo. <<¿Qué quieres de mí?>> Su amor, ¿acaso no se lo dejaba claro cada vez que le hacía un regalo?

Le mandaba flores y desde una esquina oscura veía como sonreía al cogerlas, los bombones, los peluches, entre otros regalos. 

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Estaba observando como estaba haciéndose el té de cada domingo, cuando tropezó e hizo que cayera el marco. Por un milisegundo vi a un chico adornando la foto, pero no me preocupé mucho, seguramente eran imaginaciones mías. 

Al día siguiente mientras la observaba haciendo sus proyectos para la universidad, estuve pensando en como hacer que estuviéramos juntos sin ningún obstáculo ni ninguna persona que nos lo impidiera. Hasta que se me ocurrió la mejor idea que se me había ocurrido jamás.

Una semana después, me encontraba en la habitación que tan claustrofóbico me hacía sentir y que tanto me gustaba visitar. Ahora iba a ser uno de mis lugares favoritos por unas cuantas razones.

Observaba a la hermosa Lydia que soltaba sollozos, uno más fuerte que el otro, cada vez que veía una nueva  mancha rojiza en las paredes. Solo era sangre de las personas que no supieron mantener la distancia con ella, ¿qué tenía de malo?

-Shh no llores.- Pasé las yemas de mis dedos por debajo de sus ojos quitando todo rastro de lágrimas y besé sus mejillas que estaban de un tono rojizo. -Te amo, y ¿qué mejor regalo de aniversario que este? Ya cumplimos 1 año.

Ella soltaba palabras que se ahogaban en el trozo de tela que le puse entre los dientes. -Shhh seé que me amas, lo sé. No hace falta que lo digas.- Intentó zafarse de mí pero la empujé contra el suelo. Escuché un "crack" proveniente de su cabeza que hizo que saliera sangre y que me alarmara.- Perdón.  Sabes que nunca te haría daño. Lo sabes, ¿no?- Toqué la sangre que ocupaba su pequeña cabeza y me pasé los dedos por los labios, después le di unos cuantos besos para que supiera que solo quería que estuviera feliz, conmigo.

Me quedé sumido en su belleza. Su pelo era del mismo tono anaranjado del atardecer, sus ojos un mar profundo e infinito, las pecas que ocupaban su cara eran lo que más la caracterizaba.

Acariciaba cada parte que nombraba con la pistola que tanto me había costado conseguir. Y solo por ella. ¿Acaso no era suficiente?

Mientras seguía observándola intentando memorizar cada parte de ella escuché un fuerte ruido a mis espaldas. No pude reaccionar a tiempo cuando sentí un dolor insoportable en el estómago haciendo que me tambaleara hasta caer en una esquina de la habitación. Un líquido caliente, que tanto conocía, comenzó a brotar de la herida de bala y mis ojos se iban cerrando poco a poco.

Antes de cerrarlos por completo vi como un chico que se me hacía conocido de alguna parte se acercó a ella y la desató.

El chico del marco, era él.

Comenzó a acariciar su cara y a mirarla más de lo debido. Mi dolor desapareció y en su lugar apareció la furia cuando vi que la cogía la cara con las dos manos y la acercaba a él.

Con las únicas fuerzas que me quedaban, alcancé la pistola que había soltado y la apunté. Ella no podía ser de nadie más, era solamente mía.

Y entonces noté como la vida abandonaba mi cuerpo igual que la bala abandonaba la pistola.

Haciendo que nuestras almas vivieran en armonía y paz.

Y sobre todo, juntas.

<<Sotryreal>>



Nota:

Aquí tenéis el otro relato que escribí. No sé cuanto tardaré en escribir otro, pero bueno ya iré avisando por mi Instagram.

No olvidéis votar y comentar si os ha gustado.

Y sin nada más que decir.

~sotryreal~ se despide.

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⏰ Última actualización: Dec 06, 2020 ⏰

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