Capítulo 1. La tienda mágica

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«¿Te has rendido ya? Vaya, pensé que no te darías por vencida tan pronto.»

«¿Quién...eres?»

«¿Yo? Alguien que ha venido a darte un empujón, por supuesto.»

«Pues llegas un poco tarde. Ya todo me da igual...»

«¡Venga ya! Si la vida fuera tan fácil no sería interesante.»

«Interesante es una cosa muy distinta a lo que se ha convertido mi vida.»

«Hmm...Ya veo, ¿por qué no vienes a mi tienda y me cuentas un poco más?»

«¿Por qué lo haría? Eres un completo desconocido...»

«Te quiero ayudar.»

«Bueno...Tampoco es que pierda nada. Está bien, ¿dónde está tu tienda?»
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Me desperté de nuevo antes de que aquel muchacho enmascarado pudiera decirme el nombre o al menos la dirección de la tienda en la que decía trabajar.

—Genial, ya van 4 noches de un sueño inacabado-suspiré resignada—. Bueno, ¿qué más da? No es como si ese chico pudiera ayudarme de verdad. Además solo es un sueño—miré hacia la ventana. Tenía que afrontar un día más en esta vida que no me había regalado nada.

Soy Dana, y a mis 20 años comparto piso con una compañera de trabajo porque perdí la casa de mis padres al no poder pagar la hipoteca... Mi familia era muy pobre, así que no pudieron ni dejarme de herencia una casa acabada de pagar. Y eso no me molesta. Si siguieran vivos no me importaría vivir debajo de un puente. Lo que no puedo soportar es que me dejaran sola a tan temprana edad, que no tuviera a dónde ir ni a quién recurrir, que ni a quién creía mis amigos me ayudarán. Odio no haber podido seguir mi vida como yo planeaba. Simplemente no pude. Tuve que buscar trabajo como loca para poder sobrevivir, tuve que abandonar mi vida y vivir una realidad que me golpeó demasiado pronto.

Me dirigí a la cocina para prepararme el desayuno, mi compañera de piso Melanie ya se había ido al curro. Yo tenía turno de tarde esta semana así que después del desayuno decidí vestirme y salir a dar una vuelta. Lo único bueno que tenía el piso donde vivía era que se encontraba cerca del río y tenía un paseo estupendo.

Las orillas del río estaban repletas de vida, gente paseando, yendo en bicicleta, haciendo picnics... Se oía el murmuró de la gente, risas, el sonido de las hojas de los árboles...

Era un lugar que recorría siempre que tenía tiempo. Prácticamente el único lugar en el que me sentía bien. Observar la vitalidad que las personas desprendían allí me daba ánimos para pensar que quizás este mundo no era tan malo como llevaba tiempo pensando.

Paseé un buen rato pasando por debajo de tres de los siete puentes que cruzaban el río y que comunicaban las dos mitades de la ciudad. Cada uno era diferente al otro, unos eran más modernos, otros tenían un estilo gótico, alguno tenía ornamentos florales e incluso partes de madera, pero el que más me llamó la atención está vez fue el que parecía el más antiguo. Estaba hecho con grandes bloques de piedra porosa que por algunas partes parecía que se estaban desmoronando. Estaba, además, formado por grandes arcos decorados con musgo y otras hierbas que crecían apaciblemente entre los huecos de la estructura. Observando su grandeza me di cuenta de que el arco central era distinto. Uno de sus laterales tenía adosada una especie de muralla y la pared donde se levantaba la curvatura estaba llena de ventanas. Me acerqué un poco más y cuando me hallaba debajo del arco vi que también había una puerta. Todo hacía parecer que aquello era una especie de pequeña choza de piedra.

—¿Eh? ¿Qué es esto? —había un cartel de pie al lado de la puerta que ponía "The Magic Shop"—. ¿Una tienda de magia? ¿Eso vende? Será una tienda para niños...

—No es una tienda solo para niños—se oyó una voz detrás de mí. Era un joven de poco más de veinticinco, de cabello negro, ojos redondos y espalda ancha.

—Oh...vale—miré al suelo, incómoda.

—Perdona, había ido a buscar algo para comer, ahora abro—sonrió.

—¡No...¡ Yo ya me iba—sonreí nerviosa.

—Ja,ja. Oye, que no muerdo ni nada. Échale un vistazo a mi tienda anda. Quizás encuentres algo interesante—me insistió abriendo la puerta.

Asentí con aprobación y decidí entrar. Una vez dentro descubrí que la tienda no era tan pequeña como parecía por fuera. Estaba decorada minuciosamente con todo tipo de objetos venidos de mil y un lugares, casi podías dar la vuelta al mundo recorriendo cada uno de los artilugios. En una de las esquinas, iluminado por la luz que atravesaba una de las ventanas, había un móvil colgante de pájaros de cristal que reflejaban la luz del sol por toda la estancia creando una armonía de colores que dotaba de calidez la estancia.

—Vaya...—escapó de mi boca.

—Bonito, ¿verdad?—dijo el dependiente de la tienda observando también aquel espectáculo de color.

—Sí. Tienes una tienda muy... peculiar. ¿Eres el dueño?

—Hmm... Podría decirse que sí-afirmó con una gran sonrisa—. Y dime, ¿qué te ha traído por aquí?

—Yo, bueno. Solo paseaba por el río y vi la tienda. No sabía que había una por aquí y eso que paso mucho por aquí. Así que me entró curiosidad y me acerqué. ¿Habéis abierto hace poco?—deduje.

El chico volvió a sonreír.

—Esta tienda es una herencia de mi familia y lleva abierta mucho más tiempo del que crees. Solo que—se detuvo a media oración, dubitativo—. No todos pueden verla a simple vista-concretó.

—¿Qué? ¿Y yo soy una de las personas que sí puede? Eso es imposible. No debí fijarme las otras veces—declaré.

—No es tan fácil verla—afirmó el chico.

—Ya,ya. ¿Y qué se necesita entonces? ¿Creer en la magia o algo así?—dije burlona.

—Se necesita una invitación—dijo en un tono más serio.

Hubo un pequeño silencio hasta que solté una risilla.

—Pff... Pues creo que se te ha colado una intrusa porque yo no tengo de eso.

—Quizás no te hayas dado cuenta de que te invitaron. O tal vez pienses que no es este lugar.

Entonces pensé en aquel sueño. Pensé en aquel muchacho desdibujado en mis recuerdos. De quién no escuché su voz sino que sentí sus palabras. Del que tampoco pude ver el rostro, pues lo escondía tras una máscara. Su silueta oculta por una negra túnica se esfumaba cada mañana sin dejar rastro de su existencia.

—No puede ser... Solo es un sueño—susurré para mis adentros.

- Fin del capítulo 1 -

¡CHAN CHAN CHAÁÁN!! ¡Se terminó el capítulo!
¿Qué os ha parecido? ¿Habéis descubierto quién de los chicos es el dueño de la tienda? ¡Seguro que ARMY lo hizo!
¿Será él el chico que se le aparece a Dana en su sueño?
Si tienes curiosidad, tendrás que seguir leyendo a medida que vaya actualizando los capítulos~ :D

Sobre MAGIC SHOP
Elegí está canción como punto de partida porque (a parte de que me encanta), me pareció muy interesante la idea sacada del libro 'Into the Magic Shop: A Neurosurgeon's Quest to Discover the Mysteries of the Brain and the Secrets of the Heart' de James R. Doty.
Por supuesto no me voy a basar 100% en este concepto ni en las teorías locas de BTS pero sí voy a coger lo básico y desarrollar a partir de ahí como mejor me parezca para adaptar la historia :)
Así que si leéis cosas que no son 100% como nos han mostrado a través de las historias de los MV's no me echéis piedras por ello xD!

Saludos~

Att. Lily

The Magic Shop  || •BTS Fanfiction• ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora