Propuesta indecente

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Era un lugar muy elegante, de eso no tenía duda, armonioso y algo pacifico, aunque él lo describiría más como... aburrido.

Si, esa era justo la palabra que tenía en mente al escudriñar todo el lugar y mirar a los invitados, en esa fiesta de ricachones, y estirados que es como él los describía a los de ahí presentes, en realidad ahora que lo pensaba, de fiesta no parecía tener nada, parecía más bien una reunión.

Si porque, no se supone, que una fiesta es más... ¿prendida?, con música a todo volumen, botellas de cerveza por doquier, la gente bailando y cantando y todos divirtiéndose. Justo como las fiestas a las que solía ir, como a las que él iba antes de conseguir el puesto de presidente de su empresa que ahora tenía.

Pero no, esa fiesta para nada se parecía a las que él frecuentaba.

Es por eso que en realidad no estaba disfrutando estar ahí.

Y no podía evitar preguntarse ¿si ellos en verdad se estaban divirtiendo?

Se lo preguntaba al parar oreja a su alrededor, y escuchar las conversaciones poco interesantes que tenían, sobre cosas aburridas como política, sociedad, ¡Negocios!, ósea, ¿es que para que la gente iba a salir de su trabajo para seguir hablando de trabajo? ¡En una fiesta! ¡No!, eso era simplemente inconcebible para él.

¿Qué clase de diversión era esa?

¿No se suponía que una fiesta era para olvidar el estrés que producía el trabajo? Hablando de otra cosa que no fuera "trabajo".

Al menos para él así era.

Por eso odiaba ese tipo de "fiestas" de la gente finolais, como él les decía, malditos ricachones estirados de m... de la alta, pensó.

Y esa era la razón de porque no quería asistir, era solo ver ese ambiente, para saberlo.

Pero la culpa de todo la tenía Shikamaru. Si, por que el muy imbécil, que era su asistente, le había convencido de ir, diciéndole que como presidente, ahora tendría que hacer un esfuerzo de ir a esas fiestas "reuniones", para acercarse más a sus socios, y tener una mejor convivencia.

¡Convivencia sus narices! ¡El solo quería salir corriendo de ahí!

Simplemente ya no soportaba más ese aburrimiento.

Pero sabía en el fondo, que el muy desgraciado tenía razón, tenía que ganarse su confianza, si no quería perder sus inversiones, así que lo aria por la empresa, soportaría estar ahí un rato más, hablando de pelotudeces que no le importaban, como política y esas cosas, y se tragaría su aburrimiento.

Era cruel... realmente cruel estar ahí para él, hasta que... lo vio.

Hola, me llaman Naruto.

Es un placer, conocerlo...

Tenía los ojos negros, cabello del mismo color, una piel blanca y facciones tan bellamente delineadas, como las de un ángel, o así es como le parecía.

Al verlo, sus ojos se abrieron enormes, tanto que parecia que se le saldrían de orbita, a su vez parecía que todo lo demás a su alrededor había desaparecido, y solo podía enfocarlo a él, siendo el único en sus pensamientos en ese preciso momento.

Pero algo más le llamo su atención, y eso era, que parecía que al igual que él estaba aburrido.

Así que sonrió ante la idea, de ya ser dos, y tal vez... juntos podrían solucionar eso.

Solo había un pequeño detalle que se interponía...

Qué bien te ves

Te adelanto, no me importa quién sea él

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