Quiero dedicar esta breve historia a una persona muy especial para mí. N, si estás leyendo esto, esta historia es para tí; para que decirte lo mucho que te quiero y para agradecerte lo mucho aprecio que estés en mi vida, porque tú eres el que me sacaste esa sonrisa la primera vez que nos vimos, tú eres el que me abrazaba cuando lloraba, tú eres la razón por la que me levanto cada mañana, tú eres el que siempre estuviste ahí incluso cuando estabas fatal.. tú, el que siempre fue y será el amor de mi vida.
Y bueno, espero que a quien vea esto le guste.. ¡Disfruta!
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Otra mañana más, sonó el despertador a las seis. Me levanté de la cama con el mismo pesar de cada día. Mis problemas creaban en mi cabeza abundantes pensamientos e inseguridades que por más que intentaba evitar, no conseguía. Desayuné algo de leche y unas cuantas galletas, no estaba muy entusiasmado por el primer día de clases. Normalmente los adolescentes de mi edad están emocionados por volver a ver a sus amigos, a los profesores y estar en clase de nuevo, por mucha pereza que les diera hacer los deberes, siempre se les veía tan felices de estar donde están.. y sin embargo yo no quería más que quedarme en mi cama junto a mi gato todo el día, eso sí que me daba felicidad, pero no tenía otra opción, no quería problemas en casa, así que me duché, me vestí, y salí de casa en dirección al instituto.
Al llegar nos dirigieron como cada año al salón de actos para anunciar en qué clase estaríamos el curso entero. Fueron asignando a profesores y a alumnos en sus aulas respectivas. Cuando me nombraron, me sentí observado por todos así que fui rápidamente hasta el final de la sala, donde me esperaba mi nueva tutora. Me puse a su lado y esperé a que terminaran de llamar a mis futuros compañeros de clase. Como yo era el primero de la lista, comencé a subir las escaleras que llevaban a nuestra aula el primero, junto a la tutora, por lo que no les vi las caras a mis compañeros. En realidad no me interesaba mucho mirar quiénes me harían la vida imposible ese año, por lo que seguí caminando como si nada hasta la clase. Al llegar a la clase por primera vez, me percaté de que era la misma clase que me había tocado el año pasado: pequeña, agobiante, ventanas finas, mesas apelotonadas; nada nuevo. Todos fueron colocándose en sitios junto a sus amigos, como si ya supieran dónde iban. A diferencia de los demás, yo no conocía a casi nadie allí, así que me limité a escoger un sitio alejado de la pizarra y donde los demás no pudieran notar mi presencia. Esperé sentado a que todos terminaran de entrar, hasta que le vi entrar a él. Él, quien cambiaría mi año en el instituto, y aún no lo sabía. Fue como si todas las estrellas hubieran dejado de brillar de su hermosura. Me quedé embelesado hasta que me percaté de que la profesora había empezado a explicar cuáles eran las normas y como sería ese nuevo curso. Hizo que todos se presentaran uno a uno, cosa que nunca me había gustado, pero en ese momento era como una bendición para mí, ya que así podría conocer el nombre de aquel ser que ni parecía ni real de tanto que brillaba. Realmente no escuché bien como todos se presentaban, no podía evitar pensar en él, en qué decirle, en su acercarme, en cómo mirarle.. hasta que habló él.
- Ho..hola, me llamo Alan. Me gusta la música.. y soy nuevo en este instituto - dijo sonrojándose y sin levantar demasiado la mirada de su pupitre.
Se llamaba Alan, y le gustaba la música, y es nuevo, y es precioso, y me encanta su voz, y esos ojos..- pensé. Mis pensamientos no paraban de saltar uno detrás de otro, sin dejarme escuchar que estaban diciéndome que era mi turno de hablar.
Tutora - Nicolás, es tu turno.
Nico - Ah, mm.. Hola, me llamo Nico y me gusta.. escuchar música - dije, sin saber como reaccionar después del ridículo que había hecho por haberme quedado pensando en ese.. ángel.
La tutora estuvo toda la hora explicando las normas del instituto y resolviendo las dudas sobre las asignaturas, los profesores, las faltas, el recreo y las optativas. Yo no pude parar de mirar hacia el sitio en el que se encontraba el chico con los ojos más bonitos que había visto en mi vida.. y de repente, ocurrió. Él también me miró, nuestras miradas se cruzaron, y él sonrió. Me sonrío, y le brillaron los ojos. Su sonrisa ers preciosa, no podía apartar la mirada, pero dejé de mirarle para no parecer un rarito. Y la clase transculló así, yo mirándole de vez en cuando y recordando esa sonrisa angelical que me había regalado.
Al final de la hora, todos se apresuraron a salir de clase junto a sus amigos, y entre todo ese bullicio, le vi a él. Sentado en su mesa recogiendo su estuche, que había sacado para apuntar algunas cosas que dijo la tutora. Esperé a que la mayoría de gente saliera de clase para acercarme a él. No sabía muy bien qué decir, pero sabía que no permitiría que nos fuéramos a nuestras casas y pasara todo el finde semana sin saber de él. Así que me acerqué y le pregunté..
Nico - Hola, soy Nico.
Alan - Hola! yo soy Alan.
Nico - Tengo que irme, pero antes.. ¿quieres mi número?
Alan - O..Oh, claro - dijo tímidamente mientras sacaba su teléfono de la mochila.
Nico - Toma, este es el mío - dije, escribiendo en su lista de contactos mi nombre y mi número de teléfono.
Alan - Bueno.. te hablo luego. Me tengo que ir, gracias! - y se fue, dejándome otra sonrisa, que nunca olvidaré, grabada en mi memoria.
Cuando llegué a mi casa, cogí a mi gato, puse una playlist de Blackbear en Spotify, y me tiré en mi cama mirando al techo y recordando su preciosa sonrisa, y el brillo de sus ojos al mirarme.
*Insertar canción de blackbear sobre amor XDD*
Mientras acariciaba a Manolo: un gato anaranjado, rechonchete, y monísimo; recibí una notificación, y no dudé ni un segundo en coger mi teléfono y abrir WhatsApp. ¡Era él! No pensé que me fuera a hablar, pero sí, estaba ahí: en línea, escribiéndome.
Alan - Hula!
Entonces, ahí fue cuando comenzó una conversación que hizo que se me pasara el día entero sin darme cuenta. Abrí la ventana de mi cuarto y ya era de noche, ¡Wow! Dicen que el tiempo pasa muy rápido cuando te lo pasas bien, pero ¿tanto?
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Tú
RomanceEmpieza un nuevo curso en su instituto, otro más, como todos los anteriores, o eso creía el protagonista de esta historia, hasta que conoció a un adolescente de su edad, que cambiaría su vida. Aunque no fueran perfectos, se amaban y nada más importa...