Ｌｉｔｈｉｕｍ │(Akihiko x Haruki) [Given] ˢᵒⁿᵍ ᶠⁱᶜ

I

“I'm so happy 'cause today I found my friends. They're in my head”

Haru, ¿qué haces allí arriba?

Es que..., todo se ve tan lindo desde aquí, ¿no lo crees, Aki?

Haruki, deja de jugar en el balcón.

No estoy jugando, sólo quería ver las estrellas.

“I'm so ugly, that's okay, 'cause so are you
We broke our mirrors”

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❲🎸❳

Encendió sus fanales olivaceos como luna llena, al tiempo que una presión asfixiante le dejaba casi en el limbo, a la vez que pequeñas gotas de sudor se deslizaban por sus sienes.

Nuevamente había tenido aquel extraño y loco sueño, todo el tiempo era lo mismo; veía a Haru cantando en el balcón, con sus mechones castaños siendo movidos suavemente al compás de la brisa vespertina, mientras que sus orbes de miel brillaban como los más hemroso luceros.

Sin embargo todo se tornaba oscuro, confuso y aterrador, al punto que ya no podía oír la voz de su novio; simplemente todo se apagaba hasta dejarle en las más agobiantes tinieblas; entonces allí despertaba, cuando creía que moriría y sus pulmones de alguna forma ardían suplicando por un respiro.

Y después de todo ese extraño calvario, dentro de su cabeza siempre resonaba aquella canción, recordaba que era la favorita de Haruki, sin embargo no sabía porque se había ido.

O por lo menos no lo recordaba con propiedad.

Con pocas ganas se levantó de la cama, deslizando su verde mirar por todos y cada uno de los rincones de aquella habitación, pasó una mano por sus hebras doradas soltando un gran bufido. Habían muchas cosas sobre el suelo, y entre todas esas cosas, aún habían pertenecías de aquel castaño.

Akihiko creía que su cabeza iba a explotar, podía oír un macabro zumbido en sus oídos, mientras que su corazón latía a un ritmo que no era ni medio normal. Siempre despertaba con un inquietante dolor de cabeza, sin embargo él tenía la solución para eso.

A ciegas rebuscó sobre la mesita de noche, tomó un pequeño frasco de pastillas que reposaba junto a una pequeña lámpara de lava, lo agitó un poco oyendo las píldoras chocar contra las paredes de aquel recipiente; ya quedaban pocas. Giró la tapa inclinando la boca del artefacto contra la palma de su mano, y suavemente una de esas pequeñas perlas cayó en un pequeño giro fugaz.