Capitulo 11.

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-Me robaste mi lugar...-Me dijo Marcelo sentado en una de las sillas de mi departamento.

Estoy frente a él, todas las paredes son negras, incluso el piso lo es.

Pareciera que estuviésemos flotando,pero no puedo concentrarme en eso, no con Marcelo frente mio.

-Esto no es real...

-Esto es más real de lo que pudiste imaginar nunca...-Dice encendiendo un cigarrillo.

-Pero..Pero vos estas...

-¿Muerto? No...Hay un lugar donde jamas vas a poder matarme...Ese lugar es acá. -Dice señalando su cabeza.

¿Me estaré volviendo loco?

-No...No estas loco. Estas asustado,tenes miedo, lo puedo sentir. ¿Por que aceptaste? -Pregunta expulsando el humo.

Arqueo un de mis cejas y lo miro fijo.

-No se...

-¿Es por el plan que te contó Estrella? ¿De verdad le crees?

-Es un buen plan. -Conteste sentadome frente a él.

-Puede que si....Puede que no...Eso lo vas a saber cuando ocurra ¿No te parece?

-Puede ser...Pero, ¿Qué haces acá?

-¿Yo? No se, decime vos.

-¿Yo? ¿Que tengo que decirte?

-Decime por que me llamaste...Esta claro que ademas de culpa, tu cerebro me busca por alguna razón,algo busca. ¿Pero que busca realmente?

Toda la escena se desvanece ya parecemos frente al cadáver de Marcelo.

Esta inmóvil, rodeado por la sangre y la pata de la mesa sigue ubicada en el mismo lugar.

-¿Fue una mala noche verdad? -Pregunta Marcelo frente a su cadáver, viéndose con curiosidad.

-La peor de toda mi vida. -Dije apartando la mirada del muerto.

-¡Apurate! -Dice Estrella corriendo hacia la puerta.

La miro, intento agarrarla de un brazo pero mi mano la traspasa.

Ella solo corre y no mira para atrás.

Como un ángel que busca sus alas en un mundo oscuro.

-Lucifer también era un ángel y sin embargo ya vez lo que sucedió...-Me dice Marcelo detrás mio.

Me doy vuelta para contestarlo y su cara me impacta como una bala por la espalda.

La cara de Marcelo se encuentra prendida fuego y con la piel derritiéndose, dejando a la vista el blanco de su cráneo.

-¡Los ángeles vuelan en el cielo, en la tierra solo desatan infierno! -Me grita agarrándome y acercando su rostro en llamas.

Abre su boca, más grande de lo común.

La abre tanto que mi cabeza comienza a entrar y hasta puedo sentir sus dientes al cerrar su mandíbula apretando mi cuello.

Todo se vuelve oscuro y una alarma comienza a sonar en el medio de un silencio pausado.

El sonido comienza a acrecentarse y siento como si mi cuerpo cayera desde el techo hacia la cama.

Abro los ojos.

Fue solo una pesadilla.

Abro los ojos de a poco y vislumbro los pequeños rayos de sol ingresando en mi habitación.

Tengo un gran dolor de cabeza, como si me estuviesen martillando en este preciso momento.

-Por fin despertás...-Dijo una voz conocida.

-¿Qué...Qué haces acá? -Pregunte confundido, sentadome en la cama con dificultad.

-¿Te vengo a despertar con el desayuno y así me tratas? -Pregunta ofendida Estrella arreglándose su pelo.

Tiene una camisa negra, ajustada al cuerpo, haciendo notar sus atributos.

Un jean celeste que parece pintado en sus piernas largas y por supuesto, su boca roja como una manzana prohibida.

-Perdón...Parece que dormí una eternidad...Espera, ¿Cómo entraste?

-Dormiste demasiado para ser un descanso común...Entre por la puerta, la dejaste sin llave. Prepare mate y compre facturas. ¿Vas a desayunar o voy a tener que hacerlo sola? -Dijo sonriendo.

No se si sigo soñando o ya desperté en el mundo real. Debe ser la segunda opción por que mi cabeza parece un campana de iglesia anunciando la misa.

-¿Y a que se debe esto? -Pregunte levantándome de la cama.

-A que nunca te agradecí por lo de el otro día...Es la primera vez que alguien se preocupa así por mi.

-¿Así como?

-Así...Sin esperar nada a cambio. En mi profesión eso no se ve seguido...No sabia como decirte gracias y esta fue la forma que encontré. ¿Esta mal?

-Esta bien, de todas formas no hacia falta esto.

-¿Querés que me vaya?

-No...no...Me gustaría que desayunemos. ¿Compraste medialunas?

-Saladas y dulces.

-Saladas para mi. Son mis favoritas.

Estrella sonrió y se sentó en la mesa donde estaba preparado el desayuno.

Me agradece por salvarle la vida, como si nunca hubiese pasado algo trágico en el medio.

Como si nadie hubiese muerto, como si Leiva no hubiese aparecido nunca y eso en parte me agrada, no quiero vivir todos mis días pensando en la muerte de un hombre.

Y no se puede pensar en la muerte de nadie, teniendo una diosa que te mira con ojos celestes mientras juega con su cabello rubio.

Fui al baño, me lave la cara y me quede un segundo mirándome al espejo.

" Los ángeles vuelan en el cielo, en la tierra solo desatan infierno"


Esa frase me queda haciendo eco, no se por que razón, pero si ella es el infierno, estoy preparado para conocer sus demonios.

El cuento del pibeWhere stories live. Discover now