The pain of the bars.

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Corrió de tal forma que parecía camuflarse entre la hierba alta, saltando entre las piedras que se cruzaban por delante y apartando a empujones a los ciudadanos que se entrometían en su camino, recibiendo de respuesta insultos y desprecio. No le importaba, prefería que le dijeran burradas antes que acabar siendo atrapado.

Miró de reojo por encima de su hombro, viendo aquél chico que corría detrás de él con un rostro de pocos amigos. Estaba a centimetros suyo, si no corría más rápido sería atrapado en cualquier momento. Maldijo internamente el momento en el que fue descubierto asesinando a esa pobre niña. Y es que no era simplemente una niña cualquiera, si no era la hija del policía que tenía detrás.

Celos.

Simples celos de que esa niña no tuviese su sangre.

¿ Quién lo diría ?

Llegó a la entrada del bosque, en el cual no dudó ni un segundo en escabullirse allí dentro. Tenía facilidad escondiéndose en los árboles y arbustos, tal vez podía escapar de esa forma.

A lo lejos visualizó una gran expansión de arbustos verdosos, en los cuales podría meterse para poder esconderse. Sonrió malicioso, era su oportunidad.

Eso creía.

Todo habría salido perfecto escondiéndose allí y dejando que el otro lo perdiese de vista, si no fuese porque el oficial cargaba a sus espaldas dos grandes pares de alas, con un plumaje marrón que brillaba bajo los pocos rayos de sol que podían atravesar las hojas de los árboles.

Lo único que recuerda de ese momento, es ver la sombra de esas alas por encima suya y un fuerte golpe sobre su espalda, terminando con su cabeza chocando contra el suelo y dejándolo inconsciente.

• • •

Despertó desorientado. Sus ojos rasgados se abrieron lentamente, sintiendo como su cabeza le daba fuertes pinchazos. Llevó su mano hacia sus cabellos platinos, encontrándose con una venda que cubría gran parte de la cabeza. ¿ Qué diablos había pasado y dónde estaba ?

El dolor fue pasando por todo su cuerpo hasta llegar a su mano, sintiendo los latidos de su corazón en esta misma. Dirigió su mirada ahí, también tenía una venda rodando toda la palma. Al parecer se había dado un buen golpe en el lugar en el que estuviese.

Suspiró, ese dolor no se pasaría tan fácilmente. Terminando por abrir sus ojos y acostumbrarse a la poca luz del recinto, miró a su alrededor. ¿ Qué era . . . ? Una cárcel. Soltó varios insultos por lo bajo, ahora recordaba todo. ¿ Así que había sido atrapado al final ?

Estaba en una cama, la cama de su celda. Movió sus piernas hasta dejarlas colgando del colchón viejo, sentándose con la espalda medio curvada. ¿ Habría algun sitio por el que podría escapar de allí ? A su vista, se veía bastante imposible.

Su atención se dirigió a unas voces que sonaron a lo lejos. Empezó a escuchar todos los sonidos del lugar, pero se oían a la lejanía. ¿ Acaso lo habían encarcelado lejos de todos los prisioneros ? Su condena no era para tanto, solo había matado a un niño. ¿ Nada del otro mundo, no ?

No se movió de su sitio, solo esperó a que esas voces llegasen a él. No tardaron mucho en quedar a pocos metros de su puerta, y ahí fue cuando reconoció de quienes se trataban. Se sintió por un momento emocionado al distinguir la voz del azabache de ojos violetas, pero su expresión de felicidad desapareció al ver como aparecía frente a él tras los barrotes, con un rostro serio y enojado.

#ㅤ𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐀𝐈𝐍 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐀𝐑𝐒 | willgan。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora